educación

La Semana de la Diferencia hace sonreír un año más al CEIP César Augusto

El colegio público de La Romareda lleva seis años celebrando la sensibilización de sus alumnos ante situaciones ajenas, con unas jornadas llenas de actividades lúdicas y formativas 

UN bailarín de Circle of Trust actúa frente a los alumnos del CEIP César Augusto durante la VI Semana de la Diferencia.
UN bailarín de Circle of Trust actúa en el CEIP César Augusto durante la VI Semana de la Diferencia.
Francisco Jiménez

Marian Giménez, profesora y coordinadora del plan de Convivencia e Igualdad del CEIP César Augusto de Zaragoza, lleva en el centro el aula ‘Nubes de Colores’, sede de recursos materiales y personales de atención a la diversidad. Esta semana ha coordinado con sus compañeros docentes la VI Semana de la Diferencia, una actividad que ha llegado para quedarse en el calendario interno del colegio, y que todos sus alumnos esperan con ganas.

“Cuando llegué al cole hace siete años -apunta Marian- me informé de actividades que hacían en otros centros con aula TEA (Trastornos del Espectro Autista). Vi que muchos aprovechaban la semana cultural para poner el foco en unas u otras diferencias, no solo en el espectro autista, así que iniciamos formalmente la Semana de la Diferencia, que ha llegado a su sexta edición. Empezamos dedicándola al autismo, y tras el primer año decidimos ampliar el concepto a todo tipo de diferencias, más allá de las discapacidades. Queríamos abrir el abanico: diferencias de género, tipo de familia, orientación sexual… primero planteamos una obra de teatro por clase, pero el asunto ha ido creciendo y ahora es una pequeña locura”.

Las actividades comenzaron el pasado lunes 22 y concluyeron este viernes 26, con un sonado éxito; el eco es grande en el centro ubicado en La Romareda, que escolariza a medio millar de alumnos. “Son cinco días de actividades para las 21 aulas que hay en el colegio. Todos los horarios se olvidan; esa semana, nada de asignaturas. Contamos con actividades de asociaciones externas que nos apoyan, y tenemos iniciativas puntuales por mandato de las propias fechas; el jueves 25, por ejemplo, fue el día contra la violencia machista y se trabajó en este terreno, adaptando cada actividad a los diferentes niveles".

Entre los apoyos de procedencia externa que se han sumado este año a la Semana destaca la propuesta de la Asociación de Sordos de Zaragoza (ASZA). "Vinieron a contarnos un cuento en lenguaje de signos, algo que gustó mucho a los alumnos. Otra muy bonita la han desarrollado los chicos de la Asociación Utrillo, que ha venido haciendo varios años los Desconciertos de la sala López; suele acudir aquí un trabajador suyo que explica a los críos lo que hacen. Además, les canta una canción, les organiza juegos… el día en que viene Utrillo lleva el peso de la actividad aquí. De hecho, vamos a devolverles la cortesía visitándoles la próxima semana, o el mes que viene si no hay hueco ahora, para conocer sus instalaciones", explica Marian.

Marian Giménez, coordinadora de la Semana de la Diferencia, en el patio del CEIP César Augusto.
Marian Giménez, coordinadora de la Semana de la Diferencia, en el patio del CEIP César Augusto.
Francisco Jiménez

La docente se mueve como pez en el agua dentro del mundo de la cultura zaragozana; de hecho, ha ejercido de DJ en varios locales de la ciudad. Ese bagaje le sirve para tirar un poco de amigos a la hora de buscar referentes artísticos para la Semana de la Diferencia. “Llamé a Gustavo Giménez, que ya había trabajado con la Asociación Andar de Nones de salud mental, y nos brindó un gran taller de música experimental con 'loops' vocales. Estuvo con los alumnos de sexto. Fran Martínez, del Teatro Bicho, hizo un taller de improvisación a uno de los cursos; como trabaja con la Asociación Visiones, de Rey Ardid, vinieron a presentar las obra de teatro que están preparando: ‘Bichones, otra mirada al teatro’.

El jueves, la acción cambió de código para centrarse en el baile, con la propuesta de 'breakdance' de Circle of Trust; el colectivo zaragozano es habitual en el festival Trayectos, que rescata con maestría esta cultura del baile callejero que aterrizó en España a principios de los 80. "Conozco a Juanma, que está en el grupo, y me habló de su trabajo con los niños de educación especial del Rincon de Goya. La actuación fue sensacional; la idea es que los niños vean que pese a la dificultad personal que tengan, pueden hacer todo tipo de actividades”.

