Tossa de Mar reivindica la catalanidad de los fideos
El colectivo Cocina Tradicional Tosense de la localidad gerundense está detrás de las jornadas anuales con este producto como protagonista, pero ha dado un paso adelante al investigar su origen.
El municipio de Tossa de Mar (Gerona), el enclave de la Costa Brava donde Ava Gardner rodó 'Pandora y el holandés errante', reivindica la catalanidad de los fideos por una tradición documentada de setecientos años.
El colectivo Cocina Tradicional Tosense está detrás de las jornadas que se organizan anualmente en esta localidad con este producto como protagonista, pero ha dado un paso adelante al investigar su origen.
Uno de los expertos consultados es Jordi Tresserras, director del laboratorio de Patrimonio y Turismo Cultural de la Universidad de Barcelona.
Tresserras admite que el fideo llegó de fuera de España, pero recuerda que gastrónomos internacionales de la talla de Colman Andrews lo definen como "pasta catalana".
Tanto él como otros investigadores remiten en todo caso al libro de recetas 'Sent Soví', escrito en el siglo XIV en lengua catalana y en el que ya aparece este producto, denominado allí "alatria".
El presidente de la Cocina Tradicional Tosense, Carlus Roca, reitera que esa larga tradición en Cataluña se reivindica después de recabar información "de gastrónomos y antropólogos de nivel mundial" y cita otra referencia escrita, el 'Libro de Coch', cuya primera impresión se remonta a 1520.
Sus recetas, también en catalán, recogen una de fideos con costilla de cerdo de la que Roca explica que es "calcada a como se hace ahora".
Esa tradición ancestral es la que se reivindica en las jornadas de este año, que tendrán lugar en junio después de la suspensión de 2020 por la crisis sanitaria motivada por la pandemia de coronavirus.
Carlus Roca se acoge al eslogan de "1001 maneras de hacer fideos" y considera que, incluso, se queda corto.
Mientras, el cocinero de Tossa de Mar galardonado con una estrella Michelin Xavier Lores detalla cómo su familia utilizaba fideos hace generaciones.
"Aquí había dos molinos y la gente llevaba el trigo para hacer la pasta, que dejaba secar al sol o con técnicas de entonces", detalla Lores, quien subraya que se trata de "un alimento que no se estropea y que los pescadores podían llevarse al mar para su sustento".
