Tercer Milenio

En colaboración con ITA

El Desmitificador

El etiquetado Nutriscore: un semáforo para daltónicos

Descubre qué es lo que se le escapa a ese nuevo código de colores para clasificar los alimentos envasados de más a menos saludables.

Semáforo de NutriScore, que se implantará en España en los próximos meses.
Semáforo de NutriScore, que se implantará en España en los próximos meses.
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¡No os ofendáis, amigos daltónicos! Es un titular ocurrente, nada más. Os sonará a excusa barata, pero tengo amigos daltónicos. Incluso amigos químicos y daltónicos, que no sabéis lo difícil que es acabar esa carrera sin poder distinguir el rojo de metilo del púrpura de bromocresol. Pero centrémonos, que me despisto. Hoy quería hablaros de otros colores muy diferentes. Los que, muy pronto, decorarán los productos envasados en los supermercados gracias al famoso y mediático Nutriscore. Que, pobrecico, es muy famoso y muy mediático, pero algo torpe. Seguid leyendo, que os cuento por qué.

Hace unos días, el ministro de consumo Alberto Garzón anunció la implantación del Nutriscore, un sistema de etiquetado de los alimentos que, supuestamente, nos simplifica la vida a los consumidores. La idea detrás del Nutriscore es sencilla: se trata de un semáforo. Si un alimento tiene una etiqueta verde, guay. Si lleva una etiqueta roja, mejor evitarlo. El amarillo, como siempre, es un ni fu ni fa, puedes pisar un poco el acelerador y comprarte un zumo envasado, o frenar a tiempo y volver a dejarlo en la estantería. Nadie necesita tantos azúcares libres por la mañana. Pero, por lo visto, los que han programado el semáforo la han liado parda. Y resulta que las sardinas en lata llevan pegatinas rojas, mientras que algunos ultraprocesados, de algún modo, consiguen el sello de calidad de color verde.

Verdadero o falso

Para averiguar la verdad, vuestro desmitificador de cabecera ha hablado con el doctor en seguridad alimentaria Andrés J. Rascón (@metilado). Andrés nos ha explicado quién está detrás de este semáforo defectuoso y por qué no es buena idea implantarlo como sistema de etiquetado estándar en los supermercados españoles. Bueno, ni en los supermercados de ningún sitio, porque es un despropósito.

"El Nutriscore es un invento de la agencia francesa de nutrición", explica Rascón. "La idea podría haber sido útil: una forma rápida y sencilla de comparar entre alimentos envasados y poder elegir las opciones más saludables". Sin embargo, antes de su lanzamiento, el sistema ya estaba obsoleto. Entre otras cosas –opina Rascón– porque los criterios que usa el algoritmo son bastante arbitrarios, y las grandes multinacionales se las están ingeniando para engañar al sistema y hacer pasar por saludables productos ultraprocesados.

Uno de los mayores problemas, por ejemplo, es que Nutriscore solo compara entre productos de una misma gama. O sea, que si estás en el pasillo de las salsas, puedes comparar el kétchup con el tomate frito. Pero no puedes comparar el kétchup con unos cereales de desayuno, ni el tomate frito con el queso de oveja semicurado. "Se supone que, si introduces un etiquetado como Nutriscore, lo haces para facilitar la vida al consumidor", explica Andrés. "Pero si tienes que estar pensando en ‘familias’ de alimentos y categorías que, en realidad, nadie sabe muy bien de dónde salen, pues apaga y vámonos".

Otro aspecto muy criticado del nuevo sistema Nutriscore es que, desafortunadamente, no considera los alimentos en conjunto, sino que mira solo a algunos de los ingredientes. Por eso, Nutriscore penaliza injustamente a las sardinas en aceite, a los encurtidos y a los frutos secos. "Las sardinas son ricas en omega tres, en fósforo y, si el aceite de la conserva es bueno, muchísimo mejor", explica Rascón. Por este mismo motivo, las autoridades han decidido retirar alimentos como el aceite de oliva virgen extra del sistema de etiquetado Nutriscore. "El algoritmo solo ve que es un 100% de grasa, pero no tiene en cuenta que es una grasa vegetal, rica en ácidos grasos monoinsaturados, que son buenos", añade. Es precisamente hablando del aceite de oliva cuando Andrés recuerda otra pega del semáforo escacharrado: "Analiza la composición de cien gramos del alimento, ¿quién se zampa cien gramos de aceite de oliva en una sentada? Nadie".

Hecha la ley, hecha la trampa. Algunos fabricantes han descubierto que pueden engañar al Nutriscore simplemente tuneando un poco sus ingredientes. Así, por ejemplo, puedes quitarle media cucharadita de azúcar a unos cereales (de las tres tazas que llevan) y, ¡pum!, se convierten en saludables, en la única caja del pasillo con una flamante A verde. "Pero no os dejéis engañar, siguen siendo ultraprocesados y hay que evitar su consumo o, como mucho, consumirlos de forma esporádica", comenta Rascón.

Y aquí viene el colmo de los colmos. Nutriscore analiza los alimentos envasados sin tener en cuenta qué harás con ellos en casa. Lógico, ¿verdad? Si te compras unas fresas y luego las bañas en chocolate de tropecientos quilates, no pretenderás que encima sean saludables. Pero claro, esto a veces lleva a engaño. "Venden patatas cortadas para freír con una A verde bien grande", comenta Andrés. "Y eso lo fríes, chupa toda la grasaza… pero no pasa nada, porque lleva una pegatina verde. ¡Es un sindiós!".

De propina

Por si todo este desastre fuera poco, Nutriscore podría favorecer la generación de residuos innecesarios. Porque, como hemos comentado al principio del artículo, las pegatinas solo las llevan los alimentos envasados, y añadir un envase superfluo le cuesta muy poco a una cadena de supermercados. Y, claro, seguramente prefieras las dos manzanas en una bandeja de corchopán y embalsamadas en treinta y siete toneladas de film con una flamante pegatina Nutriscore verde que las manzanas al por mayor sin pegatina. Probablemente sean las mismas manzanas pero, ¡ay, el márquetin! Donde digo manzanas, podéis leer cualquier otro producto que normalmente no viene envasado. Lo dicho: hecha la ley, hecha la trampa. Y si una tienda se quiere sacudir un producto poco exitoso, Nutriscore le pone la solución en bandeja (¿lo pilláis? ¡En bandeja!).

Para saber más

Apenas hay evidencias de que poner pegatinas de colores nos ayude a comer mejor. Lo explican muy bien los periodistas cazamitos de Maldita Ciencia (@maldita_ciencia) y Luis Jiménez (@centinel5051), químico y experto en nutrición.

En Chile, unas llamativas etiquetas negras advierten de algunos ingredientes insanos, como ‘alto en azúcares’, ‘alto en grasas saturadas’. También han prohibido que los productos con etiquetas negras utilicen personajes infantiles o regalos para llamar la atención del consumidor. 

Si no nos fiamos de Nutriscore, ¿cómo saber qué comprar? Cuantas menos cosas procesadas y envasadas, mejor. Revisa la lista de ingredientes y recuerda que el primero es el más abundante. Si la lista empieza con ‘azúcar’ o ‘sal’, mal vamos. La app ‘El Coco’, con asesoría de Juan Revenga, escanea códigos de barras y te ayuda a identificar si un alimento es saludable.

Fernando Gomollón Bel Químico y divulgador científico (@gomobel)

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