dudas sobre la Covid-19

¿Puede protegerme la vitamina D del coronavirus?

Otro de los mensajes que se ha propagado como la pólvora a través de las redes sociales guarda relación con la importancia de este nutriente pero, ¿qué tiene de cierto?

La radiación solar ultravioleta reduce la presión arterial, sintetiza la vitamina D y mejora el tratamiento de diversas patologías
La radiación solar ultravioleta reduce la presión arterial, sintetiza la vitamina D y mejora el tratamiento de diversas patologías
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Otro de los mensajes que se ha propagado como la pólvora a través de las redes sociales guarda relación con la importancia de este nutriente pero, ¿qué tiene de cierto?

Según un estudio realizado por la Universidad de Turín, la mayoría de los pacientes hospitalizados afectados por COVID-19 presenta una falta de vitamina D. Sin embargo, y a pesar de que se trata de un estudio real, la interpretación que se ha hecho sobre él no es del todo acertada.

De dicho informe trasciende la supuesta relación directa entre el hecho de presentar unos bajos niveles de este nutriente básico y padecer coronavirus. Sin embargo, como explica Marilourdes de Torres, Delegada del Área de Nutrición del Consejo General de Enfermería y actual coordinadora del Comité Científico de la Asociación de Enfermeras de Nutrición y Dietética (ADENYD) esta afirmación que ha corrido por audios y mensajes anónimos a través de las redes sociales no es del todo cierta.

El motivo reside básicamente en un hecho fundamental como es la alta prevalencia de hipovitaminosis D que existe en la población europea, es decir. “La mayoría de nosotros presentamos bajos niveles de este nutriente, algo que explicaría que los pacientes estudiados presentasen esta carencia”, señala De Torres.

El papel más conocido de la Vitamina D es la regulación de la absorción intestinal de calcio y fósforo. Y, a pesar de que la mayoría de la población española no alcanza los niveles óptimos de este nutriente, De Torres explica que su prevalencia es mayor en ciertos grupos de población. “Esta deficiencia se da en torno al 30% de la población joven y en un 60% de la población adulta mientras que asciende al 85% en el caso de los ancianos institucionalizados”, admite.

Son varios los factores que pueden derivar en este hecho como una incorrecta exposición al sol o un mayor rechazo al consumo de alimentos grasos así como la expansión de hábitos dietéticos con bajo consumo de pescado y alimentos enriquecidos. Un problema debido a las tres fuentes principales de vitamina D que se puede obtener a través de la piel, con una dieta equilibrada o a través de suplementos.

La primera de ellas se basa en estar en contacto directo con los rayos del sol, algo que durante el confinamiento se convierte en una tarea muy complicada para muchas personas. “Esto, unido a que en Europa no tomamos bien el sol pues prácticamente huimos de él o utilizamos cremas con factores de protección tan altos, evita el adecuado almacenamiento en la piel y la correcta absorción de esta vitamina”, advierte la experta.

En cuanto a la dieta equilibrada, está demostrado que la leche y sus derivados -como las leches fermentadas y el yogur-, constituyen la principal fuente dietética a la hora de sintetizar esta vitamina. Sin embargo, el auge de los alimentos descremados evita esta correcta absorción. “Se trata de un nutriente liposoluble, esto quiere decir que para que sea absorbida por nuestro organismo requiere del acompañamiento de la grasa que se ha quitado a esa leche”, resume de Torres.

Algunos alimentos ricos en vitamina D son la leche entera y/o semidesnatada, la mantequilla, los huevos, las ostras y los berberechos o los pescados grasos. Y aunque de Torres reconoce que no existe una conexión directa evidenciada científicamente entre el coronavirus y la vitamina D, reconoce que “según algunos estudios no concluyentes, puede convertirse en un factor protector debido a su papel modulador de la mejora en algunos pacientes con mala evolución de distintas enfermedades respiratorias en las que se ha descrito una asociación epidemiológica entre su pronóstico y el déficit de esta vitamina”.

¿Cómo tomo el sol?

Sin embargo, según los expertos se estima que a partir de la dieta tan solo se obtiene un 10% de la vitamina D necesaria mientras que el 90% restante la obtenemos a partir de la síntesis cutánea por la acción de los rayos ultravioleta del sol (UVB). Por eso, una correcta exposición al sol es fundamental.

El aumento de la incidencia del cáncer de piel en España que se ha producido en los últimos años ha provocado que nos protejamos del sol en exceso. “Está demostrado que hay que tomar el sol de forma directa y al menos entre 10 y 12 minutos al día”, explica de Torres. Además, esta exposición no ha de ser total pero sí directamente sobre la piel: “sobra con que nos dé en la cara, los antebrazos y las manos”, afirma.

En cuanto al horario, excepto durante el verano –cuando la exposición a los rayos solares puede ser más dañina- la experta asegura que este contacto tiene que ser, preferiblemente, alrededor de las 13.00 dado el desajuste horario respecto al sol pues se corresponde con el ángulo de elevación solar más óptimo aunque intervendrán otros factores como la edad – a mayor edad menor capacidad de absorción- o la pigmentación de la piel, así como la nubosidad o los niveles de contaminación de la zona en cuestión.

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