Coraje de mujer

perro
Los animales tendrían derecho a una vida digna.
Jorge Torres / Efe

Desde que escribo sobre animales, se me dice que el asunto es banal. Este parecer, que yo hace poco compartía, encaja en cerca de dos mil quinientos años de pensamiento orto-#doxo occidental, cuyos primeros atisbos de reflexión moral sobre la cuestión animal datan de finales del siglo XVIII, cuando el utilitarismo de Jeremy Bentham señaló que lo que sienten los animales tendría que incluirse en el cálculo de ‘la felicidad del mayor número’, criterio primordial de dicha corriente filosófica.

Según la moral utilitarista, de la que surgió el animalismo pionero de los años setenta del siglo XX, el mal causado a un animal solo se justifica si se compensa con un bien igual o mayor, como ocurre, por ejemplo, en la cura de una enfermedad que no sería posible sin usar cobayas. Igualmente, desde esta perspectiva cuantitativa del bienestar, se valora la utilidad de las vidas de todos los ejemplares de una especie, aunque sean muy tempranamente truncadas en el matadero.

Superada esta concepción, hoy se propone el objetivo de una ‘buena vida’ que tenga en cuenta las características sensoriales, cognitivas y emocionales de los animales. Esta nueva ética cuenta con el apoyo de la prestigiosa pensadora y profesora Martha Nussbaum, quien, a partir de un renovado aristotelismo y retomando las ‘capacidades’ que fundamentan la teoría del bienestar del economista Amartya Sen, se ha propuesto elaborar una filosofía jurídica que atribuya a los animales el derecho individual a tener una vida digna. Este intento, que es toda una transgresión académica, exigía la sensibilidad y el coraje desinhibido de una mujer.

jusoz@unizar.es

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