estilos de vida

De la cerraja al ajenjo: plantas olvidadas contra la "ceguera verde"

Un libro-herbario recoge especies que muchos niños ya no saben reconocer y explica sus usos prácticos hasta mitos o leyendas.

Una rama de ajenjo.
Una rama de ajenjo.
Heraldo.es

El membrillero, la cerraja, el ajenjo, el malvavisco o la caléndula son solo algunas de las 100 plantas que la bióloga Aina S. Ericer recoge en su nuevo libro, que contempla la planta "a 360 grados", desde sus usos prácticos hasta las cuestiones "más vanas", como mitos o leyendas.

A través de "una división por espacios habitados casi poética", 'El libro de las plantas olvidadas' (ed. Ariel) es un herbario que pasea por algunas de las plantas, no únicamente en su aspecto medicinal, sino en un espectro más amplio que la "ceguera verde" nos ha llevado a olvidar, explica la autora del libro.

Formada como bióloga y con vocación de escritora divulgadora, Ericer "mantiene la esperanza", pero lamenta que "muchos niños de ambientes urbanos ven muy poco verde y pueden pasar toda la vida sin ver un bosque o ni siquiera saber que existe".

"El olvido es un fenómeno que está muy localizado", que puede afectar, por ejemplo, "al caqui en Baleares, donde casi ningún niño lo reconoce", pero "no en Málaga, donde todos los niños comen caquis" y concluye que "hay mucho trabajo por hacer para convertir en sexy las plantas que de buenas a primeras parecen muy feas para algunas personas con el fin de ayudar a su conservación".

"Desde el momento en que los supermercados ya te ofrecen la selección de plantas de tu dieta, deja de tener relevancia conocer el árbol que crece en tu barrio". Aina S. Ericer

Por esto, su obra recupera las plantas que han sido importantes siglos o decenios atrás y propone un redescubrimiento y una actualización de las mismas para rescatar "cómo las usábamos y qué pensábamos de ellas".

Y, "aunque no existe una definición universal de lo que es una planta olvidada", existe en general un desconocimiento "muy grande" de las plantas en la sociedad, que "aumenta cuando no se puede comprar envasada, enlatada o no forma parte del huerto clásico", resalta la autora.

Este olvido se debe a la "ceguera verde", un fenómeno que hace que "no veas a las plantas" y que, "desde el momento en que los supermercados ya te ofrecen la selección de plantas de tu dieta, deja de tener relevancia conocer el árbol que crece en tu barrio".

"Un tomate todo el mundo sabe lo que es, pero es mucho más raro que sepan lo que es un nispolero o un membrillo", lamenta Ericer, "hay muchas plantas que resurgen con fuerza, como el algarrobo como sustituto del chocolate, en cambio a otras plantas con connotaciones viejunas no les pasa".

También destaca la relación que han tenido las plantas con la humanidad en otras partes del mundo, como las nueces de cornicabra, que se usan en Turquía como sustituto del café.

A pesar de esto, "hay algunas plantas a las que les viene bien que las olvidemos, ya que el impacto sobre el medio es más grande en la actualidad y provoca que las plantas no se regeneren a un ritmo suficiente como para que sea sostenible, como los frutos silvestres", recuerda la autora.

En este sentido, la bióloga resalta lo importante que es "la ética" y la necesidad de "formar recolectores concienciados que cuiden el ecosistema a través de la recolección".

La obra divide a las plantas por terreno, "como una serie de paseos", que permite imaginar la planta: con quién vive, cómo es el lugar que habita y dónde puedes ir a recogerla o a verla, más allá de "leer solamente la parte técnica de la descripción".

Una división "por espacios habitados un poco 'ad libitum' y casi poética" que incluye los terrenos más antropizados -huertos-, aquellos que han sufrido el impacto de la humanidad pero conservan algo de libertad -campos-, y los que tienen el componente más salvaje -aguas, montes y montañas-.

"Espero que este libro no se tome como una especie de 'biblia' de todas las plantas que existen, sino una especie de puerta o indicación a recuperar saberes ancestrales de plantas que están a punto de perderse y que alguien tiene que salvar”, espera Ericer.

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