jóvenes que inspiran

Luz Morcillo: "Ser autónomo tiene dos caras: la oportunidad y la inseguridad"

Esta joven periodista, que lleva tres años trabajando como 'freelance', explica los pros y los contras que destila esta categoría profesional desde su experiencia.

Luz Morcillo junto a la mesa de mezclas de la radio de Daroca.
Luz Morcillo junto a la mesa de mezclas de la radio de Daroca.
L.M.

Diseñadores gráficos, desarrolladores de 'start-up', comerciales, agricultores, agentes de seguros, periodistas, obreros, repartidores, técnicos de mantenimiento... Cuando buscan empleo, muchos de estos profesionales se encuentran a menudo con la siguiente frase: "Se busca trabajador por cuenta propia". Pero es importante entender cuáles son las ventajas e inconvenientes de escoger este perfil profesional antes de lanzarse a dar el paso. "Ser autónomo tiene dos caras", explica Luz Morcillo, una joven periodista que lleva tres años trabajando como autónoma. "Por un lado la de la oportunidad: te permite buscar tu propio trabajo y apostar por nichos de mercado; por otro lado, la inseguridad, estas obligado a relacionarte con mucha gente porque nunca sabes dónde puede estar la próxima factura y no siempre puedes asegurar que, por ejemplo, los 100 euros que ingresas por una actividad, vayan a estar al mes siguiente", explica. "Tienes que estar siempre atento para que los ingresos, lógicamente, no vayan por debajo de los gastos".

Tiene 28 años y lleva desde los 25 como responsable de la radio de Daroca. Desde hace dos, también coordina la comunicación de la comarca homónima. "Decidí hacerme autónoma porque fue la primera oferta que tuve y la institución buscaba una empresa externa que llevara esos dos departamentos. Me interesaba, así que di el paso. Después, aprovechando la libertad que te da la condición para hacer otros servicios, fui moviéndome en la comunicación de empresas, la publicidad o trabajos más puntuales para televisión y prensa", repasa.

Ventajas e inconvenientes

Para muchos profesionales, dar este paso abre la puerta a un periodo de aprendizaje. "Yo recomendaría a quienes quisieran hacerse autónomos que hicieran algún curso formativo previo, porque de repente te encuentras con que no solo tienes que hacer una factura, sino ajustar los presupuestos, llevar el recuento, saber qué te puede desgravar y qué no en la declaración de la renta, hacerte cargo del pago de la seguridad social... Al final, sí o sí tienes que recurrir a una entidad privada para cumplir debidamente tus deberes como ciudadano respecto al pago de impuestos. Yo cuando me hice autónoma busqué un gestor para que me explicase cómo te hacía todo. Si no probablemente el primer año me habrían tenido que llevar a prisión", bromea. Y prosigue: "También les diría que miren bien las condiciones: los autónomos, para serlo, tienen que estar dedicando a una empresa menos del 50% de su jornada laboral. Una vez que superan este tiempo deberían ser contratados por cuenta ajena porque si no serían falsos autónomos".

Aunque disfruta de su trabajo reconoce que la vida del autónomo puede ser difícil. "Es verdad que la precariedad laboral la sufrimos todos pero es mucho más fácil no llamar más a un autónomo que despedir a un contratado", argumenta. "Desde mi punto de vista, los derechos como trabajador se ven muy mermados para los autónomos: no tienes derecho a vacaciones, no te puedes poner malo, si se muere un familiar no tienes derecho a parar y, si lo haces, ese trabajo no lo cobras". Por otro lado, también quiere apuntar algo sobre el salario: "Hay gente que dice que siendo autónomo ganas más, pero también tienes que pagar una cuota fija independientemente de lo que ganes y eso creo que es injusto. Todos los impuestos son o deberían ser progresivos pero esta cuota es, al igual que el IVA, una excepción a esa regla de oro en la que pagan más los que más tienen". Afirma, además, que es importante tener un plan de negocio y ser consciente de que no todos los meses vas a ingresar lo mismo: "un mes puedes ganar 1.400 y otros 900, por lo que es importante valorar cuánto vas a ganar en el medio y largo plazo para que los ingresos superen a los gastos". Por eso, apunta, para ella es importante elegir una profesión que te guste, para que "esas barreras que se van encontrando, merezca la pena y las ganas de solventarlas".

"Es verdad que la precariedad laboral la sufrimos todos pero es mucho más fácil no llamar más a un autónomo que despedir a un contratado".

A todo esto hay que sumar los impuestos. "El de los autónomos es un impuesto progresivo: el primer año puedes pagar 50 euros, después pasas a pagar 125, 190 y finalmente unos 300 euros para una tributación base, porque se entiende que ya tienes que estar estabilizado. El problema surge cuando no lo has podido hacer, porque cualquier persona o empresa tarda en asentarse entre tres y cinco años, eso, sin crisis de por medio", razona. "Por otro lado, regularlo es difícil, porque tampoco todo el mundo declara lo que gana".

El IVA, por su parte, depende del gremio al que el profesional pertenece. "En el caso de los periodistas -explica-, el IVA está al 21%, y recordemos que ese porcentaje está para los artículos de lujo. Si, por ejemplo, das una charla y recibes 200 euros, en la factura que realices tiene que figurar esa cuantía bruta, a la que después le restas los impuestos: el 21% del IVA más el 15% de retención. Cada tres meses recapitulas todas tus facturas y las envías al gestor para que pueda hacer la pertinente declaración de la renta, y de ahí Hacienda revisa el IVA que has estado guardando. Aquí surge otro gran problema para los autónomos: como hay entidades tanto públicas como privadas que se retrasan en el pago, el IVA acumulado que Hacienda debe cobrar, lo tienes que adelantar de tu bolsillo". 

Desde su punto de vista, la tributación también debería depender de la ubicación del desempeño de la actividad. "No tiene el mismo volumen de clientes, por ejemplo, un bar en el mundo rural que en la ciudad". 

La escasez se hizo todavía más abrupta cuando entró a jugar al tablero el virus del que tanto se ha hablado desde el año pasado, porque también salieron de él muchas oportunidades. "En mi caso tengo suerte porque cuento con los ingresos fijos del contrato de la radio comarcal, pero todos los supletorios que busco paralelamente y que hacen el salario más estable -publicidad, presentaciones de eventos, programas especiales, colaboraciones, talleres- se paralizaron ante las medidas intermitentes y el miedo en la población", recuerda.

Pero tampoco todo es negativo: "Te permite organizarte la vida de otra manera. Tienes que cumplir igualmente con tu trabajo pero el horario lo marcas tú. Puedes hacer un poco cada día o ponerte una tarde intensiva y sacar trabajos puntuales que harías en toda una semana. Teletrabajamos desde antes de la pandemia y al fin y al cabo lo que estás sacando adelante es tu proyecto, y eso es muy gratificante". 

Además, quiere romper una lanza en favor de su entorno laboral: "Sé que suena a tópico, pero en el mundo rural todo el mundo te conoce, la gente se acerca a ti más fácilmente, te tratan como si fueras de casa y son muy agradecidos".

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