Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Investigación

Entramos en el laboratorio covid del Centro de Investigación Biomédica de Aragón

Dispositivos antiaerosoles, envases antirrotura, monos impermeables... Bajo estrictas medidas –reforzadas– de bioseguridad de nivel 2, Mark Strunk y Ana Medel trabajan con muestras no inactivadas de pacientes positivos para SARS-CoV-2. Su labor en la sala covid del CIBA, en el marco de un proyecto para desarrollar un nuevo test de detección temprana, no les traslada ninguna sensación de riesgo: "Casi es más seguro que ir por la calle –dice Strunk–, porque nosotros controlamos cada paso". Medel añade que "ayudar en esta pandemia es una oportunidad profesional y también moral".

Solo el personal autorizado puede entrar allí, convenientemente equipado, como posaron Mark Strunk y Ana Medel para la fotógrafa, que les retrató desde la puerta.
Solo el personal autorizado puede entrar allí, convenientemente equipado, como posaron Mark Strunk y Ana Medel para la fotógrafa, que les retrató desde la puerta.
Laura Uranga

Nunca, con ningún otro proyecto –"y mira que trabajo en cáncer"–, había sentido tanta presión social. A Pilar Martín Duque le sale expresarlo en inglés: ‘overwhelming’ (una experiencia abrumadora). Los científicos que investigan en covid-19 "generamos grandes expectativas, y nos sentimos presionados por no decepcionar: con llamadas, en las redes sociales, hasta los conocidos por la calle –algunos se creen que eres el nuevo doctor Simón y que te sabes todas las estadísticas–. La realidad es que ninguno lo sabemos todo sobre este virus y aprendemos día a día, tratando de aportar nuestro granito con lo que sabemos hacer", reconoce esta investigadora Araid en el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS ) y parte del grupo NFP del Instituto de Nanociencia de Aragón.

A distancia, como tantos trabajadores en el estado de alarma, teledirige un proyecto que, con una nueva estrategia, persigue desarrollar un test de diagnóstico rápido y temprano del virus. Un test más sensible que los actuales y al que no se le escapen esos falsos negativos que, sin saber que son portadores, expanden la infección. Fue uno de los incluidos en las primeras tandas de financiación –en este caso con 71.500 euros para seis meses– a través del Fondo Covid-19 que gestiona el Instituto de Salud Carlos III y "si esto va bien, podríamos patentarlo".

Para centrifugar las muestras, se utilizan contenedores y rotores que impiden la dispersión de aerosoles
Para centrifugar las muestras, se utilizan contenedores y rotores que impiden la dispersión de aerosoles
CIBA

Para lograr que "el genoma del virus dé la cara y se pueda detectar antes", Martín se ha fijado en las microvesículas celulares, unos elementos "a los que antiguamente no se les daba importancia porque portan los materiales de desecho de la célula, pero ahora se ve que son también una forma de comunicarse, que están implicados en diálogos celulares". Cada vez están viendo más que "también los virus atacan a las células, que los excretan fuera cuando se intentan defender, así que parte del genoma del coronavirus podría ir dentro de estas microvesículas de fluidos como la saliva o la orina". Fluidos de tan fácil acceso que se podrían tomar las muestras en casa, en lugar de hacer un molesto frotis nasal o de garganta. "Esperamos tenerlo en clínica en otoño", prevé.

Con muestras de pacientes de covid-19 procedentes del Biobanco de Aragón, ya han dado comienzo los primeros experimentos en el Centro de Investigación Biomédica de Aragón. Mark Strunk y Ana Medel trabajan en un laboratorio que ha sido rebautizado como ‘sala covid’ por su dedicación actual a estas investigaciones. Allí, bajo medidas de bioseguridad de nivel 2, centrifugan las muestras para extraer el ARN del coronavirus, que se traslada al laboratorio de Pre-PCR, donde se prepara para amplificarlo en un ambiente libre de contaminaciones. "Queremos ver si se obtiene suficiente material genético para detectarlo, ya que la cantidad de ARN en las vesículas celulares es baja", explica Strunk, bioquímico holandés que trabaja en el Servicio de Secuenciación y Genómica Funcional del IACS y Unizar. Su compañera, doctoranda en el grupo de Martín y contratada para este proyecto, indica que "hay tan poco ARN que no se puede detectar con la habitual técnica PCR".

Bioseguridad: nivel 2 reforzado

Laboratorio Covid del CIBA
Laboratorio Covid del CIBA
CIBA
  • Presala Entre el pasillo y el laboratorio. Un sistema de puertas enclavadas impide que se pueda abrir la puerta interior si la exterior no está cerrada y viceversa. Aquí se almacenan los EPI limpios (12). 
  • Laboratorio Dispone de dos cabinas de bioseguridad (7 y 8), una centrífuga de rotor oscilante (11) con tapa antiaerosoles, de uso obligatorio para trabajar con SARS-CoV-2. Además, hay equipos de almacenamiento de muestras a diferentes temperaturas: una nevera a 4ºC (4), un congelador de -20ºC (2) y un ultracongelador de -80º (3). Sobre el plano: armario (5), contenedor de residuos biopeligrosos (6), fregadera (9) y baño de agua (10).

