El 12 de junio participa en el ciclo de webinars ‘Inteligencia emocional en tiempos de crisis’, organizado por la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía, para abordar ‘Los desafíos en la educación tras la crisis de la covid-19’. Supongo que, durante el confinamiento, la educación ‘online’ habrá encontrado un escenario diferente en cada casa...

Sí, el peor entre las familias más desfavorecidas. La brecha digital ha detectado situaciones extremas. Un 10% de chavales de entre 10 y 15 años no tienen ordenador en casa y han tenido que echar mano del móvil para hacer sus tareas. En otros casos, incluso, se les han llevado a sus casas.

Si el actual modelo educativo ya era cuestionado, el impacto de la pandemia va a ser decisivo...

Esta crisis nos ha dejado lecciones que aprender. Va a ser un punto de inflexión y ahora habrá que llegar a un acuerdo sobre qué cambios urgentes debemos abordar.

Cuente, cuente, estamos dispuestos a aprender.

Nos hemos dado cuenta de que los docentes son insustituibles. Y de que, aunque en Aragón muchos centros ya han incorporado las nuevas metodologías activas, que promueven un modelo diferente de educación vinculado a las nuevas tecnologías, habrá que aportar más recursos tecnológicos y humanos. Y de que la bajada de la ratio va a ser fundamental para poder atender a los más vulnerables. Pero todo esto debe ir ligado a un pacto educativo, que dé continuidad a lo que nos proponemos.

¿Y qué se proponen?

Principalmente, la revisión de los contenidos de un currículo demasiado extenso;la inclusión de la educación emocional; replantearnos los métodos de evaluación basados solo exámenes y memorización; fomentar la convivencia y la educación en valores... Y tendremos que plantearnos el papel que deben desempeñar la Administración, medios de comunicación, familias, docentes y servicios de orientación, que necesitan una mayor inversión.

Competencias emocionales, mayor inversión en orientación...

Esta crisis tiene que servir de oportunidad para ayudar al alumnado a desarrollar habilidades como la resiliencia –capacidad para superar la adversidad–, que hasta el momento no nos hemos planteado. En septiembre, van a volver a las aulas niños que han visto la muerte de cerca, que están sometidos a una exposición emocional tremenda, aunque todos deberían estar preparados para saber gestionar situaciones dolorosas de las que se puede salir fortalecido. Trabajar estas competencias socio emocionales va a ser un gran reto educativo de cara al futuro.

El inicio del curso en septiembre se presenta complicado...

Es un tema complejo. Vamos hacia un modelo combinado presencial-‘online’, que no debería aplicarse en alumnos de infantil y primaria, ya que estos son los que tendrían que acudir más tiempo a los centros, al estar menos preparados para la enseñanza virtual. Por supuesto, y pensando en su seguridad, habrá que desdoblar aulas, aprovechar más espacios… Además, la conciliación familiar también nos lo va a exigir. Hay muchas estrategias para afrontar el nuevo curso.

Como por ejemplo...

La nueva plataforma ‘online’ Aeducar, diseñada por el Gobierno de Aragón, que permitirá que todos los centros tengan las mismas posibilidades y que va velar por la privacidad de los menores. Durante la cuarentena, algunos usuarios de Zoom descubrieron que sus datos personales habían sido utilizados con fines publicitarios. Y estos meses, los adolescentes han estado expuestos durante mucho tiempo a las pantallas, con los riesgos que conlleva: ‘sexting’, ‘grooming’, ciberacoso, contenidos inadecuados...

Su proyecto ‘Ciberayudantes’ del IES Clara Campoamor (Zaragoza) ha sido pionero en España. ¿Ha aumentado el ciberacoso durante el confinamiento?

No hay datos precisos, pero, si antes rondábamos un 12%, sospechamos que habrá aumentado, ya que el numero de horas de pantallas se ha duplicado. Hay que seguir apostando por estos programas de prevención, que están dando muy buenos resultados.