jóvenes que inspiran

Lirinea, un tierno brote de humor gráfico y aragonés en suelo alemán

Cristina López Ramírez es una ingeniera de Diseño Industrial y Desarrollo de Producto zaragozana que reside en Núremberg, y cuenta su experiencia en el extranjero a través de este personaje.

Cristina López, creadora de Lirinea en el lago Wöhrder See de Núremberg.
Cristina López, creadora de Lirinea, en el lago Wöhrder See de Núremberg.
C.L.

Todo aquel que se va de Erasmus deja un trozo de sí mismo en la tierra que fue su destino. Excepto si deciden volver para quedarse, en cuyo caso el trocito se queda en España. Este es el caso de Cristina López Ramírez, una joven ingeniera de Diseño Industrial y Desarrollo de Producto cuyo viaje a Alemania durante la carrera marcó su futuro profesional. "Vine de Erasmus hace seis años. Hice mis últimos dos semestres de la carrera y el TFG en Coburg, un pueblecito muy mono del norte de Baviera y, al terminarlo, enseguida busqué trabajo por la zona", recuerda.

Actualmente trabaja como diseñadora web en una agencia digital dedicada a la industria farmacéutica en Núremberg, labor que combina con un peculiar personaje que ella define como su 'alter ego': Lirinea. "A través de ilustraciones y viñetas me representa a mí y a todo lo que me rodea", explica y, por ende, también le sirve para contar su experiencia viviendo en un país extranjero.

El nombre, como la autora, tienen mucho que ver con Aragón. "Quería darle un nombre ficticio, pero relacionado con mi tierra, y lo primero que vino a mi mente son los Pirineos, que es donde pasé casi cada fin de semana de mi infancia. Así que pasé el nombre a femenino (Pirinea) y probé con qué otra inicial quedaba bien para que fuese un nombre original. Y así nació Lirinea", razona.

Lo que ella no esperaba, era que Lirinea tendría hoy cerca de 5.700 seguidores. "Un día dibujé a una muñequita con la ropa nueva que me había comprado, me pareció graciosa y probé a dibujarla de más formas, imitando situaciones absurdas que me habían pasado para enseñárselas a mis amigos. Eran bocetos rápidos, feos y a lápiz pero siempre me contestaban con risas y pidiendo que les pasase más. Me preguntaban si podían pasárselas a otros amigos suyos y me dijeron que tenía que subirlas a instagram para poder compartirlas con todos, y así lo hice", recuerda.

Por eso, asegura que hay "mucha" Cristina en Lirinea. "Suelo ser bastante transparente y no me importa hablar incluso de asuntos personales, emocionales o de salud. Empezaron siendo viñetas de humor y acabé viendo que podía ser un buen medio para transmitir y visibilizar otros temas que por los que quiero luchar, como el feminismo, la inmigración, la salud mental, etc.", añade.

De momento, gracias a la cuenta de Instagram (@lirineando), vende ilustraciones personalizadas y algún producto que aún no ha comercializado, como calendarios, tote bags o llaveros, que han acabado en manos de familiares y amigos. "Mi siguiente meta es encontrar un proveedor donde hacer los productos y organizarme para venderlos al público. Por soñar, ya me he imaginado hasta publicando un libro de ilustraciones con alguna editorial, sobre situaciones absurdas de una chica patosa o sobre la vida en Alemania, por ejemplo. ¡Ahí lo dejo, ja,ja!".

El reto de vivir fuera de casa (y en pandemia)

Echa de menos las croquetas y el fuet. Mucho. "Aunque también aquí hay comida muy rica, no solo salchichas y patatas, se echa de menos nuestra cocina. Por suerte hay bastantes restaurantes españoles y, si nos entra morriña, vamos. Por supuesto, también a la familia y a los amigos. "Antes me visitaban mucho. Ahora nos quedan las videollamadas, como a la mayoría". 

Viñeta de colaboración de Lirinea y Heraldo Joven.
Viñeta de colaboración de Lirinea y Heraldo Joven.
Lirinea/Beatriz Trébol

A pesar de ello, Cristina habla de Núremberg con la pasión de alguien que habla de algo que aprecia mucho. "¡Es una ciudad muy bonita! Es muy histórica, fue la segunad ciudad más destruida de Alemania durante la guerra, pero han conseguido refomarla imitando muy bien la arquitectura original", comienza. "Pasear por el casco, la muralla y el castillo hace que sientas que estás en la Edad Media, y tiene muchas opciones de ocio, eventos y lugares emblemáticos con visitas guiadas muy interesantes. Antes del covid en verano cada semana había algún festival por la ciudad y, en invierno, había varios 'Weihnachtsmärkte' o mercadillos de Navidad. Los de Núremberg son de los más famosos y visitados de Alemania. Para viajar también está muy bien, porque está en el centro de Europa , muy bien comunicada por tren y en el aeropuerto cada día salían vuelos a todos los rincones del planeta".

