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Detectan presencia "bastante frecuente" de microplásticos en pingüinos de la Antártida

Una investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales revela que la 'basuraleza' llega a los sitios más insospechados de la Tierra.

Unos simpáticos pingüinos en la Antártida.
Pingüinos en la Antártida, en una imagen de archivo.
CAMPAÑA ANTÁRTICA

Una investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) a partir del análisis de heces en tres especies de pingüinos de la Antártida ha descubierto la presencia "bastante frecuente" de microplásticos en la península antártica. Esto "demuestra que la 'basuraleza' llega a los sitios más insospechados de la Tierra", ha asegurado a Efe el investigador del MNCN-CSIC y responsable del estudio, Andrés Barbosa, a raíz de los análisis practicados en la Universidad de Coimbra (Portugal) sobre muestras de los tres grupos de pingüinos -De Adelia, barbijo y papúa- tomadas en sucesivas expediciones desde 2006 en un rango geográfico cercano a los 500 kilómetros en esta zona de la Antártida.

Este examen reveló la presencia de microplásticos (plásticos de un tamaño inferior a 5 milímetros), en su mayoría polietileno y poliéster, así como fibras de celulosa en alrededor del 30% de las muestras. La presencia de estos restos en un lugar tan remoto del planeta puede justificarse, según Barbosa, en dos posibles orígenes, el primero de los cuales es la propia basura generada por las bases antárticas, aunque lo considera "poco probable" debido al "exquisito tratamiento" que reciben, con "una separación bastante estricta" que incluye la incineración de partes de los residuos y el traslado de otra parte para su tratamiento y reciclado fuera de la Antártida. Además, "apenas existen diferencias" en el porcentaje de heces con microplásticos en esta región, cuando "la mayoría de las bases se concentran al norte" de la misma.

El otro posible origen es que hayan llegado desde otros lugares del planeta "arrastrados por corrientes marinas o directamente a través de la propia cadena trófica". Esta hipótesis es más probable también para Miguel Muñoz, coordinador del Proyecto Libera por SEO/Birdlife, quien ha explicado que, según sus datos, el 80% de la basura que acaba en el mar procede de zonas urbanas de interior.

Los plásticos son, además, "materiales con poca densidad, por lo que son fácilmente transportables" por los ríos o los fenómenos meteorológicos. Muñoz resume así la situación: "Podríamos pensar que el mar empieza en el WC de cada uno", aunque "la construcción, la agricultura o la pesca son sectores con mucha incidencia en las basuras marinas".

13 millones de toneladas al año

De acuerdo con sus estimaciones, "la masa total de plásticos que anualmente acaban abandonados en océanos y mares es de 13 millones de toneladas" mientras que "entre 5 y 50 billones sería la cantidad de microplásticos que posiblemente se encuentren en dichos ecosistemas".

Además, la superficie específica de los microplásticos genera que sirvan como transporte "muy eficaz" para todo tipo de microorganismos y, con ellos, de infecciones o enfermedades. De hecho, "los últimos análisis hablan de 120 taxones diferentes adheridos a estos plásticos que son potenciales patógenos".

Según Barbosa, su investigación "apunta en la misma dirección" y añade que "buena parte de los microplásticos debe venir procedente del krill", que sirve de alimento a varias especies antárticas.

La ingesta directa afecta de forma "muy perjudicial" a los animales filtradores, como los cetáceos, que son incapaces de diferenciar el plancton de los microplásticos y, al ingerir estos, "acaban teniendo una falsa sensación de saciedad" pero al no metabolizarlos pueden acabar muriendo por inanición.

En el caso de los pingüinos, no hay evidencias directas de este posible efecto pero sí se conoce el de otros contaminantes orgánicos persistentes que forman parte del polietileno u otros tipos de compuestos y que afectan a su sistema endocrino.

Los investigadores del CSIC también han observado una presencia de daño genotóxico en los pingüinos, demostrado a través de malformaciones en los eritrocitos, aunque tampoco está confirmado si está relacionada directamente con estos compuestos.

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