sociedad

La mitad de los hogares de madres solas viven en riesgo de pobreza

Tienen el doble de dificultades que el resto de familias para llegar a fin de mes y también carecen en mayor medida de lo más básico.

HORA DE ENTRADA AL COLE EN EL CEIP GASCON Y MARIN / 06-10-2020 / FOTOS: FRANCISCO JIMENEZ [[[FOTOGRAFOS]]][[[HA ARCHIVO]]]
Una madre lleva a su hija al Gascón y Marín, en Zaragoza.
FRANCISCO JIMENEZ

La pobreza en España tiene rostro de mujer, en concreto el de una madre que vive sola con sus hijos. No solo son el colectivo con mayor riesgo objetivo de pobreza, sino que, de hecho, son quienes sufren la carencia económica y material, en algunos casos casi absoluta, con mayor severidad y crudeza. Así lo certifica el estudio 'Las familias monoparentales en España: una retrospectiva', que hace un análisis histórico del drama de las madres solteras y que concluye que, aunque ya no son estigmatizadas y maltratadas con la «saña» del franquismo, si que, ellas y sus hijos, siguen siendo los grandes olvidados de este país.

La radiografía histórica, realizada por Paloma de Uribe y Violeta Assiego para la Federación de Asociaciones de Madres Solteras, establece que la familia monomarental, la mujer que saca con su único esfuerzo adelante su casa y a sus hijos, no es ya ninguna anomalía social en España. Representa aproximadamente uno de cada cinco hogares del país, más de 1,6 millones de familias. Ellas encabezan el 81% de los dos millones de hogares españoles con un solo adulto al frente.

Si monoparental es casi sinónimo de monomarental también lo es, por desgracia, en gran parte de las ocasiones, de paro, precariedad y pobreza infantil. La mitad de los hogares de madres solas (el 46,8%), unos 758.000, viven en España en situación de riesgo de pobreza. Se trata de una tasa de vulnerabilidad de casi el doble de la que padecen el resto de familias españolas (25,3%).

Viven mucho peor que los demás, pero, además, padecen un claro sesgo de género. A igual estructura familiar, sufren más del doble de peligro de caer en la pobreza que los hogares encabezados por varones solos con hijos. En concreto, ellas tienen un riesgo del 52% y ellos, menos de 400.000 familias en total, del 25%. «Detrás de estas familias monomarentales en riesgo se encuentran muchas veces las dificultades de las mujeres para acceder al mercado laboral, bien la temporalidad o la precariedad de sus trabajos, así como su alta situación de desempleo. Un cóctel explosivo. Les harían falta superpoderes para salir adelante», explicó Beatriz Gimeno, directora del Instituto de las Mujeres, ente patrocinador del trabajo.

Pero monomarentalidad no solo es pobreza sino, al menos en una de cada diez ocasiones, pobreza severa. Lo que los sociólogos denominan «carencia material severa» o, lo que es lo mismo, enorme dificultad para afrontar gastos imprevistos, impagos de recibos o de préstamos, problemas para calentar la casa o para comprar determinados alimentos y ropa, y ausencia total de lujos, como pueden ser tener algún día de vacaciones. Si la tasa de pobreza severa alcanza al 4,6% de las familias, en el caso de las madres solas se duplica, hasta el 9,5%. Esta situación límite explica que, por ejemplo, cuatro de cada diez hogares monoparentales tengan dificultades o muchas dificultades para llegar a final de mes, problema que en las familias con dos adultos afecta a la mitad.

Si su situación habitual ya es mala, la crisis económica y social desatada por la pandemia de coronavirus les ha dado la puntilla. Probablemente, una vez más, pueden ser el colectivo social español más dañado en los últimos doce meses, según el estudio. Cierre durante meses de escuelas infantiles y colegios, imposibilidad de repartir con otros tareas domésticas y cuidados, serias dificultades de conciliación, discriminación laboral. Todo eso y más ha hecho que el 80% de estas madres hayan visto empeorar su situación económica y laboral; que durante el teletrabajo acumulen una fatiga mental y un estrés un 33% y un 18%, respectivamente, más altos que los de los varones; y que a igualdad de títulos con el hombre, incluidos los estudios superiores, tengan el triple de posibilidades de que su contrato laboral sea a tiempo parcial y temporal.

Las olvidadas

Gimeno admitió que, «a pesar de las abrumadoras cifras que ponen de manifiesto la vulnerabilidad de este tipo de hogares, su realidad familiar sigue siendo invisible en las políticas y en los marcos normativos que protegen los derechos y que dan respuesta a las necesidades de las familias en general».

Noelia Vera, secretaria de estado de Igualdad, coincidió en que «somos agudamente conscientes de las dificultades específicas de la monoparentalidad» y aseguró que preparan una ley de diversidad familiar que «garantice igualdad de derechos para todos los tipos de familias». La directora general de Diversidad Familiar añadió que esa norma está aún en fase de análisis de situación y de soluciones -elaboran un libro blanco-, pero avanzó que establecerá el marco jurídico para todos los tipos de familia y determinará las prestaciones y servicios que corresponden a cada uno. Patricia Bezunartea habló de ayudas sociales, beneficios fiscales, facilidades de acceso a vivienda, o mecanismos que faciliten la conciliación familiar y laboral, entre otras nuevas medidas, para las madres solas.

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