Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Cosas de la vida

¿Es el clítoris el botón de dios?

A mediados de los años cincuenta se señaló al clítoris como principal órgano responsable del placer sexual femenino, dejando a la vagina al margen. Esto necesitaba una explicación evolutiva: ¿Por qué tenemos orgasmos las mujeres si no son cruciales en la reproducción?

El orgasmo femenino tiene unas raíces evolutivas bastante antiguas
El orgasmo femenino tiene unas raíces evolutivas bastante antiguas

Si hay algo de lo que estamos seguros los biólogos es de la teoría de la evolución por selección natural. La cantidad de evidencias es abrumadora y ningún argumento ha conseguido refutarla. Pero hoy voy a haceros una confesión. En ocasiones, cuando disfruto de la intimidad que solo el hogar te puede dar, me asaltan las dudas. ¿Acaso no hemos sido las mujeres bendecidas con el único órgano dedicado exclusivamente al placer? Señores creacionistas, no busquen más. La prueba definitiva que demuestra la creación del ser humano está en la entrepierna de las mujeres. El clítoris parece un órgano colocado ahí con el único propósito de dar placer, pero no tiene ninguna función en la reproducción. ¿Podríamos decir que estamos ante el botón de dios? Tengo que reconocer que me gusta la idea, pero no.

Hay muchos animales que tienen orgasmos, aunque seguramente no los experimenten igual que nosotras. Por supuesto, se han documentado en otros primates como bonobos, chimpancés, gorilas o macacos, pero también en carnívoros, roedores, pájaros, reptiles e incluso en peces. Parece que esto del orgasmo femenino tiene unas raíces evolutivas bastante antiguas, lo que solo puede significar una cosa: si un rasgo se ha conservado tanto a lo largo de la evolución, ha tenido que tener una función importante.

Últimamente están sugiriendo explicaciones muy interesantes. Una de ellas llega desde la Universidad de Rennes, en Francia. Thierry Lodé propone en un artículo publicado en 2019 que el orgasmo podría tener su origen en el reflejo para liberar los gametos en los primeros animales con fecundación externa. "No tenemos ninguna razón para suponer que los órganos de intromisión son necesarios para el placer sexual".

Explica que, en la mayoría de vertebrados con fecundación externa, se producen unas contracciones que aceleran la liberación de los gametos, mejorando la velocidad de los espermatozoides y expulsando los óvulos al agua. Si esta hipótesis es correcta, los primeros orgasmos se produjeron hace más de 500 millones de años, cuando los vertebrados aún no habíamos colonizado el medio terrestre.

Esta idea va en línea con la que propusieron en 2016 Mihaela Pavličev y Günter Wagner desde el otro lado del charco. Según ellos, el orgasmo femenino tenía la función de inducir la ovulación en los primeros mamíferos.

Los seres humanos tenemos una ovulación espontánea, aunque hay factores externos que pueden influirnos, lo normal es que ovulemos cada 28 días más o menos, independientemente del ambiente o de la actividad sexual que tengamos. Pero no todos los mamíferos funcionan igual. Por ejemplo, en los conejos, los gatos y los mapaches, la estimulación del macho durante la cópula es la que provoca que las hembras ovulen.

Hay evidencias que indican que este tipo de ovulación inducida es más antigua, en términos evolutivos, que la espontánea. Además, esta hipótesis también está basada en datos fisiológicos. Resulta que las hormonas que segregamos las mujeres durante el orgasmo son muy similares a las que causan la ovulación en las especies con ovulación inducida.

Así que en los primeros mamíferos el orgasmo femenino sí tenía un papel claro en la reproducción. Más tarde, con el desarrollo de la ovulación espontánea, pasó a ser un vestigio o a tener otra función menos relevante.

Si esto es así, es probable que haya alguna diferencia a nivel anatómico. En concreto, el clítoris, como principal órgano encargado del orgasmo, debería estar muy próximo a la vagina (prácticamente dentro) en los mamíferos con ovulación inducida. En cambio, no tendría por qué estarlo en aquellas especies que no dependan del orgasmo para ovular. Cuando estos científicos quisieron comprobarlo, se encontraron con un problema: "Hemos notado que las descripciones anatómicas de los genitales femeninos de los vertebrados son sorprendentemente escasas". Aunque se necesitaría estudiar a muchas más especies para sacar una conclusión clara, los pocos datos que se tienen corroboran esta hipótesis.

Diversas

El hecho de que el orgasmo de las mujeres ya no juegue un papel crucial en nuestro éxito reproductivo explica por qué somos tan diversas en lo que a placer sexual se refiere. La presión selectiva no dicta cómo debemos tener orgasmos, así que cualquier forma es válida para la evolución. No hay más que escuchar la conversación de un grupo de amigas compartiendo experiencias, a cada cual más diferente. Hay mujeres que llegan al éxtasis en cuestión de segundos, otras de minutos y otras no llegan siquiera. La mayoría necesitamos estimular el clítoris durante la penetración, pero no todas. Las hay más y menos multiorgásmicas. Pero eso sí, ¡todas somos libres! La evolución solita nos ha liberado el placer sexual de la reproducción ¿Te imaginas que ovulásemos cada vez que tenemos un orgasmo? Algunas habrían agotado las reservas el primer año de pubertad. En esto la evolución se ha portado bien, supongo que contrarresta un poco el hecho de que sangremos todos los meses. Así es ella, unas veces te da cal y otras arena.

Laura Camón Primatóloga

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