"Mark Zuckerberg es un dios con miles de empleados en todo el mundo "

Humberto Bustince, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad pública de Navarra, avisa de que "los datos que estas plataformas quieren conocer ya no son nuestros datos personales sino nuestra forma de vida, cuidado cada vez que subimos información o fotografías".

El logo de Facebook en un dispositivo.
El logo de Facebook en un dispositivo.
Regis Duvignau/Reuters

Como si fuera una persona, que una máquina tenga moral dependerá de la simulación que realice quien la construya y las reglas que se impongan para que funcione, y dado que las grandes plataformas de internet "no son democracias sino empresas, ahí es donde está el peligro" que supone un gran reto para la inteligencia artificial, según el profesor Humberto Bustince.

Bustince, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad pública de Navarra, explica que de los cinco Estados más poblados del mundo "tres son virtuales y son empresas muy potentes en la que ninguno de nosotros elegimos a sus directivos", explica en referencia a Facebook, Twitter y Google.

"No son una democracia donde hay elecciones, se guían por parámetros de empresa, no de Estado, y realmente los datos que estas plataformas quieren conocer ya no son nuestros datos personales sino nuestra forma de vida, cuidado cada vez que subimos información o fotografías", avisa el profesor.

En este contexto, indica que "los presidentes de esas empresas pueden generar sistemas que simulen una moralidad pero que no sea la correcta, por eso exijo desde aquí no solo que se controlen los datos que se manipulan, sino qué tipo de algoritmos se van a ejecutar en esas máquinas inteligentes".

El "control absoluto" de nuestra forma de vida por parte de "entidades no muy claras" es la peor parte de esta evolución, añade.

El profesor Bustince participa en el XIV Congreso Internacional de Ontología, organizado por la Universidad del País Vasco, la Universitat Autònoma de Barcelona y el Museo Chillida Leku, en colaboración con la Fundación Paideia.

La próxima semana abordará en La Coruña la capacidad de los algoritmos electrónicos a la hora de exceder la capacidad del cerebro humano tanto para realizar juicios éticos como para simbolizar o constatar la ausencia de los mismos.

"El que una máquina tenga moral va a ser simulado por quien la construya", incide el profesor, que apuesta por que los algoritmos, por ejemplo en la selección de personal, pasen por una comisión ética antes de su utilización.

En este contexto, Mark Zuckerberg, creador de Facebook, es como un dios, con el "peligro añadido" de que tiene miles de empleados en todo el mundo y "es uno de los grandes entes que nos dirigen a todos los niveles", dice.

Los datos no son solo el DNI

"Cuando uno se quiere bajar una aplicación ya está tan metido en el problema que acepta todo lo que le echen", ejemplifica. Pero los datos no son solo el nombre o el DNI, sino cómo uno se relaciona con la gente, con quién interactúa, "todo eso puede generar un ser similar a mí en el sentido de mi comportamiento ético o moral".

Controlar esta situación es prioritario, zanja. La Unión Europea "está francamente preocupada con el tema" y "es la que intenta poner cordura a todo esto", quiere "ser pionera en la normalización y regularización de los datos para utilizar sistemas inteligentes".

Situaciones como la ocurrida esta semana con la caída de Whatsapp, que el profesor Bustince considera "extraña" en cuanto a si ha sido un proceso técnico o "una forma de establecer cierto control de ciertas cosas", es una "demostración real de quién dependemos y en qué situación está la humanidad a día de hoy".

"Si hay tantos millones de personas que no saben continuar una tarde o una noche, que su vida está truncada por su conexión a una serie de redes, tenemos un serio problema", sostiene.

Por ello retoma su argumento de que "es necesario saber de quién dependemos, al final realmente ya no dependemos del Estado español, ni de Europa, de quién dependemos realmente es de compañías que en un momento determinado pueden utilizar toda nuestra información para manipular o generar en uno necesidades que ellos creen que son importantes para ellos y modelizar los comportamiento de vida".

Bustince dice que "esto no ha hecho más que empezar" pero destaca también ámbitos positivos de la inteligencia artificial como la medicina de precisión, que será capaz de predecir diagnósticos de cáncer o generar órganos sintéticos.

También señala a otros, como la educación, que deben ponerse las pilas e introducir la tecnología en secundaria como asignatura obligatoria, al igual que el inglés.

Para el profesor, iniciativas como la futura Ciudad de las TIC de A Coruña "nos van a permitir estar en el mundo y ser competitivos".

"El único paso que hay que dar es hacia delante", concluye.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión