El coronavirus da vida a las bicicletas

Las tiendas de bicicletas se han visto desbordadas por la demanda en ventas y reparaciones.

Zaragoza, 11 jun (EFE).- 'Las bicicletas son para el verano', la obra teatral de Fernando Fernán Gómez que Jaime Chavarri llevó a la gran pantalla, bien podría servir también para explicar en par...
Decenas de ciclistas han recorrido las calles de Zaragoza esta mañana en el Día Mundial de la Bicicleta.
Biciletas por las calles de Zaragoza.
Guillermo Mestre

'Las bicicletas son para el verano', la obra teatral de Fernando Fernán Gómez que Jaime Chavarri llevó a la gran pantalla, bien podría servir también para explicar en parte la locura que ha desatado la pandemia del coronavirus entre los aspirantes a ciclistas este 2020 para hacerse con una bicicleta con la que poder hacer algo de ejercicio y que ha sorprendido a tiendas y talleres.

La bicicleta vuelve a estar de moda para todas las edades, pero más que para dar bucólicos paseos como forma de tener actividad física, individualmente o en familia, y para poder cumplir de la mejor manera posible una de las máximas que ha traído la covid-19: mantener el distanciamiento social.

Da igual el tamaño de la localidad; los que tenían bicicletas arrinconadas acumulando polvo en trasteros u óxido en balcones y terrazas han decidido que con el comienzo de la desescalada es el momento de volver a ponerlas a punto para sacarlas del olvido y poder darles un uso del que durante mucho tiempo habían carecido.

Así, las tiendas de bicicletas se han visto desbordadas por la demanda en cualquiera de los servicios que habitualmente ofrecen, tanto en la venta de bicicletas nuevas como en la oferta de máquinas de segunda mano, y también la reparación y puesta a punto.

El estado de alarma y el confinamiento arrancó hasta que se agotaron existencias para los especialistas en bicicletas con la búsqueda, al precio que fuera, de rodillos o bicicletas estáticas de cualquier nivel de calidad para poder mantener en el hogar un mínimo de actividad física o no perder todo lo que se había estado entrenando con anterioridad.

Ahora, con la vuelta a la calle, se quiere tener una bicicleta para poder moverse con libertad y evitar posibles fuentes de contagio y, de nuevo, la demanda ha superado con creces a las previsiones.

"Si antes íbamos asfixiados, ahora vamos asfixiados y medio", cuenta a EFE gráficamente Lorenzo Alonso, tercera generación de la casi septuagenaria tienda de Huesca Ciclos Alonso que incluso ve cómo "se están perdiendo ventas" porque los proveedores, al igual que sucedió con los rodillos, se han quedado desabastecidos y emplazan a dentro de un mes o "para septiembre u octubre" para poder volver a tener género.

Alonso explica que la gran mayoría de las ventas que han realizado son para uso "recreativo" y los presupuestos que tienen los que buscan una bicicleta nueva se mueven entre "los 300 y los 1.200 euros", que son los precios para las gamas bajas de bicicletas para iniciarse.

También se está encontrado con aquellos clientes que buscan dar un salto cualitativo en las prestaciones de su bici y quieren gastarse 3.000 euros o algo más porque "saben lo que quieren y durante el confinamiento se lo han pensado y con lo que han ahorrado al no salir deciden invertirlo".

Una situación similar relata Rubén Sorolla, al frente de Velocípedos Sorolla en Zaragoza y con 25 años de experiencia en el sector, con dos perfiles de público que buscan una bicicleta y en dos gamas de calidades.

"Por un lado está el que quiere iniciarse sobre todo para salir a pedalear con los críos y quiere darle un uso recreacional y que busca el modelo más básico a partir de 300 euros, y el que tenía pendiente cambiarse de bici y que busca un modelo mejor", explica.

Sorolla comenta que al contrario de lo que pueda pensarse en un primer momento "hay pocos que pregunten por bicicletas para emplearlas como alternativa al transporte en la ciudad, en muchos casos porque sigue habiendo miedo a que se la roben".

En este sentido, el presupuesto que manejan los clientes suele ser un factor clave porque para evitar el robo hay que contar con una medida de seguridad "mínimamente disuasoria y un candado así cuesta unos 35 euros y en muchos casos lo que te piden es de unos 12 euros".

En cuanto al trabajo que está recibiendo en el taller es el de "repaso y puesta a punto, que es lo básico, aunque en muchos casos al no haberlas usado durante bastante tiempo hay que cambiar las cámaras y también las cubiertas, que llegan cuarteadas".

No obstante, piensa que el tipo de reparaciones que están realizando tras el confinamiento será diferente al que vendrá más adelante porque "si se usan las bicicletas, vendrán otro tipo de reparaciones".

Desde que arrancó el negocio, Sorolla siempre ha contado con bicicletas de segunda mano de precios muy económicos, "entre 50 y 60 euros de las que ahora no tenemos nada", aunque reconoce que en las redes sociales es donde más se están moviendo pero explica que es "muy difícil que la reciban en perfecto estado de uso y la mayoría tienen que pasar por el taller".

Otra de las bicicletas que se ha puesto de moda en los últimos tiempos son las electrificadas y de hecho tanto Alonso como Sorolla explican que hay clientes que se han interesado por modificar sus bicicletas pero "los alrededor de 800 euros que vale los disuaden, y las que ya vienen preparadas de fábrica con calidad están por encima de los 2.000 euros".

Para los que ahora quieren empezar a dar sus primeras pedaladas, todavía quedan lejos las bicicletas tope de gama que ofertan las grandes marcas, aquellas que montan los ciclistas que compiten en equipos World Tour en la Vuelta a España o el Tour de Francia y que pueden terminar convirtiéndose en el sueño para aquellos que ahora solo quieren la bicicleta para el verano.

"Esas bicicletas y las artesanas o semiartesanas están entre los 14.000 y los 16.000 euros", concluye Sorolla. 

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