"Los alemanes no son tan serios como los pintan"

Además, asegura que los alemanes "no son tan serios como los pintan". Aunque coincide en que mantienen más las distancias, "o que para quedar tienes que avisar con tres meses de antelación". Pero asegura que, estando en su tierra, al final acabas entendiendo ciertas cosas que al principio pueden chocar más. "A partir de media tarde y los domingos no hay ambiente, las calles están vacías y, si son casi las 22.00, olvídate de encontrar un sitio para cenar, las cocinas ya están cerradas".

Encontrar trabajo en Alemania

El alemán suele ser una de las cuestiones que más asusta a quienes se plantean viajar al país germano a trabajar. Pero, según explica la ingeniera, "asusta mucho al escucharlo, pero en cuanto lo empiezas a estudiar te das cuenta de que es muy lógico. Por ejemplo, la pronunciación es como el español: si te aprendes las cuatro reglas básicas, puedes leer cualquier texto y un alemán te entenderá (aunque tú no entiendas nada), no es como el inglés que cada letra 'a' suena de una forma distinta. Y las palabras kilométricas que tanto asustan están formadas por dos o tres palabras unidas, así que, cuando aprendes a identificar cada una, te das cuenta de que no es tan difícil. Creo que aprender un alemán básico para que te entiendan no es tan complejo, lo complicado es aprenderse todas las declinaciones, pero sin eso pueden entenderte", argumenta.

Los salarios, sin embargo, son uno de los mayores atractivos para dar el paso hacia el cambio. "El primer sueldo que me ofrecieron aquí en una empresa pequeña y sin tener apenas experiencia, creo que equivaldría al sueldo de alguien de un rango mayor y de varios años de experiencia en una empresa grande o conocida de España", cuenta.

Aunque la joven no ha llegado a ejercer en España, por lo que ha podido ver entre las ofertas de trabajo, hay bastante más movimiento en Alemania que aquí. De hecho, asegura que no le costó mucho encontrar el primer trabajo en Núremberg. "Mandaba el curriculum cada día a empresas de toda Alemania. No me importaba el tipo de contrato, así que enseguida me ofrecieron hacer prácticas remuneradas en una empresa. Estuve varios meses, hasta que decidí buscar un trabajo indefinido a jornada completa, que me costó más tiempo y muchas entrevistas. Alguna vez incluso pensé dejarlo y volver a España, pero al final me contrataron en la empresa donde estoy actualmente. Para los que quieran venir recomiendo tener activos LinkedIn y Xing (red alemana) porque aquí contactan mucho a través de estas redes, y, sobre todo, aprender el idioma, porque tendrán muchas más opciones porque aunque hay algunas empresas donde se habla inglés, la mayoría piden alemán". 

"Para los que quieran venir a trabajar, recomiendo tener activos LinkedIn y Xing, y aprender el idioma"

Finalmente no se marchó y, aunque quiere regresar en algún momento a España, parece que la pandemia ha hecho que se difuminen las fechas todavía más. "Sé que quiero volver, lo que no sé es cuándo, si dentro de dos, cinco o diez años. La pandemia ha hecho que vea más lejos ese momento, porque aquí tengo estabilidad económica y en España veo difícil encontrar trabajo justo ahora. Pero nunca se sabe".

Sobre las medidas y la paradoja Alemania-Mallorca

Según cuenta ella en Instagram, Cristina es de las que vinieron a España PCR en mano para poder celebrar la Navidad con su familia. Pero, desde entonces, como tantas otras familias, no ha vuelto a tener oportunidad de hacerlo. Aún así, asegura que "dentro de lo malo", lo lleva bien. 

"Echo mucho de menos viajar y me gustaría ver más a mi familia, pero estoy acostumbrada a visitarlos en contadas ocasiones al año, así que, intentando mirar el lado bueno, no noto tanta diferencia como quien estuviese acostumbrado a ver a familia y amigos cada semana. Además, aquí vivo con mi pareja y, de vez en cuando, vemos a otros amigos españoles que también viven aquí, y eso ayuda mucho a sentirse más cerca de casa", cuenta. 

Lleva desde octubre teletrabajando y en Núremberg, cuenta, todos los restaurantes y tiendas están cerrados, aunque sí puede optar por comida y otros productos en formato 'take away'. "Si salgo es solo para hacer la compra, dar una vuelta o ver a estos amigos, que suele ser poco", asegura.

"¡Hasta los alemanes alucinan con los vuelos a Mallorca! No tiene ninguna lógica"

Por eso, al tener que convivir con estas medidas, el hecho de que desde hace unos días los vuelos lleguen repletos de alemanes a Mallorca también se le hace extraño. "¡Hasta los alemanes alucinan con eso!", replica. "No tiene ninguna lógica y eso que a mí me beneficia, porque podría ir a la playa, pero, de momento, ni me lo planteo. Esperemos que pronto mejore", añade.

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