Los nervios, las prisas, un temario denso y en ocasiones la más pura vagancia han hecho que muchos estudiantes a lo largo de su carrera de fondo como tales hayan sucumbido con mayor o menor intensidad, con mayor o menor éxito, a una "ancestral" práctica para salvar el suspenso: las 'chuletas'.

Aquí entran en conflicto la ética y la presión del último momento por rascar el aprobado, sin embargo, más allá de reflexionar sobre lo ético de este sistema, lo curioso es analizar cómo las nuevas tecnologías también han revolucionado 'el arte de copiar'. Y no solo eso, los autores, generosos, deciden compartir en las redes sociales su técnica. 

Y así es como muchos encuentran la inspiración en Tik Tok, que cuenta con más de 500 millones de usuarios en todo el mundo de los cuales más del 50% tienen entre 13 y 24 años, según el portal digital Marketing Paradise. Allí algunos usuarios de la Generación Z hacen gala de sus trucos, para el que quiera ponerlos en práctica.

Así, la sofisticación de copiar para un examen  ha llegado a introducirse en los códigos html de una página web, a aprovechar el sistema inalámbrico de los airpods combinado con el traductor de google a modo de walkie-talkie o incluso a configurar el teléfono móvil para espiar una habitación.

Un paso más allá están aquellos que modifican el html de la propia página web de las puntuaciones, al menos de forma temporal.

Sea como sea, copiar en un examen tiene consecuencias y merece más la pena invertir tiempo en estudio que en la creación de alternativas para el aprobado. Además, si bien es cierto que la tecnología ha llegado también a las chuletas, los docentes están al tanto de ello, y también han desarrollado técnicas con las que pillar a los alumnos 'in fraganti'.

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