escuela rural

Educación de calidad, clave contra la despoblación

‘Minicrie’, el proyecto educativo del CRA El Poyo del Cid, en la comarca turolense del Jiloca, para revitalizar la escuela rural y hacerla atractiva para las familias. 

Durante la semana temática dedicada a los oficios, los escolares realizaron diferentes visitas y entrevistas, entre ellas, a la panadera del pueblo
Durante la semana temática dedicada a los oficios, los escolares realizaron diferentes visitas y entrevistas, entre ellas, a la panadera del pueblo
CRA El Poyo del Cid

Cuando una escuela rural cierra, el pueblo, poco a poco, también empieza a ‘cerrar’ con ella; y, en Aragón, eso lo sabemos bien. Por el contrario, una escuela abierta llama a la vida, al futuro. Transmite un mensaje de esperanza. Bajo la constante amenaza de la despoblación, son muchos los maestros de las pequeñas escuelas rurales aragonesas que saben que no pueden "parar"; que se sienten en la obligación de moverse, de anticiparse a lo que se avecina; de no conformarse solo con poner medidas para "no ir a menos". Y a este grupo de visionarios pertenece el equipo docente del CRA El Poyo del Cid, en la comarca turolense del Jiloca, que agrupa a las localidades de El Poyo y Báguena; a la cabeza, Pilar León Pamplona, su directora.

"Tenemos que ofrecer iniciativas atractivas para que las familias no ser marchen y vengan otras nuevas, atraídas por una educación para sus hijos igual o mejor que la de la ciudad"

PROYECTOS EDUCATIVOS QUE COMPENSEN LAS CARENCIAS

Y lo mejor de todo es que saben lo que tienen que hacer: "En la escuela rural –afirma Pilar León– tenemos que ofrecer proyectos educativos muy completos, que compensen las carencias del medio; iniciativas atractivas, no solo para que las familias no ser marchen, sino para que vengan otras nuevas, atraídas por una educación igual o mejor que la de la ciudad para sus hijos". Afortunadamente, esto está pasando y ya hay familias que han llegado a la zona en busca de un modelo educativo diferente; aunque, lamentablemente, todavía queda mucho por hacer: "La escuela rural se ha desprestigiado mucho y durante mucho tiempo", sentencia la directora del CRA.

Escolares de El Poyo del Cid y Báguena, durante su visita a las instalacoines de Calamocha TV
Escolares de El Poyo del Cid y Báguena, durante su visita a las instalacoines de Calamocha TV
CRA El Poyo del Cid

LA SOCIALIZACIÓN DE LOS PEQUEÑOS, EL PUNTO DÉBIL

En ese empeño por una educación diferente y de calidad, como antídoto contra el veneno de la despoblación, el equipo puso en marcha, hace ya tres años, un proyecto que se llama ‘Minicrie’, que emula a los acreditados y reconocidos ‘CRIE’ (Centros Rurales de Innovación Educativa), en este caso de Teruel. Se trata de centros creados por el Gobierno de Aragón para compensar las posibles desigualdades del alumnado de escuelas incompletas o unitarias de la escuela rural aragonesa y apoyar la labor docente que se realiza en ellas. A estos centros acuden alumnos de 5º y 6º de primaria de Colegios Rurales Agrupados (CRA) de todo Aragón, mayoritariamente de la provincia de Teruel. Una vez al trimestre –tres semanas al año–, se organizan convivencias, en grupos de unos 50 alumnos, que, además de aprender, se relacionan, conviven con chicos y chicas de su misma edad, procedentes de diversas localidades. Y,como en las escuelas con un número escaso de alumnos la socialización siempre es un punto débil, en el Poyo, se les ocurrió la brillante idea de poner en marcha un programa para los más pequeños, que se quedaban muy solos y cada vez menos, cuando los de 5º y 6º se marchaban al CRIE de Calamocha.

"En El Poyo, tenemos un total de 11 niños, divididos en dos clases, mientras que en Báguena, de 12 que empezaron a principio de curso, solo permanecen seis"
En perfecta sintonía con la historia y la época del Cid Campeador
En perfecta sintonía con la historia y la época del Cid Campeador
CRA El Poyo del Cid

Y dicho y hecho. Durante tres semanas, una por trimestre, los alumnos de infantil, 1º, 2º y 3º de primaria de las dos localidades del CRA, se juntan en una de ellas para participar en su ‘Minicrie’, "un proyecto paralelo al que se desarrolla en los CRIE, que nos permite trabajar en todo aquello que nos queda limitado por el numero de alumnado en nuestra vida diaria en el aula", explica la docente, que recuerda, además, que, durante este curso, ha variado mucho el número de alumnos desde su comienzo. "En El Poyo, tenemos un total de 11 niños, divididos en dos clases, mientras que en Báguena, de 12 que empezaron, solo permanecen seis".

