Errores comunes para desinfectar con lejía
Las consecuencias del uso imprudente de este poderoso desinfectante van de leves a severas e incluso letales.
La lejía es probablemente el desinfectante más utilizado del mundo; es barato y eficaz, y nada peligroso si se emplea de manera correcta. No obstante, y dadas las imprudencias recientes de personalidades con mucho eco en el mundo, empezando por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es bueno saber qué no debe hacerse con la lejía.
Exceder la cantidad
Este error viene de exceso de celo, y simplemente puede encaminar a la persona que lo comete a una intoxicación respiratoria o un severo problema dermatológico.
No usar guantes
Aunque la concentración de lejía en la dilución con agua sea la correcta (se suele recomendar una medida de lejía por cada 50 de agua), puede resultar abrasiva para la piel. Si la concentración no ha sido precisa, los daños pueden ir de simples irritaciones a graves quemaduras
Mezcla con otros productos desinfectantes
Una de las imprudencias más comunes y graves. Especialmente seria es la mezcla de lejía con amoníaco; se desprenden vapores altamente tóxicos. Tampoco se recomienda mezclar lejía con vinagre o lavavajillas: genera gas de cloro, una sustancia que califica como arma química. La lejía con alcohol genera ácido muriático, muy perjudicial para ojos y aparato respiratorio, además de causante de desmayos en proporciones elevadas. Mezclar lejía y agua oxigenada genera ácido peracético, un potente corrosivo.
Usarlo para lavar vegetales
Como no se elimina por completo, queda en el alimento y luego se ingiere.
Primero lejía, luego limpiador
Error. Es mejor limpiar primero y desinfectar después, así que la lejía es el último paso recomendado.
Inhalarla del recipiente
Irrita las fosas y mucosas nasales. Además, las personas propensas a las alergias pueden vivir episodios severos de esta afección si caen en esta tentación.
No ventilar
Cuando se use lejía debe abrirse un hueco a la ventilación, sea ventana o puerta de pasillo.