Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Cosas de la vida

Si una sepia puede resistir la tentación, tú también puedes

Un estudio ha demostrado que las sepias son capaces de comer menos durante el día y guardarse un huequecito en el estómago cuando saben que por la noche van a tener su comida favorita

Las sepias, junto con los pulpos y calamares son considerados los invertebrados más inteligentes
Las sepias, junto con los pulpos y calamares son considerados los invertebrados más inteligentes
Maseok Kim / Pixabay

Las comidas familiares en casa de la abuela (esas que ahora no podemos tener) siempre son copiosas. Al terminar la comida queremos ser capaces de sobrevivir al empacho para poder levantarnos de la silla. Pero esto no es nada fácil, ya que los entrantes, el primer plato y el segundo están demasiado ricos y, además, queremos guardar un huequecito para el postre. Así que durante toda la comida tenemos que estar tomando decisiones sobre qué comer y cuánto. Hacemos un balance entre los costes y beneficios de nuestras decisiones mientras hacemos previsiones de futuro: "Hoy de postre toca mi helado favorito, así que voy a comer menos paella". Desde el punto de vista cognitivo, esta capacidad es bastante compleja y avanzada. Pues bien, las sepias hacen lo mismo.

Las sepias (Sepia officinalis) son depredadores generalistas, se alimentan de un amplio rango de crustáceos, gasterópodos, peces y otros cefalópodos. Eso sí, al igual que nosotros, tienen sus platos favoritos y si les das a elegir entre comer cangrejos o gambas, prefieren estas últimas. En un estudio quisieron ver si las sepias eran capaces de planificar su dieta y comer menos cangrejos cuando sabían que, para cenar, iban a tener gambas.

El experimento

Cada mañana se colocaban dos cangrejos en los distintos tanques donde estaban las sepias. Al final del día, se apuntaba el número de cangrejos que había comido cada sepia, y se retiraban los cangrejos que no se habían comido. Además, día si día no, se les daban también dos gambas al llegar la noche. Tras un tiempo con esta rutina, las sepias ya se la habían aprendido y podían predecir con seguridad la noche que iban a recibir gambas. Como quien se reserva un poco para el postre, empezaron a comer menos cangrejos los días que sabían que tendrían gambas por la noche. Este comportamiento no puede explicarse por el hambre que tuvieran, ya que el día que comían más cangrejos habían tenido gambas para cenar, mientras que cuando comían menos cangrejos no habían cenado nada la noche anterior.

Aprender de la experiencia

Este estudio muestra que la sepia es capaz de ajustar su dieta en respuesta a las condiciones ambientales de un futuro próximo ya que la decisión que tomen durante el día probablemente tendrá un impacto en su motivación para comer gambas por la noche. Si las sepias deciden comerse los cangrejos, entonces su motivación para comerse las gambas por la noche podría disminuir y perderían la oportunidad de comerse su presa preferida. Estos resultados sugieren que las sepias que viven en libertad también podrían establecer distintas estrategias para adaptarse a las condiciones ambientales. 

Estos animales tienen ya un sistema nervioso central bastante desarrollado cuando nacen, lo que les permite aprender desde que son jóvenes. Son capaces de modificar su comportamiento según el ambiente en el que están, aprendiendo de la experiencia.

Así que, en tu próxima comida familiar (allá, en el futuro sin pandemia), recuerda que, si una sepia puede resistir la tentación, tú también puedes.

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