APLICANDO LAS NUEVAS METODOLOGÍAS ACTIVAS

Cada una de esas semanas, eligen un tema siempre relacionado con su entorno más cercano y lo trabajan de manera transversal, aplicando las metodologías educativas más innovadoras: ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos), aprendizaje cooperativo, "enfoque en el que nos hemos formado el profesorado –puntualiza la directora–, aunque rara vez podemos llevar a la práctica debido al bajo número de alumnos", aprendizaje servicio, desarrollo de las inteligencias múltiples, uso de las TIC y TAC...

"La escuela rural nos permite atender al alumnado de forma más individualizada y conocer mejor sus dificultades y fortalezas"

UN OBJETIVO COMÚN: CONOCER SU PROPIO ENTORNO

Bajo el paraguas del interés común de conocer su entorno, la iniciativa responde a una de las señas de identidad principales del proyecto educativo de centro: "La inserción de nuestros alumnos en el entorno con el que se relacionan, valorando su historia y sus tradiciones e incorporándolas al conocimiento de su Comunidad a través de diferentes acciones", que se han centrado, por ejemplo, en la Laguna de Gallocanta, que les hizo convertirse en "expertos grulleros", o en el la figura del Cid Campeador – además de dramatizaciones, títeres, poemas... organizaron un mercadillo medieval, con productos artesanos realizados por ellos mismos, cuyos beneficios donaron a la Cruz Roja–.

Semana temática dedicada a conocer la Laguna de Gallocanta
Semana temática dedicada a conocer la Laguna de Gallocanta
CRA El Poyo del Cid
"La mayoría de los pequeños solo ven ventajas a la hora de valorar su vida en el pueblo. Se sienten libres para jugar en las calles, salir solos..." 

Durante la semana destinada a conocer los oficios de su entorno –visitaron la panadería, el taller de un escultor, estuvieron con los bomberos forestales, en la televisión de Calamocha...–, "los escolares tenían que plantearse qué querían ser. Se trataba de analizar los pros y contras de la vida en los pueblos", puntualiza la directora. Y comprobaron que la mayoría solo veía ventajas: el contacto con la naturaleza, la tranquilidad, la seguridad, "ellos –continúa– se sienten libres para jugar en las calles, salir solos... A su edad, todavía no son conscientes de la carencia de servicios". Gracias a este tipo de iniciativas, "los pequeños ya tienen conciencia de pertenecer a un mismo CRA –que antes no tenían– y, al trabajar juntos en un grupo mayor, toman referentes de otros compañeros"; sin olvidar la motivación, la ilusión que les hace y que "aprenden de forma significativa, son actividades muy prácticas y experimentales, les calan y no se les olvidan". Y otras ventajas:la implicación de las familias, vecinos y asociaciones del entorno, como Mío Cid o Secadero de ideas, ha sido un éxito. "Queremos acercarnos al pueblo y que el pueblo se acerque a nosotros", sentencia Pilar León.

Trabajos artesanales para vender en el mercadillo medieval
Trabajos artesanales para vender en el mercadillo medieval
CRA El Poyo del Cid

UNA ATENCIÓN DEL ALUMNADO MÁS INDIVIDUALIZADA

Ahora, toca poner en marcha nuevas iniciativas que pasan por revitalizar la escuela de Báguena, "que tiene unas instalaciones estupendas con cuatro aulas", para que familias de la zona que llevan a sus hijos hasta Calamocha, que suele ser lo habitual, contemplen esta posibilidad. Porque en su apuesta por la educación de calidad, la escuela rural "nos permite atender al alumnado de forma más individualizada y conocer mejor sus dificultades y fortalezas"; y porque el ambiente que se crea es más relajado, de confianza, "aquí no hace falta gritar, no hay que subir el tono, como en las escuelas grandes más marcadas por la disciplina". "Porque aquí –concluye Pilar León–, todo fluye de otra manera".

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