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Jon Marcaide: "La llegada a la Luna no me emocionó y a Marte, tampoco"

El asesor de la NASA publica 'Últimas noticias del universo', una forma de acercar al gran público los descubrimientos en el espacio. "La universidad necesita un repaso, allí el alumno tiene que aprender a razonar", dice el catedrático de Astronomía y Astrofísica.

Jon Marcaide, en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza, donde se licenció.
Jon Marcaide, en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza, donde se licenció.
Aránzazu Navarro

Exoplanetas, ondas gravitatorias, cuásares. Son algunos términos que asustan si no se tiene relación alguna con todo aquello que ocurre más allá de la atmósfera. Sin embargo, Jon Marcaide (Elgueta, Guipúzcoa, 1950) trata de acercar las estrellas a la Tierra con un lenguaje comprensible para todos los públicos. Catedrático de Astronomía y Astrofísica en la Universidad de Valencia y asesor de la NASA acaba de publicar 'Últimas noticias del universo' (Espasa) para explicar estas novedades.

-¿Cómo nace este ensayo de vocación divulgativa?

-De una invitación de la editorial para escribir un libro que fuera de divulgación científica para el gran público. Esa es la motivación, pero como me dan toda la libertad del mundo para hacer lo que quiero, pues, efectivamente, hago lo que quiero. Se me ocurre escribir de Sam, un estudiante de doctorado del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) y ha salido un libro muy personal con anécdotas que conozco de primera mano.

-¿Entonces Sam, el protagonista del libro, es usted?

-No, pero podría serlo. No se lo he dicho a nadie, pero hay ciertas claves personales ocultas, como varios hallazgos de mis asociados y mías, y no los nombro. Así que, si alguien va a la literatura y lo busca, lo comprobará. También he dado un color español al libro, con viajes por nuestra geografía, con científicos españoles y en una cena en Madrid donde los protagonistas hablan de la endogamia de la universidad española, donde doy mi opinión, lo quieran o no los rectores, de que se necesita un cambio o un repaso. También intento que el libro sea una muleta para futuros periodistas que cuando deban escribir sobre ciertos temas tengan ese apoyo. Son asuntos que conozco bien y están explicados de forma sencilla. Además, el libro está revisado por grandes científicos.

-¿Puede ser un problema del sistema educativo que no se preste atención a determinados conocimientos?

-Uno de mis hijos, que lo ha leído entero, me dice que es casi indispensable para estudiantes de astrofísica que quieran tener un primer acercamiento. El estudiante en la universidad tiene que aprender a razonar y a sacar las cosas adelante y no a acumular información.

-Y 'vomitarla' en el examen...

-Exacto. Mis exámenes eran famosos porque los alumnos debían dar un paso al frente y demostrar que habían aprendido. Se notaba mucho quién lo conseguía.

-Más allá del sistema educativo, ¿también hace falta es darle más cancha a la divulgación científica?.

-Yo lo he intentado con el libro y quizá lo haya conseguido, porque tengo un amigo que no ha estudiado ciencia y le gusta. Durante el confinamiento empecé a escribir el texto y le narraba por teléfono los capítulos, justo antes de los aplausos de las ocho a los sanitarios. Él me hacía preguntas, quizá fuera de lugar, pero que eran interesantes y me sirvieron para darle otro aire al libro y explicar mejor ciertas cosas.

-El capítulo de otras civilizaciones y exoplanetas es fascinante. ¿Estamos solos en el universo?

-Hay un estrecho margen por el cual tenemos vida humana. Si hace mucho frío, nos morimos y si hace calor no aguantamos. Una vida en un planeta más caliente que la Tierra es muy improbable. Es más probable, al revés, que haya vida en planetas que estén en órbitas más cercanas a nosotros, al Sol, pero que estén alrededor de un planeta más frío.

-Siempre pensamos en encontrar vida similar a la humana, pero ¿quizá haya otros tipos de vida?

-Igual la hay, la ha habido o puede haberla en el futuro. Yo no creo que eso sea tan improbable, porque el número de planetas alrededor de soles, alrededor de galaxias, alrededor de cúmulos de galaxias, es tan impresionantemente grande que resulta brutal.

-¿Qué opina de la posibilidad de pisar Marte en las próximas décadas?

-Del sistema solar no sé tanto, no soy experto. Mira, sé que es un acontecimiento histórico, pero la llegada a la Luna a mí no me emocionó tanto. Y la posible llegada a Marte tampoco me termina de emocionar. No he tenido nunca esa fiebre por decir: "me voy a enterar de lo que pasa aquí y a ver por qué las nubes de Urano y tal".

-Durante su formación, usted estuvo en el MIT, también en Alemania y aquí en España. ¿El espacio se ve de forma distinta? ¿Influye la cultura?

-La cultura siempre juega un rol y la ciencia entronca siempre con el entorno social. En Estados Unidos tienes las mejores universidades con los mejores investigadores y, sin embargo, no les interesa nada, no saben nada, no quieren vacunarse y siguen a Trump. Pero en España pasa lo mismo. Hay muchas formas de ver el espacio, el universo. Si quieres puedes verlo solo con radiación ultravioleta, sí, pero te perderás una gran parte. Siempre he tenido una suerte, estar con gente más inteligente que yo y siempre aprendes de ellos.

-¿Y desde cuándo le viene a usted ese interés por el espacio?

-Parecerá sorprendente, porque cuando me doctoraba en astronomía no sabía ni dónde estaba la estrella polar. Bueno, matemáticamente, sí. Realmente, fue el azar. Un día vino alguien que llegaba de la NASA y me presentó al astrofísico Irwin Saphiro, que me dijo que quería trabajar conmigo. Yo no sabía que era un tío tan importante, pero comprendí que era una autoridad mundial y yo estaba contento. Soy físico por vocación, y astrofísico por casualidad.

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