Pistolas de agua contra las gaviotas de Venecia

Los hoteleros de la ciudad italiana recurren a los más variopintos métodos para que los turistas ahuyenten a estas molestas aves.

Uno de los pequeños canales de Venecia
Uno de los pequeños canales de Venecia
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Los turistas que llegan estos días a Venecia reciben un peculiar regalo en algunos hoteles: una pistola de agua de color naranja. Ese juguete es el último recurso para ahuyentar a las gaviotas reales, que suelen intentar hacerse con los bocadillos y otros alimentos que comen los visitantes cuando se despistan. Un buen chorrazo de agua o incluso la simple visión de la pistola naranja, cuyo color al parecer les molesta, basta para alejar a estos molestos pájaros, que comenzaron a criar a principios de siglo en la Ciudad de los Canales y donde hay ya censadas más de 500 parejas.

Recurrir a las pistolas de agua no es la única manera con la que los hoteleros venecianos están tratando de alejar a las gaviotas. También se está probando con otros métodos, como contratar cetreros que hacen volar halcones, utilizar esencia de ajo (un olor que aborrecen estas aves), el uso de un láser especial que no molesta a las personas y un sistema de bolardos eclectrostáticos. De estas y de otras alternativas se debatió en un encuentro organizado por la Asociación de Hoteleros Venecianos la pasada semana para afrontar este problema. «Son muchas las soluciones propuestas, algunas extremadamente compatibles con nuestras necesidades de alejar a las gaviotas y a las palomas. Un aspecto fundamental es que deben garantizar el bienestar de los animales», explica Claudio Scarpa, director de los hoteleros venecianos. «Seguiremos dialogando con el ayuntamiento para encontrar la mejor respuesta».

Innovadores

No han querido esperar a que se llegue una solución común los responsables del hotel Gritti Palace, situado en el centro histórico. Harto de que los turistas se quejaran de que, en cuanto se descuidaban un momento, las aves se abalanzaban sobre la mesa en que estaban comiendo para arramblar con todos los alimentos que podían, el director del Gitti comenzó a regalar una pistola de agua a sus clientes. «En cuanto la ven los pájaros huyen. Hemos probado con diversos modos, como un búho falso que daba vueltas, pero las palomas incluso se le subían encima. El cetrero tiene un coste y no se le puede llamar todos los días», contó Paolo Lorenzoni, director del Gitti, a la agencia Ansa.

Un experto recomendó a este hotelero que eligiera objetos de color naranja por lo poco que les gusta a las gaviotas. «No hace falta ni usar las pistolas de agua. Basta con tener una sobre la mesa que ni se acercan», explicó Lorenzoni. Su hotel ha logrado así poner fin a los problemas que les causaban los pájaros y que tenía repercusiones económicas. «Muchas veces hemos tenido que no cobrarle a los clientes las bebidas porque acaban tiradas por el suelo o manchando su ropa, porque en cuanto se levantan un momento de la mesa las palomas y las gaviotas se abalanzan para comerse las patatas fritas o los restos de comida, rompiendo los vasos y otras cosas».

Francesco Boemo, técnico de la Asociación de Hoteleros Venecianos, confirma el gasto que estas aves suponen para muchos establecimientos, debido al continuo cambio y limpieza que hay que hacer de manteles, toldos y otros elementos del mobiliario. «Son animales que ensucian y no puede excluirse que algunos puedan transmitir la salmonela. Debemos encontrar formas para alejarlos que no sean crueles. La gaviota real es además un animal protegido, que no puede eliminarse como se hace con los ratones».

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