España, el tercer gran comprador europeo de cultivos que devoran la selva tropical

Sus importaciones de soja, aceite de palma, vacuno, madera, café o cacao provocan la tala de bosques con tres veces la extensión de Barcelona.

Una imagen de la tala en Laspuña.
Una imagen de la tala en Laspuña.
Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos

Todos los productos que cogemos del estante del súper o elegimos en el mostrador de la carnicería no son inocuos. Sin que el cliente lo sepa, puede estar contribuyendo a la destrucción de la biodiversidad del planeta y al agravamiento del cambio climático. Son muchos los países tropicales en los que el desarrollo de la agricultura y la ganadería se hace a costa de ganar cada vez más terreno a las selvas, de talar kilómetros y kilómetros de bosques ancestrales para nuevos cultivos o pastos.

España, de hecho, es uno de los países del mundo cuyas compras producen la devastación de más superficie de bosques. Así lo desvela un informe de los naturalistas de WWF, elaborado a partir de los datos del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo y de Trase, una organización para el comercio sostenible.

'Incrementando el ritmo: El impacto continuo del consumo de la UE en la naturaleza' señala que España es el tercer país europeo que más consume productos de Latinoamérica, el sudeste asiático, el África tropical y de islas del Pacífico que están directamente vinculados a la destrucción de bosques y selvas.

En concreto, las importaciones españolas de soja, aceite de palma y carne de vacuno, pero también las de madera, cacao o café procedentes de estas zonas, encuadradas entre el ecuador y los trópicos, son responsables de devorar unas 32.900 hectáreas de arboleda cada año, lo que equivale a arrasar más de tres veces la superficie de Barcelona.

Ser el tercer mayor contribuyente europeo a esta devastación, justo por detrás de Alemania e Italia, es mucho decir, porque la Unión Europea es la segunda gran economía del planeta que consume más productos que arrasan las selvas. A la cabeza mundial esta China. Solo el gigante asiático es responsable indirecto de una cuarta parte de la deforestación anual. A los países europeos se les achaca un 16% de la desaparición de estas reservas de la biosfera, lo que equivale a la destrucción anual de unas 203.000 hectáreas de bosque, una superficie algo mayor que la provincia de Guipúzcoa. Las ocho principales economías de la UE, con España en el grupo de cabeza, importan los productos responsables del 80% de esta destrucción.

Pero la tragedia causada por los métodos de producción basados en la devastación de selvas y otros ecosistemas, como pastizales y humedales, no se limita a los daños, en muchos casos irreversibles, que se hace a macizos milenarios y a las comunidades de nativos que vivían de su explotación sostenible. Las selvas tropicales, junto a los océanos y mares, son los grandes sumideros naturales de la Tierra, las celdas que capturan un importante porcentaje del CO2 (dióxido de carbono) que vehículos e industrias lanzan a la atmósfera, el gas causante del efecto invernadero y del cambio climático. A menos bosques y humedales mayor aceleración del calentamiento global. La deforestación causada cada año por las importaciones tropicales a la UE es el equivalente a lanzar 116 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, más de las que genera Bélgica.

Este desastre llevó a WWF y un amplio grupo de ONG a lanzar hace un año la campaña '#NoTeComasElBosque', a la que ya se han unido más de un millón de europeos. Exigen a la UE una legislación "fuerte y ambiciosa" que proteja las selvas tropicales, evitando que entre en el mercado único comunitario cualquier producto que haya contribuido a la destrucción de la naturaleza.

"Leyes eficaces"

"En todo el mundo, la deforestación y la conversión de ecosistemas están alimentando la crisis climática y de biodiversidad, destruyendo los medios de vida y amenazando nuestra salud. En este momento, la UE es parte del problema, pero con la legislación adecuada podríamos ser parte de la solución", asegura Enrique Segovia, director de conservación de WWF España. Segovia no tiene duda de que España está obligada a presionar en este sentido. "España es el tercer país de la UE con mayor impacto en los bosques y otros ecosistemas del planeta. No podemos mirar hacia otro lado. Tenemos que asumir nuestra responsabilidad y defender una legislación europea eficaz que elimine la destrucción de la naturaleza causada por nuestra cesta de la compra".

Esta legislación, según defiende WWF, debe cerrar la UE a importaciones que deforesten y, para ello, tiene que garantizar "la trazabilidad de los productos básicos y la transparencia de la cadena de suministro". También creen fundamental que Europa "refuerce su cooperación con los países productores para apoyar los esfuerzos globales para poner fin a la deforestación, la destrucción de la naturaleza y las violaciones de los derechos humanos".

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