La importancia de la terminología

Marian mide mucho los calificativos a la hora de hablar de su entorno, y valora ese mismo esfuerzo. “Quizá chocará al principio a mucha gente, o parecerá innecesaria tanta precaución, pero no es un asunto menor. En vez de sordo se puede decir alumno con déficit auditivo, y en vez de autista, TEA o niño con autismo. Aquí lo tienen claro desde los tres años, todos los alumnos saben lo que es el autismo y que deben tratar a sus compañeros TEA con cariño y naturalidad. Al final es una cuestión de verbo que va más allá de la semántica; se califica una condición que tienen, no se trata de algo que son. Es más, en vez de discapacidad, que sí lo decimos en ciertos contextos, intentamos utilizar en el día a día el concepto de capacidades diversas o diversidad funcional”.

Marian hace talleres de sensibilización en este sentido. “Explico que hablar de discapacidad es negar la capacidad, y eso no puede ser, porque nunca es cierto. Los alumnos ven que tienen compañeros con autismo que no hablan, pero que no fallan una canasta en el basket. De hecho, hablamos muchas veces de los superpoderes del autismo: hay un vídeo que circula por internet y desarrolla el concepto. Ahí desmenuzamos las dificultades por las que pasan algunos alumnos y las cosas en lo que son buenos, y extrapolamos ese mismo esquema a los compañeros con autismo. Tenemos una pequeñita que no sabía hablar, y de repente aprendió a leer sola con cuatro años. En el aula de TEA son ocho alumnos, aunque algunos entran sin dictamen; a esos les llamo mis adoptados. En casi todas las aulas hay algún niño con diversidad funcional, ya sea intelectual o de comportamiento”.

El CEIP César Augusto es grande, y también es grande su resultado en lo tocante a los logros en el campo de la sensiblización. “Me gustaría recalcar que la inclusión es beneficiosa para todos nuestros alumnos, los chavales salen de aquí sensibilizados. Te pongo un ejemplo; se hizo una salida de tres días a Daroca con los de quinto de primaria, y vino Pedro, un niño TEA que nunca se había separado de sus padres. El segundo día, cuando fui a buscarlo al dormitorio para echarle una mano, sus compañeras me dijeron que ya estaba desayunando con el grupo. Le habían ayudado a vestirse sus propios amigos de clase. Además, en el fin de semana de la excursión sus padres se fueron a cenar solicos en Zaragoza por primera vez en 12 años, los mandé al Vinagre y Sal de mi parte -ríe- y fue bonito ver su doble alegría por esa salida y por saber que su hijo estaba disfrutando. Por otro lado, me gusta el clima de respeto que se genera en las actividades; con la obra de teatro de los ‘Bichones’ no se oía ni mú, estaban muy atentos”.

Taller de jardinería El Pinar en el Ccolegio César Augusto.
Taller de jardinería El Pinar en el Ccolegio César Augusto.
Francisco Jiménez

Marian está orgullosa de la iniciativa del colegio, sustentada en el esfuerzo del personal docente y en las alumnas de prácticas actuales o pasadas, procedentes de la Facultad de Educación de la Universidad de Zaragoza y del Grado de Integración Social y Mediación Comunicativa del IES María Moliner. “Tratamos de sumar fuerzas con otras iniciativas. Tenemos niños con educación combinada que están unos días con nosotros y otros en la Purísima y el Rincón de Goya. Nos carteamos con otras aulas TEAS, y los profes hablamos. También contamos con un servicio de equinoterapia con Aldeas Infantiles; atienden a los niños de mi aula y luego los visitamos con uno de los cursos cada año para que los demás niños vean lo que hacemos con sus compañeros TEA. Además, organizamos un mercadillo para recaudar fondos para Aldeas como muestra de gratitud al servicio que nos brindan, por el que no nos cobran; este año no ha podido ser lo del mercadllo por el covid, pero volverá al programa de la Semana. Se consiguen cosas increíbles con la equinoterapia, hay niños que quizá no hablan más de una palabra en el día a día y con los caballos sueltan oraciones completas”.

El trabajo con los padres de niños TEA también es peliagudo. “Pasan por muchas fases, y las situaciones delicadas suelen ser de dos tipos: cuando se rechaza la realidad de sus hijos o cuando se quieren probar todas las terapias existentes, sin recordar que los niños tienen que jugar sin más, sin metas ulteriores. Es duro para ellos, claro; los acogemos con el orientador desde el principio y tratamos de apoyarles en todo. Estoy en conexión vía Whatsapp con la mayoría de familias, porque muchos de los niños no tienen lenguaje, y sus padres me van dando el parte diario. Yo hago lo mismo con lo que pasa en clase, nos mandamos fotos… es un asunto de mucha coordinación y colaboración, para ir en la misma línea aquí y en casa”.

El centro tiene otros programas de espíritu inclusivo además de la Semana de la Diferencia: el programa de Alumnado Voluntario, los Recreos Augusto Proyecto de Patios Inclusivos e Igualitarios, los programas de Radio Augusto y el Aula Aura, nuevo proyecto que albergará actividades diseñadas para alumnos y alumnas con capacidades diversas de aprendizaje, pensamiento divergente o que destacan por su creatividad y talentos específicos.

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