Un documental de la BBC que revela el espionaje a Enrique y sus novias enfada a Buckingham

Destapa el acoso mediático que sufrió el príncipe de joven. "Era la nueva Diana", dice un detective que filtraba información tras seguirle.

El príncipe Enrique es piloto de helicópteros de combate en Afganistán.
El príncipe Enrique es piloto de helicópteros de combate en Afganistán.
REUTERS/JOHN STILLWELL/POOL

«Enrique se convirtió en la nueva Diana, así me lo explicaron un par de redactores jefes». La confesión es de Gavin Burrows, detective privado que cobraba un mínimo de 170 euros por cada gota de información sobre los hijos de Carlos y Diana, sus novias y amistades que proporcionaba a los tabloides británicos. La soltó en un segmento del documental de la BBC 'Los príncipes y la prensa', que ha enfurecido a las tres casas reales -la de Isabel II y las de sus dos herederos directos- desde la emisión esta semana del primero de sus dos capítulos realizados.

Burrows dio la espalda al turbio negocio de las primicias a raíz del escándalo de las escuchas ilegales, que causó el cierre en 2011 de 'News of the World' ( 'NoW'), en su día el más popular dominical del Reino Unido. Ahora testifica en contra de sus antiguos patronos -News Group Newspapers (NGN), de Rupert Murdoch, y los editores del 'Daily Mirror', entre otros- en sucesivas demandas judiciales de famosos que estuvieron en su mira. La mayoría de las celebridades espiadas ha zanjado su disputa en acuerdos monetarios extrajudiciales, a un coste estimado por encima de los 500 millones de libras para ambos grupos mediáticos.

Enrique también interpuso una querella y, de momento, se resiste a firmar la paz con la prensa sensacionalista. En 2019, demandó al grupo de Murdoch -incluidos sus dos tabloides 'NoW' y 'The Sun'- y al 'Daily Mirror' por uso indebido de información privada. Se trata de las jugosas «exclusivas» que los redactores obtenían de Burrows y otros detectives sobre los movimientos, ligues, juergas y riñas de los dos príncipes. Las causas siguen su lento curso procesal y, salvo un arreglo imprevisto y una indemnización millonaria, podrían culminar en sendos juicios públicos. Sería un tremendo mal trago para la firma Windsor que el duque de Sussex se prestara a testificar ante los jueces del Palacio Real de Justicia, que se levanta en la muga entre los distritos de Westminster y la City de Londres.

«Básicamente formé parte de un grupo de gente que le robó una adolescencia normal», admitió Burrows acerca de su ahora colega en la batalla contra los tabloides. El detective se disculpó públicamente del acoso al que sometió al hijo pequeño de la desaparecida Lady Di, que por temporadas fue más popular para los medios que su hermano Guillermo. La vigilancia se intensificó intrusivamente a partir de la llegada de la sudafricana Chelsy Davy a la esfera vital de Enrique, en 2004. «Hubo mucho 'hackeo' de buzones de voz, mucho seguimiento de sus teléfonos, de sus comunicaciones. Chelsy solía presumir ante sus amistades cada vez quedaba con él», confesó sonriente a la BBC.

La segunda parte de 'Los príncipes y la prensa', prevista para este lunes 29, cubre los cuatro años, entre 2018 y 2021, de turbulencia e intrigas palaciegas, incluida la ruptura y mudanza a California de los Sussex. Aborda también las batallas legales de la pareja. Meghan Markle puede verse obligada a defenderse ante la corte en el recurso de apelación del pleito de privacidad en torno a la carta que escribió a su padre y acabó en las páginas del Mail on Sunday. El duque, mientras tanto, prepara su caso contra los tabloides y colabora en proyectos en protesta y denuncia de las 'fake news' en los medios digitales. «Continuaré ayudando a Enrique y Meghan en su lucha contra la prensa criminal», tuiteó recientemente el detective Burrows.

Las disputas legales forman un elemento esencial de la tesis del documental sobre la «nueva generación» de la familia real que acapara la atención de los medios en los últimos diez años. El presentador del programa, el supuestamente republicano Amol Rajan, habla de un «pacto» implícito por el que los Windsor reciben «buena prensa» a cambio de posar de tanto en cuanto para los fotógrafos. La brecha que se abrió entre los dos hermanos a partir de la entrada en escena de Markle se extendería también a relación con los medios. Guillermo ha aprendido a lidiar con el pacto. Su hermano quiere cambiar las reglas del juego.

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