Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Entrevista

Manuel Silva: "Además de ser cultura, la técnica es motor cultural"

Catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática y miembro de la Real Academia de Ingeniería (Sevilla, 1951), Manuel Silva lleva quince años al frente de la obra ‘Técnica e Ingeniería en España’ que, desde el Renacimiento, ha alcanzado ya el siglo XX.

Manuel Silva ha ido, tomo a tomo, del Renacimiento al siglo XX.
Manuel Silva ha ido, tomo a tomo, del Renacimiento al siglo XX.
Francisco Jiménez

Desde hace 15 años, trabaja en la edición de ‘Técnica e Ingeniería en España’, bajo el auspicio de la Universidad de Zaragoza, la Institución Fernando el Católico y la Real Academia de Ingeniería. Nueve volúmenes en once tomos, más de 7.000 páginas, 2.500 imágenes... Una magna obra de las de antes. ¿Qué pretende?

El objetivo es muy ambicioso: pregonar con claridad que la técnica es cultura y motor cultural. Cuando digo motor, me refiero a que tener un bolígrafo o una máquina de escribir, un ordenador o la imprenta es una forma de desarrollo cultural, igual que la radio o la televisión. Además, la historia es mucho más rica que lo que hacen los gerifaltes, ya sea poder político, eclesiástico, militar… En esa otra visión de la historia entra la técnica. Hay una frase de Ortega y Gasset que me inspira: "Hay que otear bien el paisaje de la vida", porque ninguna disciplina ni ningún oficio nos da la perspectiva total. Hay que abrir la ventana.

Tantos tomos en la era de lo digital sorprenden.

En muchos sitios de Europa y otros lugares tienen la colección en papel como un fondo de biblioteca, como marchamo de calidad. Se ha presentado en Lisboa, en París y hace poco en Guadalajara (México). En la web de la Real Academia de Ingeniería ya es posible descargar los índices, todas las introducciones, los anexos, dos páginas por capítulo, todas las notas biográficas… Y seguramente se accederá pronto a los libros que tienen más de cinco años. En un futuro espero que se pueda consultar en digital al completo.

Desde el Renacimiento, paso a paso, ya ha llegado al siglo XX. 

Hemos llegado hasta la crisis del petróleo de 1973. He decidido no pasar de la crisis del petróleo porque cambia totalmente la lógica de producción de la ingeniería y el contexto político de España. El último volumen publicado son ‘Trazas y reflejos culturales externos’: en la lexicografía, la literatura, la pintura, la poesía, el cine y el patrimonio. Ahora estamos preparando otro sobre las instituciones. Saldrá a finales del año. Los dos últimos volúmenes han sido cinco años y medio de trabajo, con una veintena de autores. Es como la dirección de orquesta, donde hay instrumentos de viento, de cuerda…, aquí hay filósofos, historiadores de la lengua, economistas, geógrafos… Es divertido cuando tienes humor, pero cuando no, se te desesperan los diablos.

Esta obra colectiva tiene más de cien coautores.

La técnica, el hacer, es un transformador de la sociedad y la sociedad es poliédrica. Hay visiones desde distintos puntos de vista. Los ingenieros conocen las ciencias de la naturaleza, pero tienen que conocer las ciencias sociales porque son los transformadores de lo social. Cuando haces un avión un equipo de transmisión de información o una máquina estás transformando la sociedad. Significa que tienes que tener un conocimiento de las disciplinas más académicas pero también de las necesidades sociales o de cómo va a irrumpir en ellas.

¿Se ve ya el final?

Si para el Renacimiento hubo un volumen; para el Siglo de las Luces, dos; para el siglo XIX, cuatro; siguiendo la serie geométrica: 1-2-4, al XX le corresponden ocho, y hasta el año 73 llevamos dos... Ya no sé si tendré salud o ganas o si alguien tomará el relevo.

¿Con qué revolución o hito técnico se queda?

Por ejemplo, la aviación, volar. Y otra revolución anterior fue el motor de combustión interna, en el último tercio del XIX, porque los de combustión externa, las máquinas de vapor por ejemplo, no se podían subir a un avión. Son tan grandes que te gastas toda la energía en levantar la máquina. 

Pero hay muchos más. La electrificación en el siglo XX fue un cambio radical, económicamente es igual o superior a la del tren en el XIX. Pero es que luego vienen las tecnologías de la información, el envío de señales hertzianas. Se habla mucho de la radio, pero es un ingeniero español quien hace el invento del telecontrol y está reconocido a nivel mundial: Leonardo Torres Quevedo inventó el telekino, que, en vez de mandar información hablada, manda información codificada para controlar barcos a distancia. 

Hoy se habla de muchas ideas futuribles con casi nula probabilidad de funcionamiento que se venden como una gran revolución para pasado mañana.

¿Y cuál será la próxima revolución en la técnica?

Combinaciones de cosas: de comunicación y biología. Con tratamientos venidos de considerar el cuerpo humano como un sistema dinámico, con mucha matemática detrás. Y está pendiente la revolución de la energía. Hay que ser capaz de mantener un consumo creciente y lograr una generación limpia de energía. Un problema del uso de la tecnología es que estamos llenando el mundo de mierda, radicalmente; y curiosamente no lo paran las autoridades. Me da mucho coraje ir al supermercado y que el plástico pese más que lo que compras. Es una burrada. Estamos locos.

"La financiación de la ciencia y la técnica en España es históricamente ridícula"

¿Hemos superado el "que inventen ellos"?

Estamos en proceso. Lo que pasa es que hay cosas que dependen mucho de las políticas. En muchos casos, en España había capacidad de diseño pero no de producción: el destructor o buque de guerra de Villaamil; el dirigible trilobulado y el telekino de Torres Quevedo... La financiación de la ciencia y la técnica aquí es históricamente ridícula. De lo que se hace en el laboratorio a lo que funciona después industrialmente hay un trecho brutal: como del dicho al hecho.

Parece que, en el futuro, va a faltar gente formada en el ámbito científico-técnico.

Estamos en una sociedad de ‘toca el botón’. Con la técnica, como decía Ortega y Gasset, se ha hecho una sobrenaturaleza. Salimos al campo y queremos tener internet. Y la sociedad entiende que esa sobrenaturaleza está dada, que no es una construcción, pero las cosas hay que hacerlas: la autopista, el barco, el avión, el sistema de control de logística... Cuando funciona, funciona, como el despertador cada mañana, pero la sociedad no lo ve con claridad. Hay un problema socioeconómico gravísimo: hoy se jubila un ingeniero y meten a dos, y encima ahorran dinero. La carrera de Ingeniería es muy potente de exigencia y no hay una correlación directa con los salarios que van a tener después. No les compensa el coste-beneficio de sacar la carrera, aunque encuentran trabajo en tiempo razonable. Ingenieros con responsabilidades de diseño cobran 1.200 euros netos al mes. Estamos dejando un mundo complicadísimo a los que vienen detrás.

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