Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Aquellos maravillosos inventores

Hartmann & Braun: sus galvanómetros fueron solo el principio

La fabricación de instrumentos para detectar y medir la corriente eléctrica centró la actividad de la Hartmann & Braun, que se convertiría, a finales del siglo XIX, en una de las principales empresas de ingeniería eléctrica de Alemania.

Los galvanómetros que salían del taller de Hartman ofrecían una elevada precisión en las medidas
Los galvanómetros que salían del taller de Hartmann ofrecían una elevada precisión en las medidas
Sammlung Historiche Meestechnik

Wilhelm Eugen Hartmann (Nürtingen, Alemania, 1853- Munich, Alemania, 1915) estudió mecánica y óptica en Ulm, disciplinas para las que desde el primer momento debió demostrar grandes aptitudes si atendemos a que, con solo veinte años, fue designado asistente técnico para la construcción y montaje de las instalaciones destinadas a acoger la Feria Mundial de Viena.

Su siguiente paso fue hacerse con el puesto de asistente técnico del físico Wilhelm Weber en el Instituto de Física de la Universidad de Gottingen, donde perfeccionó su talento para la fabricación de instrumentos científicos de medida; al tiempo que completaba, de forma autodidacta, su formación teórica en física y astronomía. Y donde, parece ser, conoció y entabló amistad con el joven físico Friedrich Kohlrausch, quien en un futuro cercano iba a desempeñar un papel capital en su trayectoria profesional.

Finalmente, y tras trabajar una temporada en el Instituto óptico Fraunhofer de Múnich, donde completó su conocimientos sobre la tecnología y procesado del vidrio, en 1879 Wilhelm Hartmann decidió fundar su propio taller en Wurzburg, dedicado a la fabricación de instrumentos científicos, ópticos, geodésicos, astronómicos y de medida. Un apuesta para la que contó con el respaldo del mencionado Kohlraush, quien por entonces había alcanzado el puesto de profesor de Física de la universidad local y que buscaba a un fabricante de confianza que le construyese los aparatos e instrumentos que su investigación demandaba.

Hartmann alquiló un pequeño establecimiento, cercano a la universidad -que dividió en oficina, taller mecánico y taller de pulido de vidrio- y contrató a sus dos primeros empleados, un mecánico y un aprendiz. Desde el primer momento, y gracias a la influencia y apoyo de Kohlraush, el taller comenzó a recibir numerosos pedidos y encargos, tanto de la universidad local como de otros centros e instituciones de investigación.

1881 iba a marcar un antes y un después en el negocio de Hartmann. Ese año el taller se trasladaba a un local mucho mayor con la idea de ampliar y diversificar su producción. Y dentro de este plan de expansión, introducirse en la fabricación de los recientes y novedoso aparatos eléctricos y de medición de la corriente eléctrica. Una decisión también propiciada por las necesidades de Kohlraush. De hecho, es en esta etapa, y gracias a la colaboración entre ambos, cuando surgieron los instrumentos que iban a dar fama al establecimiento y que se iban a convertir poco menos que en santo y seña del mismo: sus galvanómetros. Entre los que destacan sus novedosos modelos de galvanómetro tangente y galvanómetro de espejo con mira telescópica, fabricados con maestría por Hartmann a partir de los diseños esbozados por Kohlraush y que ofrecían una elevada precisión en las medidas.

También en 1881, y anticipando la importancia que iba adquirir el recién inventado teléfono de Bell, Hartmann consiguió la representación para Alemania de la American Bell Telephone Company, lo que convertía a su taller en fabricante y suministrador de dichos equipos para el territorio teutón según el modelo de Bell. No obstante, y gracias a su pericia, Hartmann pronto fue capaz de desarrollar su propio aparato telefónico para no tener que depender de la patente americana.

Uniendo fuerzas

Entre tanto, en 1878, Wunibald Braun (Hesse, Alemania, 1839-¿Frankfurt, Alemania?, 1912), hermano mayor del físico e ingeniero Ferdinand Braun (premio Nobel de Física en 1909) había decidido retornar a Alemania tras una estancia de varios años en San Petersburgo, donde, gracias a su visión empresarial, había fundado una exitosa casa de importación de productos alemanes para todo el territorio ruso. A pesar del éxito del negocio, la añoranza de su familia le empujó a retornar a su patria, instalándose en Frankfurt. Allí comenzó a buscar una nueva aventura empresarial en la que embarcarse. Aventura que le llegó, precisamente, a través de su hermano y del 'omnipresente' Kohlsrauch; quienes le pusieron en contacto con Eugen Hartmann y le animaron a invertir en su incipiente negocio. De este modo, en 1882, mecánico y empresario se asociaban bajo el nombre de E. Hartmann & Co. Wurzburg, incrementando más si cabe su volumen de negocio, que cada vez estaba más orientado y centrado en los ya referidos aparatos eléctricos y de medición eléctrica.

En 1884, y a instancias del propio Braun, la compañía se iba a trasladar a Frankfurt, a un taller mucho mayor, siendo rebautizada a partir de ese momento como Hartmann & Braun; la cual se iba a convertir en una de las principales empresas de ingeniería eléctrica de toda Alemania y que asimismo comenzó a abrir nuevos mercados en Rusia gracias a los acuerdos comerciales establecidos por Braun merced a su experiencia y contactos previos.

Su crecimiento constante les llevó, en 1901, a convertirse en sociedad anónima, pasando a denominarse Hartmann & Braun AG, siempre bajo el control de las familias Braun y Hartmann; primero de sus fundadores y, al retirarse estos, de sus descendientes. A partir de los años veinte, la compañía dio un giro a su producción y entró en el negocio de los equipos de control, cada vez más requeridos por las industrias, hasta convertirse en el principal suministrador de este tipo de instrumentos y equipos no solo en Alemania, sino en otros muchos mercados, gracias a su estrategia de adquisición de compañías y fábricas en los principales mercados de Europa, Sudamérica, África y Asia. Finalmente, en 1999 la Hartmann & Braun AG fue adquirida por Elsag Bailey y pasó a formar parte de la multinacional ABB.

Miguel Barral Técnico del Muncyt

Esta sección se realiza en colaboración con el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología

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