Paso a paso

MARK STRUNK Y ANA MEDEL EN LA SALA DE BIOSEGURIDAD PARA INVESTIGAR EL COVID, EN EL CIBA. CORONAVIRUS / 15-05-2020 / FOTO: LAURA URANGA [[[FOTOGRAFOS]]] [[[HA ARCHIVO]]]

Acceso restringido

Para investigar con muestras de SARS-CoV-2, se ha reservado un laboratorio dentro del Servicio Científico de Cultivo Celular que el IACS tiene en el Centro de Investigación Biomédica de Aragón (CIBA) y que normalmente presta apoyo a la investigación biomédica. Desde su construcción, ya cumplía las condiciones de bioseguridad 2 (NBS2) y ahora se ha reforzado con medidas adicionales de protección, como el control de acceso electrónico restringido con tarjeta individual.

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MARK STRUNK Y ANA MEDEL EN LA SALA DE BIOSEGURIDAD PARA INVESTIGAR EL COVID, EN EL CIBA. CORONAVIRUS / 15-05-2020 / FOTO: LAURA URANGA [[[FOTOGRAFOS]]] [[[HA ARCHIVO]]]

Medidas adicionales

A las medidas requeridas en el nivel de bioseguridad 2, se suma el sistema de puertas enclavadas de la antesala de acceso, un vestuario para cambio de ropa de calle por pijama quirúrgico y una zona de colocación de EPI (Equipos de Protección Individual) en la presala, así como el uso de doble guante apto para trabajo con virus. Además de cabinas con el adecuado nivel de bioseguridad, el laboratorio no tiene ventanas y sí ventilación por filtros HEPA.

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MARK STRUNK Y ANA MEDEL EN LA SALA DE BIOSEGURIDAD PARA INVESTIGAR EL COVID, EN EL CIBA. CORONAVIRUS / 15-05-2020 / FOTO: LAURA URANGA [[[FOTOGRAFOS]]] [[[HA ARCHIVO]]]

Protegidos

En presala de acceso al laboratorio, con puertas enclavadas, los investigadores se visten, sobre el pijama quirúrgico, con un mono impermeable, se ponen mascarilla FFP2, gafas protectoras, manguitos impermeables para cubrir los brazos y un primer par de guantes. Para los pies, antes de entrar en la zona de trabajo –el laboratorio propiamente dicho–, en la zona de presala hay una alfombrilla adhesiva. Tras pasarla, ya en el laboratorio se colocan otro par de guantes.

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MARK STRUNK Y ANA MEDEL EN LA SALA DE BIOSEGURIDAD PARA INVESTIGAR EL COVID, EN EL CIBA. CORONAVIRUS / 15-05-2020 / FOTO: LAURA URANGA [[[FOTOGRAFOS]]] [[[HA ARCHIVO]]]

Cabinas de flujo laminar

Una vez en el laboratorio, siempre en cabina de bioseguridad clase II tipo A2, se abren los contenedores en los que se reciben las muestras de pacientes positivos para SARS-CoV-2. En triple envase homologado y antirrotura para evitar que puedan abrirse accidentalmente. Para centrifugarlas, se utilizan contenedores y rotores que impiden la dispersión de aerosoles y que se cargan y descargan también en cabina, descontaminándose exteriormente antes y después.

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Sala covid del CIBA

Residuos cerrados y descontaminados

Para poder salir del laboratorio, se descontamina todo el material utilizado (puntas de pipetas, tubos que contenían las muestras, reactivos utilizados) con una solución de hipoclorito de sodio (lejía). Posteriormente, se introduce en una bolsa que, cerrada y descontaminada exteriormente, se desecha en el cubo de residuos de riesgo biosanitario. Cerrado herméticamente y descontaminado, se traslada a la zona de autoclavado y al almacén de residuos para su tratamiento.

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MARK STRUNK Y ANA MEDEL EN LA SALA DE BIOSEGURIDAD PARA INVESTIGAR EL COVID, EN EL CIBA. CORONAVIRUS / 15-05-2020 / FOTO: LAURA URANGA [[[FOTOGRAFOS]]] [[[HA ARCHIVO]]]

Para salir, sin prisas

Los investigadores se quitan el par de guantes externo y lo desechan. Solo entonces, con el par de guantes limpios, se retiran mascarilla y gafas, descontaminando estas últimas. El uno al otro se pulverizan los monos con una mezcla de etanol-isopropanol. Después, se retiran el segundo par de guantes y se lavan las manos con agua y jabón. En la presala se quitan los monos, que serán autoclavados. Ya fuera, se descontaminan las manos con una solución hidroalcohólica.

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