Aprender a gestionar las emociones en familia

Es bueno que las familias trabajen la convivencia y también que los niños aprendan a gestionar sus emociones para ejercitar su cerebro, por ejemplo, en la empatía o en la calma.

Además, iniciar a los pequeños en el mundo de la meditación y mindfulness facilita que puedan conectar mucho mejor con ellos mismos en un futuro. También aprender a evitar circunstancias de estrés o agobio. El propósito de practicar en casa mindfulness es aprender a desenvolverse en un nuevo entorno en el que los niños pasan mucho tiempo.

Se sabe que hacer uso de una atención plena en todo lo que se está realizando en nuestro día a día aporta múltiples beneficios a los adultos, pero a los niños también les ayuda. Con su práctica diaria, los más pequeños consiguen focalizar mejor su atención sobre las tareas que están llevando a cabo y captan mejor los estímulos, lo que les ayuda a estar más concentrados.

Por otra parte, el mindfulness va más allá y sus técnicas ayudan a canalizar las emociones negativas. Además, mejoran sus habilidades sociales y su forma de relacionarse con los demás niños y adultos. Por ejemplo, aprenden también a evitar situaciones de violencia o agresividad con terceros.

Es importante hacer creer a los niños que se pueden convertir en superhéroes capaces de desarrollar sus sentidos al máximo. Una vez que ‘Wonder Woman’ o ‘Superman’ están ya sentados en la esterilla y en riguroso silencio, los niños serán capaces de escuchar todo sonido que les envuelve durante cinco minutos. Cuando abran los ojos, serán capaces de controlar mejor su respiración y su concentración.

Hazlo fácil

Mindfulness puede resultar una palabra compleja para los niños. También el explicarles que significa atención plena, por eso hay que intentar que entiendan que hay que vivir y ser conscientes de las sensaciones corporales que nos están pasando justo ahora, para que aprendan a disfrutar de la vida como un juego.