Manual de lectura para cremas solares

Ya no solo debemos preocuparnos del factor de protección a la hora de comprar un protector solar. También es necesario saber si protegen de los rayos UVA, UVB, UVC, IR... Aquí les contamos qué (rayos) son

La numeración de los protectores solares varía dependiendo del tono de la piel. Además de ese indicador es necesario tener en cuenta la protección UVA, un símbolo que a veces está un poco escondido en los envases.

A estas alturas de calendario, ya habrá muchas personas que leerán estas líneas en la playa o en la piscina, bien embadurnadas en crema protectora. Un saludo para todas ellas, desde las cuatro paredes de esta redacción. Sin embargo, nadie debería olvidar que la radiación solar no tiene vacaciones, e incide en nuestra piel incluso en los desplazamientos de casa a la oficina, o durante una apacible tarde de compras, o en esa preciosa terraza en la que degustamos un sabroso aperitivo.

Después de repasar el ABC de la aplicación de los protectores, ahora le toca el turno a los filtros solares, porque no todas las cremas los llevan, y no en la misma proporción. Así que este es el diccionario para los rayos ultravioleta.

Primero, y principal. ¿Qué son?

Los rayos ultravioleta (UV) son radiaciones electromagnéticas frías que forman parte del espectro solar. Activan en la piel la producción de melanina, responsable del bronceado. También transforman las provitaminas D en vitaminas que favorecen la fijación del calcio en los huesos. Según tipos y dosis, causan enrojecimiento de la piel (eritema), daño ocular (inflamación de la córnea o de la conjuntiva) e incluso cáncer (son mutagénicas).

Así, los rayos UVA, ultravioleta A de onda larga, constituyen el 95% de la radiación solar que llega a la superficie de la Tierra. Penetran profundamente en la piel y provocan el envejecimiento cutáneo y la aparición de arrugas. Por su parte, los rayos UVB, los ultravioleta B de onda corta, son los causantes del enrojecimiento y las quemaduras solares pues dañan la capa más superficial de la epidermis. Por último, los rayos ultravioleta C de onda corta, los UVC, no nos alcanzan porque quedan fuera de la atmósfera terrestre.

Cuando elegimos una crema, la mayoría nos fijamos solo en el SPF, (factor de protección solar), pero este solamente te indica la protección contra los rayos UVB. La razón es que originariamente se pensaba que la radiación UVA no causaba cáncer de piel, aunque ahora sí se sabe que también aumenta el riesgo de melanoma. A la hora de comprar un buen protector solar, es necesario comprobar que en el envase aparece el símbolo UVA rodeado por un círculo. De esta manera sabremos que el producto cumple la recomendación europea.

También deberemos estar atentos a si la crema elegida protege contra los rayos infrarrojos (IR), que producen la deshidratación celular. Un protector IR contiene antioxidantes y reflectores de la luz y son especialmente recomendados para las pieles sensibles. Si el producto lo ofrece, deberá llevar en el envase las letras IR, también rodeadas por un círculo.

Por último, recordar que tanto los rayos UVB/UVA como los IR forman los llamados radicales libres, esos que demás de producir el fotoenvejecimiento de la piel son las partículas responsables de las alteraciones del ADN en nuestras células, por lo que pueden dar lugar a cánceres de piel. Así que muchos productos llevan en sus etiquetas las letras RSP (Radical Sun Protection, o protección contra los radicales libres).

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