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La planta del garbanzo

La planta del garbanzo modificada genéticamente puede ser una aliada contra el cambio climático
La planta del garbanzo modificada genéticamente puede ser una aliada contra el cambio climático
HA

Al común de los mortales la palabra suberina nos suena a chino. Se trata de un polímero que está presente en plantas como el alcornoque, lo que permite que el corcho sea impermeable al agua y al gas e ignífugo, porque conduce mal el calor. Otra de sus características es que absorbe dióxido de carbono atmosférico. Al no ser biodegradable, puede permanecer intacto en el suelo durante miles de años. Conociendo las propiedades de la suberina, ¿por qué no modificar genéticamente algún vegetal para dotarle de una dosis añadida de este polímero y permitir así atrapar en sus raíces CO2 de la atmósfera? Esta es la línea de investigación que ha seguido la bióloga estadounidense de 64 años Joanne Chory. Su misión: crear a partir de la humilde planta del garbanzo otra con superpoderes que, una vez cultivada en inmensos terrenos, sea capaz de contrarrestrar a medio plazo los efectos del cambio climático.

De salir adelante el proyecto, puede que no sea la panacea para frenar las consecuencias del efecto invernadero en el planeta, pero al menos supondrá un elemento que ayude a contrarrestarlas. Chory, tan discreta como la planta del garbanzo pero con el Oscar de la Ciencia en sus manos (logró el Breakthrough Prize), calcula que si las plantas ricas en suberina estuvieran presentes en el 5% de los cultivos mundiales, permitirían capturar el 50% del CO2 de la atmósfera.

El pasado miércoles, Día Mundial del Medio Ambiente, Chory fue galardonada, junto a la argentina Sandra Myrna Díaz, con el premio Princesa de Asturias de Investigación. Gracias a este premio, a algunos mortales Chory y suberina ya no nos suena a chino.

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