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Cómo debemos comportarnos ante el fracaso

Fracasar siempre nos causa sensaciones desagradables, pero debemos entender que, si hemos fracasado, es porque, antes, lo hemos intentado.

Debemos saber sobreponernos a una situación negativa o difícil
Debemos saber sobreponernos a una situación negativa o difícil
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El comportamiento ante el fracaso se define como la capacidad para obtener un aprendizaje positivo, desde situaciones difíciles, cuando los resultados no han alcanzado las expectativas esperadas, con una actitud autocrítica pero constructiva.

Pero... pongámonos en situación

La sociedad no suele entender el fracaso de manera adecuada. Hablamos de una palabra con tantas connotaciones negativas que nos bloquea completamente y limita su eficaz gestión. A nadie le gusta equivocarse, claro, pero podemos entender el fracaso de un modo totalmente diferente al habitual, es decir, afrontarlo como una de las principales herramientas de aprendizaje.

Una correcta gestión del fracaso consiste en saber sobreponernos a una situación negativa o difícil; ser capaces de gestionar la frustración generada; y, sobre todo, traducirla en aprendizaje. Se trata de mantener una actitud positiva, a pesar de las dificultades que el cumplimiento de nuestras ilusiones pueden acarrear. Esa actitud nos permitirá autoevaluar nuestra evolución en el proceso, por lo que podremos adelantarnos a posibles errores en futuras ocasiones, fruto de la experiencia vivida y, sobre todo, bien entendida. Se trata, en definitiva, de que no nos sintamos bloqueados por las emociones negativas y ofrezcamos respuestas inadecuadas a los demás o frustración interna y total insatisfacción, cuando no obtengamos lo que esperábamos.

Observemos algunas pautas de conducta

Fracasar siempre nos causa sensaciones desagradables, pero debemos entender que, si fracasamos, es porque hemos intentado alcanzar ciertos objetivos, lo que, sin duda, ya es digno de reconocimiento. Por eso, es importante mantener un alto nivel de confianza en nuestras posibilidades. A partir de ahí, aprenderemos sobre lo que ha salido bien o no en ese proyecto concreto, lo que nos acercará a la meta en el siguiente intento, y obtendremos lecturas generalistas de cómo actuar en circunstancias similares, como por ejemplo, que hay que contar siempre con un margen de tiempo para imprevistos, porque, seguro que surgirán. También nos permitirá valorar mejor los logros, pues la satisfacción se incrementa cuando medimos la dificultad, y, por el contrario, conseguir siempre nuestras metas resta mérito a lo alcanzado.

En última instancia, debemos ser capaces de entender, tolerar y asumir que no siempre alcanzaremos nuestras metas, de fomentar la resiliencia, como parte de nuestro crecimiento personal, y trasladarlo a todas las facetas de la vida.

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