Tercer Milenio

Experimenten

¿Eres un lector impulsivo?

Antes de comenzar a leer este Experimenten es imprescindible preparar un bol con algún alimento de picoteo –desde patatas fritas, frutos tostados, cereales de desayuno o palomitas hasta aceitunas, uvas, gajos de mandarina o incluso garbanzos cocidos; cualquier cosa vale mientras se ajuste a la idea de picoteo- y lo coloques sobre la mesa o al alcance de la mano de donde te dispongas a continuar leyendo. Una vez se hayan completado estos preparativos, ya se puede continuar con la lectura.

Este experimento necesita preparar un picoteo
Este experimento necesita preparar un picoteo

La impulsividad se entiende como la respuesta frente a un estímulo o una situación sin pensar en las consecuencias que dicha respuesta conlleva. Y es uno de los rasgos o comportamientos habituales asociados a la ingesta de la denominada 'comida basura'; así como a numerosos desórdenes alimentarios.

Ahora un equipo de investigadores ha conseguido identificar un circuito cerebral implicado en la impulsividad ante la comida –y, en concreto ante alimentos ricos en azúcares y grasas; que es lo que caracteriza o se asocia a la idea 'comida basura'-.

Específicamente se trata de un circuito localizado en el hipotálamo y que regula la actividad de las células productoras de la HCM u hormona concentradora de melanina; cuya presencia interfiere en el sistema de control de la inhibición, encargado de controlar la ingesta excesiva.

Pues bien, en experimentos efectuados con ratas de laboratorio como modelo, los investigadores han constatado que dicho circuito se activa en presencia de alimentos ricos en grasas y azúcares. Y asimismo que cuando se activan las células productoras de la HCM las ratas mostraban una mayor impulsividad frente al alimento. Lo que les hace suponer que actuando sobre este circuito se puede llegar a regular en ambos sentidos la respuesta impulsiva a la comida. Y con ello se abre la puerta al diseño de fármacos específicos que inhiban el impulso de comer y permitan por tanto el tratamiento de los referidos desórdenes alimentarios.

Una vez puestos en antecedentes, es momento de volver sobre nuestro particular 'experimenten', que busca confirmar estos resultados y, en la medida de lo posible, profundizar un poco más en ellos:

-¿Has picado (en el cebo) y has picado (del bol)?, es decir: ¿has echado mano del bol durante la lectura?

-Si es así, ¿a qué altura del texto?

-¿Cuánta cantidad del bol te has comido: todo, la mitad, solo un poco?

-¿Qué alimento/comida contenía el bol?

Si los investigadores y la hipótesis de partida de este experimenten es correcta, entonces los lectores/voluntarios que hayan dispuesto un bol repleto de grasas y/o azucares habrán caído en la tentación antes y en mayor cantidad que aquellos que hayan apostado por alimentos 'sanos'.

Dicho esto, se anima al lector a repetir el 'experimenten' durante la próxima reunión familiar o con amigos que organice. Basta con disponer una barra libre con recipientes llenos de diversos tipos de alimentos y estar atento a cuál se acaba antes y cuántas veces hay que rellenar cada uno.

Esta sección se realiza en colaboración con el Observatorio de la Ciencia Ciudadana en España, coordinado por la Fundación Ibercivis

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