De la suegra al cuñado: trucos para sobrellevar las relaciones familiares en la mesa en Navidad

Durante las celebraciones familiares suelen aflorar algunos conflictos de tiempos pasados o relacionados con la actualidad.

Mesa de Navidad.
Mesa preparada para una celebración navideña.
Pixabay

Estos días comienzan las celebraciones familiares con unos canapés. Después es el turno del cardo con almendras, seguido del ternasco o cochinillo. Y en la parte de los dulces, la piña y los turrones. Ese puede ser el menú en muchas casas aragonesas, todo ello regado con los mejores caldos de la tierra. Sin embargo, a veces estos platos, por muy exquisitos que sean, se pueden indigestar con la típica discusión familiar en la mesa. El tópico es que en estos conflictos estén implicados los cuñados, la suegra o los hermanos, pero cada casa es un mundo.

Para evitar que las diferencias desemboquen en problemas, se pueden tener en cuenta una serie de cuestiones, incluso antes de salir de casa. "Nos tenemos que tomar un momento para pensar cómo vamos a actuar. No solo tenemos que pensar en la importancia que tiene para uno mismo, sino también que se hace por el allegado", analiza Sara Carnicer Hermosilla, psicóloga y mediadora zaragozana. "Son días puntuales", añade esta profesional.

La cena ha comenzado. Protocolo al margen, el lugar donde sentarse es importante en el desarrollo de la velada. "Hay que buscar posiciones de alianza con otras personas con las que haya buena conexión, buena sinergia para que las conversaciones generen un ambiente más distendido", apunta Carnicer, también coordinadora del grupo de mediación del Colegio Profesional de Psicología de Aragón (Coppa).

Una excusa para sentarse en el lugar clave puede ser el reencuentro con otra persona a la que hace mucho tiempo que no se ve y que en un principio permita mantener una conversación que dilate la tensión y la incomodidad. Además, es un buen plan buscar a una tercera persona que sea "más neutral -apunta Sara Carnicer- que ayude a distender el ambiente".

La psicóloga Sara Carnicer, coordinadora del grupo de mediación del Colegio Profesional de Psicología de Aragón.
La psicóloga Sara Carnicer, coordinadora del grupo de mediación del Colegio Profesional de Psicología de Aragón.
S.C.

Rencillas del pasado pueden ser la chispa que haga explotar todo. También temas que tradicionalmente han sido, son y serán tabú, como la política o la religión. "Y la pandemia a día de hoy. Si se vacuna o no, si las restricciones nos parecen bien o mal…", avisa la mediadora.

En estas citas, además de comida, suele haber alcohol de por medio, y su efecto de desinhibición repercute en que se miden menos las palabras. "De la comunicación, el 55% es la no verbal y el 38% el tono. Por lo que si a esto se le añade el alcohol, la comunicación probablemente se va a deteriorar y desembocar en tomarnos las cosas de peor manera y se salte con más facilidad".

La solución para evitar problemas puede ser buscar conversaciones de temas alternativos, de intereses comunes y más distendidas, que no se centren en los posicionamientos de las partes. Otra encender la televisión o escuchar música. "Eso o cualquier elemento que nos pueda gustar a nivel general puede ser un momento que nos ayude a distraernos, a centrar la atención y evitar los temas conflictivos", agrega Carnicer. Normalmente suelen repetirse con la familia política: "Al no sentirse parte o aceptado por la familia política es uno de los principales inductores para que surjan estas redecillas".

El humor puede convertirse en un "arma". "Ayuda a tomarnos la situación con más calma y tranquilidad. Hace que nos centremos no solo en lo ocurrido sino también en el momento presente de disfrute", sostiene la psicóloga. Por último, otro recurso puede ser una actividad conjunta.

Si esto anterior no es suficiente y la situación se complica lo más adecuado es buscar un tiempo fuera de la estancia. "Se puede ir al baño, a la cocina, a coger algo... es decir, buscar un tiempo fuera para intentar que esa emoción, enfado o rabia se enfríe. Para que cuando se vuelva a la sala se esté más relajado", aconseja Sara Carnicer. Así se decide si se prefiere continuar con la discusión o mantener la calma y no entrar en ese juego.

En cualquier caso, "no ofende quien quiere, sino quien puede”, considera esta psicóloga y mediadora. "Al final, en las palabras hay una diferencia entre lo que se dice y la persona que se es. Entonces, un ataque que se toma como algo personal, ayudará a que el conflicto crezca", concluye.  

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