Tercer Milenio

En colaboración con ITA

El desmitificador

El agua del grifo: ¿buena, bonita y barata?

Vuelve el Desmitificador en defensa del agua del grifo. Porque, a pesar de las malas lenguas, en Aragón tenemos agua muy buena. Muy dura, en algunos sitios, pero muy buena. 

A partir de 2021, bares y restaurantes deberán ofrecer agua del grifo en vez de embotellada.
Bares y restaurantes deben ofrecer agua del grifo.
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Aquí está, con todos ustedes, ¡el Desmitificador! Y vuelve a sus pantallas esperando que, gracias al regocijo vacacional, pase desapercibido que reciclo tema. Y es que, un mes más, volvemos a hablar del agua. En junio descubrimos que beber dos litros de agua al día es una tontería. Y hoy vuelvo a defender el agua del grifo frente a la embotellada. Porque, a pesar de las malas lenguas, en Aragón tenemos agua muy buena. Muy dura, en algunos sitios (sí, el agua puede ser dura, luego les cuento), pero muy buena. Vamos allá.

Los mitos

Lo primero de todo, voy a volver a trataros de tú. Se me ha ido la olla en la entradilla, será esto de escribir al sol, que me tiene fritos los sesos. Lo segundo, el mito del mes. ¿Es el agua del grifo tan mala como la pintan? ¿Nos están envenenando nuestros alcaldes por si acaso falla el plan de controlarnos a todos con las vacunas del coronavirus? La respuesta a ambas preguntas es la misma: no. El agua del grifo tiene una calidad comparable al agua embotellada y, además, es muchísimo más barata. En concreto, unas 135 veces más económica. Ahora que ha subido la luz… ¿De verdad también quieres pagar más por el agua?

Verdadero o falso

Como siempre, tenemos la respuesta gracias a la ciencia. En concreto, gracias a un estudio publicado a finales de 2019 por Ecodes, una fundación especializada en ecología, que analizó la calidad del agua potable de todas las capitales de provincia. Además, en Ecodes aprovecharon que estaban en modo doctor Oliver Rodés y se analizaron las marcas de agua embotellada más vendidas, para poder comparar. El resultado fue claro y contundente: en Huesca, Zaragoza y Teruel el agua del grifo es totalmente equiparable a la que podemos comprar en el supermercado.

Entonces, ¿por qué preferimos tomar agua mineral? No es porque seamos todos unos pijos, sino porque las campañas de publicidad de las grandes empresas, a la larga, surten efecto. España es uno de los cinco países de la UE que más agua embotellada consumen, según Statista. Y es un mercado muchimillonario: algunos estudios estiman que, en 2018, este sector movió más de 10.000 millones de euros en Europa, controlado por megacorporaciones como Nestlé, Coca-Cola y Danone. En realidad, si hiciéramos un estudio doble-ciego en condiciones (salvo en los momentos de este año en que se ha tomado agua del Canal Imperial en lugar de del pantano de Yesa), probablemente no seríamos capaces de distinguir entre un vaso de agua mineral de un manantial virgen del Pirineo y un chupito proveniente de la potabilizadora de Casablanca, en Zaragoza.

De hecho, los famosos magos y presentadores estadounidenses Penn & Teller pusieron en práctica esta teoría en su programa de televisión 'Bullshit', una preciosa expresión anglosajona para hacer referencia a mentiras, estupideces y charlatanerías, aunque literalmente se traduce como 'mierda de toro'. En un episodio llevan a cabo una cata a ciegas de lo que supuestamente es agua mineral de una calidad límpida, inmaculada, celestial, pero en realidad viene de un grifo de Nueva York. El resultado: nadie sabe distinguirlas.

Ah, y tampoco os preocupéis por el cloro. Esta sustancia se añade al agua en las plantas potabilizadoras para desinfectarla, pero las cantidades utilizadas no son para nada tóxicas para las personas. Si no sois muy fans del olor y sabor a piscina, podéis dejar reposar las botellas y dejar que el cloro se evapore, o hacer una pequeña inversión y comprar una jarra filtrante. Si dejáis de comprar agua embotellada, podéis ahorrar hasta seiscientos euros al año. Os da para una jarra filtrante… ¡Y algún que otro caprichito más!

De propina

Creo recordar haber prometido hablar del agua dura y del agua blanda. ¿Cómo narices se explica esto, si el agua es líquida? Es todo una cuestión de polisemia, esa manía que tenemos a veces de complicarnos la vida usando la misma palabra para cosas distintas. Cuando hablamos de la dureza del agua, en realidad estamos refiriéndonos a su contenido en sales, en concreto carbonatos de calcio y magnesio. Vaya, que si el agua tiene mucha cal, decimos que es 'agua dura' y, si tiene poca, decimos que es 'blanda'. 

En general, las aguas duras suelen acarrear más problemas. Por culpa de su alto contenido en cal, suelen estropear más los electrodomésticos y dejar nuestro baño lleno de manchitas blancas aunque pasemos la bayeta tres mil doscientas cuarenta y dos veces. El agua dura también disminuye la eficacia del jabón, por eso a veces el mismo champú nos hace más espuma cuando estamos de viaje. 

De todas formas, no hay por qué preocuparse. El agua en las capitales aragonesas es entre blanda y media, según el estudio de Ecodes. Antes era un poquito más dura en Zaragoza, pero desde que utilizamos el agua de Yesa la situación ha mejorado bastante. Y ya me callo, que tengo la boca como un esparto. A ver si me pongo un vasito de agua… del grifo, claro.

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