Tercer Milenio
En colaboración con ITA
¿Por qué me pasa?
Por qué me falla más la memoria recién levantado
La biología del olvido es complicada. Una proteína podría ser clave para recordar.
¿Te acabas de levantar y no te acuerdas del nombre de aquel compañero de clase con el que te llevabas tan bien en el instituto? Vuelve a intentarlo por la tarde, o incluso al final del día, justo antes de irte a la cama. Porque, según un nuevo estudio de la Universidad de Tokio (Japón), la memoria de los mamíferos no funciona igual a todas horas.
Dicen los investigadores que hay dos motivos por los que olvidamos las cosas: porque nunca llegamos a aprenderlas de verdad o porque somos incapaces de recuperar la información archivada en nuestro cerebro. "La biología del olvido es complicada precisamente porque hay que distinguir entre no saber y no recordar", dicen Satoshi Kida y sus colegas nipones del Departamento de Química Biológica Aplicada.
Trabajando con ratones en el laboratorio, Kida ha descubierto que existe una proteína clave llamada BMAL1 que interfiere en nuestra capacidad de dejar que los recuerdos y datos almacenados en la memoria afloren. Una proteína cuyos niveles fluctúan a lo largo del día.
Cuando está baja, esto es, nada más levantarnos, nos cuesta horrores recordar cosas que en teoría tenemos grabadas a fuego en la memoria. Por el contrario, al anochecer, cuando alcanza su pico máximo, eso que teníamos 'en la punta de la lengua' sale a la luz. Y nos cuesta mucho menos 'leer' lo que almacena nuestra memoria.
"Ahora tenemos curiosidad por entender cuál es la ventaja evolutiva de ser un poco desmemoriados a ciertas horas del día", asegura Kida en ‘Nature Communications'. Conocer el funcionamiento de BMAL1 podría ayudar a combatir el alzhéimer y otras demencias que se ceban con los recuerdos.
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