El Ritz regresa a todo lujo

El icónico hotel madrileño, estandarte de la distinción y la excelencia en el servicio, reabre sus puertas después de tres años de reforma.

Vista de la fachada exterior del madrileño hotel Ritz en su reapertura este jueves bajo el nuevo nombre de Mandarin Oriental Ritz
Vista de la fachada exterior del madrileño hotel Ritz en su reapertura este jueves bajo el nuevo nombre de Mandarin Oriental Ritz
Víctor Lerena/EFE

Una boda está detrás de la construcción del mítico Ritz de Madrid, que acaba de reabrir sus puertas tras someterse durante tres años a mucho más que un lavado de cara. Ocurrió en 1906 con el enlace entre el rey Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battenberg cuando los exclusivos invitados al enlace tuvieron que alojarse en los palacios que la nobleza puso a su disposición por no contar Madrid con un hotel a la altura de su cuna. Así que el monarca apoyó con entusiasmo la construcción de un gran hotel que situara a Madrid en el mapa de la modernidad y el lujo. El Ritz abrió sus puertas un 2 de octubre de 1910 y desde entonces no ha perdido una pizca de la identidad con que fue levantado. Pero necesitaba una reforma integral para hacerlo aún más espléndido.

Este jueves, tras una inversión de 110 millones de euros, se produjo su 'rentrée' con todo listo para recibir a sus ilustres huéspedes con la distinción de siempre. El elegante e icónico hotel madrileño, situado en el 'triángulo de oro del arte', el formado por el Prado, el Thyssen y el Reina Sofía, abre con 153 habitaciones (a partir de 640 euros la noche) todas muy luminosas y primorosamente decoradas, de las que 53 son suites, incluyendo entre ellas la llamada Suite Real (190 metros cuadrados con vistas al jardín del Ritz y al Prado, dos entradas privadas, comedor con alacena, estudio privado y baño con sala de vapor) que sale a partir de 14.350 euros la noche, que por ese precio promete ser inolvidable. Con la reforma, el Mandarin Oriental Ritz Madrid, como pasa a llamarse ahora, también se ha renovado la decoración, que hace guiños a Velázquez y al Siglo de Oro a través de fotografías, esculturas, pinturas y murales de artistas contemporáneos.

Otro de los hitos es el spa, con una piscina climatizada que se extiende bajo una lámpara de araña y paredes revestidas de mármol que proporcionan un baño de sensaciones bien distinto al de la ducha mañanera antes de salir pitando de casa. La gastronomía, otro de los protagonistas de esta nueva etapa, se ha encomendado al tres estrellas Michelin Quique Dacosta, que dirigirá tres restaurantes (Deessa, basado en el producto de proximidad; Palm Court, que recupera la impresionante cúpula de cristal del hotel, y el Jardín del Ritz, donde Dacosta propone un viaje desenfadado de sabores a diferentes cocinas del mundo) y dos nuevos bares, el Pictura, de cócteles creados con técnicas culinarias, y el Champagne Bar, con una capacidad máxima de ocho comensales que podrán disfrutar de una amplia carta de espumosos y bocaditos.

Lo que sí que permanece intacto es la excelencia en el servicio, ese alma del hotel que lleva más de un siglo cautivando a la realeza, magnates y celebridades de todo el mundo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión