Entrevista

Juan Luis López Aranguren: “Unos Juegos son el máximo exponente de la diplomacia cultural”

Enseña Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza y es investigador en el grupo Japón (Pamplona, 1982).

López Aranguren, en el parque Yamaguchi de Pamplona
López Aranguren, en el parque Yamaguchi de Pamplona
Iñaki Martínez

¿Ha seguido las Olimpiadas, que acaban de concluir?

Un poco, tampoco demasiado. He estado liado con artículos y capítulos de libros. En verano, los profesores tenemos más tiempo para dedicarnos a la investigación y aprovechamos para avanzar en aquello que la rutina de las clases no deja. Además, el deporte no me gusta tanto verlo como practicarlo. De fútbol no conozco más que lo mínimo –de lo de Messi me he enterado–, pero he practicado taekwondo, jiu jitsu, hapkido..., hasta kendo cuando estuve un año de ‘posdoc’ en Osaka.

Un experto en diplomacia, ¿en qué se fija en unos Juegos?

Unos Juegos Olímpicos son el máximo exponente de la diplomacia cultural. Desde su origen, en el año 776 a. C., eran una herramienta diplomática tan fuerte que obligaba a una tregua sagrada a las ciudades-Estado que competían. Hoy no honramos a los dioses, pero me gusta analizar cómo son usados por las naciones para maximizar las relaciones internacionales. Por ejemplo, Japón ya tuvo otros en 1964 y, en plena Guerra Fría, quiso mostrar al mundo que, superados los horrores de la guerra, había sido capaz de hacer realidad el milagro económico japonés y estaba creciendo muchísimo. El tren bala se hizo para esos Juegos. Y el elegido para llevar la antorcha fue el atleta Sakai Yoshinori, nacido en Hiroshima el mismo día en que cayó la bomba atómica, en un ejemplo de diplomacia pública.

El anfitrión se la juega. ¿Cómo ha visto a Japón esta vez?

Ahora está intentando reinventarse y ha querido mostrar cómo va a ser el Japón del siglo XXI, recuperado tras la catástrofe de la planta nuclear de Fukushima. Querían que fueran unos Juegos que no solo se vislumbraran en el momento, sino que quedaran como legado a las futuras generaciones. Era la ocasión de poner en escena el nuevo rol de Japón, llamado a ser más asertivo, ahora que su principal protector, Estados Unidos, está en declive. Es una pena porque lo tenían preparadísimo y la pandemia ha dejado todo un poco en agua de borrajas, a medio gas, rodeado de miedo y escepticismo.

La covid ha trastocado todo.

Antes, las encuestas reflejaban que la población estaba a favor de unos Juegos que se veían como la oportunidad para revitalizar el país y atraer turismo e inversiones. Pero se han celebrado con un 40% pidiendo la cancelación y otro 40%, un nuevo retraso. La pandemia ha hecho también que hayan sido unos Juegos muy oficialistas, sin aficionados, que suponen una amalgama de puntos de vista, y de tensiones también en ocasiones. Esta vez solo estaban los deportistas, los equipos técnicos y los periodistas. Parecía una cumbre política donde nada se sale del guión. Cada uno iba a lo suyo: conseguir medallas o informar. No ha habido salseo. También se ha visto esa tensa calma internacional debida a la pandemia, a la incertidumbre sobre el futuro.

¿Qué entretelas de las relaciones internacionales han quedado al descubierto?

Al sentirse menos protegido por EE. UU. y tener cerca la competencia de China y a Corea del Norte armada, Japón intenta ir con pies de plomo. Técnicamente no tiene ejército ni puede entrar en guerra.

¿Por eso ejerce un poder blando para ganarse al mundo?

No puede adoptar políticas agresivas y el ‘soft power’ y la comunicación son su única manera de defenderse. Es su superpoder: no meterse en líos internacionales, llevarse bien con todo el mundo y rentabilizarlo todo: el arte, el manga, el anime o la tecnología, en la que es referente mundial.

Y Aragón ¿tiene ‘soft power’?

Cualquier Estado, cultura o colectivo tiene un pasado y unos activos culturales, aunque no se dé cuenta. Yo investigo cómo proyectar la diplomacia cultural para atraer visitantes japoneses y exportar productos aragoneses. Allí las estructuras son de madera y cualquier iglesia de piedra con siglos de antigüedad les impresiona.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión