Tercer Milenio

En colaboración con ITA

¿Los humanos somos unos almendrones?

De cabezas, cerebros y tamaños en el reino animal. ¿A mayor cabeza, más inteligencia? Veamos algunos ejemplos.

Imagen de archivo.
Un humano de entre 60 y 80 kilos lleva a cuestas 1,2-1,5 kilos de cerebro
kjpargeter

Digan lo que digan los de Huesca, los cheposos no tenemos significativamente la cabeza más grande. De hecho, no hay en líneas generales una población humana en el planeta que tenga sobre sus hombros un cerebro significativamente más grande; lo cual, eso sí, no evita que los humanos tengamos fama de cabezones.

De poder hablar, al mirarnos un gorila quizás diría que menuda almendra tenemos. Y es que estos animales, que pueden llegar a pesar hasta 200 kilos, tienen un cerebro de aproximadamente un tercio del tamaño del nuestro: cada humano llevamos a cuestas 1,2-1,5 kilos de cerebro, lo cual (contando que nuestro peso medio son 60-80 kilos), dio a pensar que poseíamos un cerebro excesivamente grande porque, en proporción, grandes primates como los gorilas o los orangutanes tienen cerebros mucho más pequeños. Y así se llegó a la conclusión de que todos los humanos somos un poco aragoneses: cabezones.

Esta interpretación fue aceptada rápidamente, ya que explicaba nuestra capacidad intelectual: más cabeza, más listos. Sin embargo, ahora sabemos que no necesariamente tener una cabeza más grande implica mayor capacidad intelectual, ya que son relevantes otras variables como el tamaño de las neuronas que forman cada cerebro o en qué se usan esas neuronas. Por ejemplo, un elefante africano tiene menos neuronas en áreas relacionadas con las capacidades cognitivas 'superiores' que un humano, porque casi todas las neuronas cerebrales de este paquidermo están en áreas del cerebro dedicadas al control motor (se cree que quizás son para poder manejar adecuadamente la trompa).

Todo este equívoco no se resolvió hasta que la neurocientífica Suzana Herculano-Houzel se puso a medir y estudiar el cerebro de muchos mamíferos, entre ellos primates; y descubrió que la anomalía está en los grandes simios y no en nosotros: animales como los gorilas u orangutanes tienen un cuerpo excesivamente grande para el cerebro que manejan, mientras nosotros tenemos las mismas proporciones cerebro/cuerpo que el resto de los primates. Es decir, que somos chimpancés de 60-80 kilos con unas cabezas de un tamaño que está en adecuada proporción con nuestro cuerpo simiesco.

Y esto es lo que les cuento a mis amigos de Huesca cada vez que me llaman almendrón.

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