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Héctor Melero, primer fiscal ciego: "La mentira también se detecta en la voz" 

El primer invidente de España que aprobó las oposiciones para fiscal habla sobre las dificultades a las que se enfrenta por su discapacidad visual. 

Héctor Melero, primer ciego que aprueba las oposiciones de fiscal.
Héctor Melero, primer ciego que aprueba las oposiciones de fiscal.
EFE

Para Héctor Melero, el primer invidente de España que aprobó las oposiciones para fiscal, las dificultades a las que se enfrenta por su discapacidad visual son comparables al uso de las mascarillas, "que también ocultan gestos faciales", pero advierte: "Como nunca he visto, sé detectar en la voz el estado de una persona", y también, probablemente, la mentira.

Melero es un joven jurista nacido en Valladolid en 1994 pero valenciano de adopción, que ha iniciado esta semana sus prácticas en los juzgados de Valencia.

"Ahora todos llevamos mascarillas y ocultamos determinados gestos faciales, pero sin embargo podemos ser conscientes del estado de la persona que nos habla, si está nervioso o cabreado, si titubea, miente o dice la verdad", señala Melero en una entrevista con EFE.

"Algo similar me sucede a mí también. Como nunca he visto, creo que es algo que tengo más desarrollado, pues sé simplemente por cambios en la voz o por la forma de expresarse de alguien, la situación en la que puede estar. Es algo que se aprende y que, de todas formas, se va perfeccionando con la práctica y el tiempo", explica.

Sus primeros días de trabajo en la Fiscalía Provincial de Valencia han sido "intensos y emocionantes", y han incluido la calificación de un caso de narcotráfico siempre con el asesoramiento de un tutor, en este caso de Álvaro Terol.

Además de esta figura, de la que disponen también los otros once fiscales que han iniciado las prácticas junto a Héctor, él cuenta con una persona asignada por la Conselleria de Justicia para facilitar su labor, además de un técnico de la ONCE.

"La ONCE ha puesto a mi disposición una línea Braille, para poder leer lo que aparece en la pantalla del ordenador, y una impresora, para recopilar el material necesario que elaboremos o que necesite llevar a juicio", explica.

Con todo, Melero es consciente de que su andadura en la Fiscalía Provincial no ha hecho más que empezar y sabe que en el futuro deberá afrontar unas rutinas que todavía están por definir.

"Es pronto para saber cómo será mi flujo de trabajo. Actualmente existen muchos avances tecnológicos, y también puedo contar con asistencia, pero seguro que aparecen inconvenientes que deberemos ir solucionando", admite.

Una de las limitaciones a las que ha de hacer frente es que, para poder leer documentos, éstos necesariamente han de estar digitalizados, y en caso contrario han de ser escaneados previamente.

"En estos primeros días he tenido que explicar a mis compañeros y a la gente que tengo alrededor qué son los aparatos que traigo conmigo, porque nunca los habían visto, pero también es cierto que he notado por parte de todo el mundo muchas ganas de aprender y mucho apoyo, es importante para mí".

"Siempre hay algunas puertas que ofrecen alguna resistencia cuando uno trata de abrirlas, pero no vamos a centrarnos en eso, sino en lo que va bien. Se me están facilitando mucho las cosas desde la Fiscalía Provincial de Valencia", insiste Melero.

También menciona con agradecimiento el apoyo recibido desde el Centro de Estudios Jurídicos por facilitarle la docencia a distancia, al igual que al resto de sus compañeros, al director de Formación de la carrera fiscal, FéliX Martín; a la directora del Centro de Estudios Jurídicos, Abigail Fernández; y a la jefa de área de cursos selectivos, Raquel León.

Melero es minucioso en el capítulo de agradecimientos, y menciona también al fiscal jefe provincial, José Francisco Ortiz; a su tutor y a la ONCE, "una organización clave para los ciegos, que en este caso se está volcando en hacer accesible mi puesto de trabajo".

Las prácticas de Héctor Melero en la Fiscalía, como las de sus compañeros, comprenden seis semanas de dedicación al área Penal, dos a Civil, dos a Menores y una en Violencia de Género.

"No me preocupa mi destino final, soy una persona abierta, vengo a aprender de quienes tienen más experiencia y ver lo que más me guste, pero soy consciente de que estaré donde pueda aportar y sea más fácil conjugar la discapacidad visual, que la tengo, con mi labor profesional. Estoy seguro de que entre todos conseguiremos definir el puesto de trabajo más adecuado para mí", concluye. 

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