VERANO

Cómo hacer tu propio aire acondicionado en casa (y ahorrarte el dinero del split)

No todo el mundo puede invertir, llegado el verano, en esta máquina de refrigeración. Sin embargo, esto no significa que no se pueda disfrutar de una casa fresquita por menos dinero.

Para que el ciclo de refrigeración se mantenga, todos los conductos tienen que estar despejados.
El aire acondicionado baja la temperatura de de casa, pero no es la única herramienta para lograrlo.
Freepik

Días más largos, planes al aire libre, excursiones (y baños) en las pozas y piscinas naturales de Aragón, tiempo de desconexión... El verano trae consigo muchas cosas buenas que, sin embargo, pueden acabar empañadas por las altas temperaturas que se registran en nuestra Comunidad. De hecho, las tardes en casa se pueden eternizar si, en lugar de descansar bajo un aire acondicionado, debemos perseguir las oscilaciones del ventilador que, lejos de refrescar, acaba moviendo, tan solo, el aire caliente. Claro que, no todo está perdido: se puede construir con facilidad y en casa un artefacto refrigerador que, aunque no tenga la potencia y calidad de estas máquinas, pueda suplir su función y mejorar nuestros días estivales.

Dos opciones para hacer tu aire acondicionado

Cubitos de hielo

Hielos y un ventilador

Para que este aire acondicionado casero funcione, se puede construir de dos maneras. Para la primera, muy sencilla y carente de mano de obra, solo hay que poner un bol de agua con muchos hielos delante de las aspas, para que, cuando estas funcionen, muevan aire húmedo y frío. Para la segunda, hay que congelar un par de botellas de agua, que habrá que enganchar con ayuda de alambre a la parte trasera de las rejas que guardan las aspas del ventilador. Así, en apenas unos minutos, por casa circulará aire fresco que remplazará al acumulado durante el día. Eso sí,  es importante extender una toalla debajo del aparato para evitar que el suelo acabe lleno de agua.

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Cajas

Una versión mejorada

Si bien es cierto que la versión anterior es rápida y muy económica, con esta, aunque haya que hacer una pequeña inversión, la sensación de frescor será mayor. Así, solo debemos conseguir una caja que no se reblandezca por la humedad (bien sea tipo nevera portátil o de poliespán), un codo de tubería de PVC, un miniventilador y un recipiente de agua con hielo. Una vez tenemos todo, hay que hacer un agujero en la tapa de la caja para incrustar el tubo, de tal modo que permite la corriente de aire de dentro haca fuera; y otro que permita que las aspas del ventilador queden por dentro. Después, solo queda meter dentro de la caja todo lo que pueda enfriar el interior (hielos, agua congelada...) y enchufar el ventilador.  Aunque el resultado es inmediato, conviene destacar que el efecto no es demasiado duradero, pues desaparece cuando se derrite el hielo

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