educación

'Ciento y volando'. Y a por otros cien años más del CEIP Gascón y Marín de Zaragoza.

El CEIP Gascón y Marín de Zaragoza clausura los actos del centenario del colegio con una jornada conmemorativa muy especial.

Guillermo Fatás, Víctor Juan, Antón Castro y Álvaro Capablo en la clausura
Guillermo Fatás, Víctor Juan, Antón Castro y Álvaro Capablo en la clausura
CEIP Joaquín Costa

Bajo el lema ‘Ciento y volando...’, el pasado 20 de noviembre, se celebró en el CEIP Gascón y Marín de Zaragoza la jornada de clausura de las celebraciones del centenario del centro, en las que participaron invitados tan relevantes como Guillermo Fatás Cabeza, catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza; Víctor M. Juan Borroy, director del Museo Pedagógico de Aragón; y Álvaro Capablo Liesa, secretario académico de la Institución Fernando el Católico. El acto estuvo dirigido por Dora Blasco Ruiz, directora del colegio, y fue moderado por el periodista de HERALDO y escritor Antón Castro.

Contexto social y pedagógico

Profesorado, padres, exalumnos y amigos disfrutaron de sus intervenciones, que arrancaron con la entrevista a Julio Gil, el exalumno más antiguo vivo del colegio, que recordó anécdotas y vivencias. Álvaro Capablo nos enseñó fotografías del centro de los años veinte del siglo pasado, que por primera vez se mostraban en público y que se encuentran en el Archivo de la Diputación Provincial de Zaragoza; el profesor Guillermo Fatás, delante de un cuadro de su abuelo, que fue el primer director del Gascón y Marín, nos habló del difícil contexto social y político de la época y ecordó que al mismo arquitecto Yarza, un año después de terminar la edificación del colegio, lo asesinaron en el actual Paseo de la Constitución; y Víctor Juan realizó un recorrido histórico por la educación en el siglo XX, destacando sus avances pedagógicos: se empieza a pensar en el niño; se proyectan los principios de La escuela Nueva y las influencias de Montesori; se piensa en la construcción de nuevos espacios como el patio de recreo, el salón de actos que daban más posibilidades de trabajo a los maestros; y surgen nuevas figuras como las del director. En definitiva, una jornada muy emotiva, que puso de manifiesto, una vez más, la importancia de este centro público, cuyo gran legado simbólico y material se plasma en un edificio histórico patrimonial único en Zaragoza, que necesita del apoyo municipal para poder continuar trabajando, en buenas condiciones, durante los próximos cien años, en beneficio siempre de los niños y niñas de la ciudad.

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