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Vanessa Villalba: "Para que los genes te cuenten la verdad, hay que formularles la pregunta correcta"

La bióloga zaragozana Vanessa Villalba, investigadora de la historia del genoma en la Península, leerá su tesis doctoral en septiembre.

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Vanessa Villalba, bióloga zaragozana que trabaja en el Instituto Max Planck de Jena
Heraldo

Vanessa Villalba Mouco nació en Zaragoza y en esta ciudad cursó estudios hasta que la elección de su carrera (Biología), la llevó a Barcelona. No es una bióloga al uso porque, en lugar de dedicarse al estudio de las formas de vida actuales, se ha centrado en el de las poblaciones prehistóricas. "Siempre me ha interesado la biología como disciplina que puede explicar el pasado del ser humano -señala- y por eso pronto me especialicé, participando en varias excavaciones arqueológicas de yacimientos paleolíticos, eligiendo un tema de mi tesis doctoral acorde a mis intereses científicos...".

Los artículos hoy publicados en 'Science' y 'Current Biology' son su broche final y la leerá el próximo mes de septiembre. El tema elegido para la tesis parece impenetrable para el lector común: "Aplicación de técnicas moleculares a contextos funerarios prehistóricos de la Península Ibérica: isótopos y DNA", pero en ella ha logrado demostrar, entre otras cosas, que los cazadores recolectores de la Península Ibérica en el Holoceno (hace 10.000 años) conservan una composición genética más antigua que el resto de los cazadores recolectores de Europa.

Villalba pertenece a un grupo de investigación de la Universidad de Zaragoza, Primeros Pobladores del Valle del Ebro, que dirige la catedrática Pilar Utrilla. Allí ha contribuido con estudios de paleodietas y con datos sobre el ADN de las antiguas poblaciones de la Cuenca del Ebro. Desde 2017 hasta la actualidad vive la mayor parte del año en Jena (Alemania) tras lograr una estancia de investigación en el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana. "Me dieron la oportunidad de hacer una estancia predoctoral -relata-, y allí me fui con muestras de las excavaciones para empezar a estudiar su ADN. La aplicación de técnicas biomoleculares a restos arqueológicos es una línea de trabajo relativamente nueva pero puede aportar mucha información a los investigadores".

Cree firmemente en ese concepto tan de moda de la interdisciplinariedad de la ciencia. "En los últimos años, los genetistas nos estamos esforzando en contrastar hipótesis que anteriormente han formulado los historiadores. Es un trabajo delicado y no está a salvo de errores porque, aunque es cierto que los genes están ahí y no mienten, para que te cuenten la verdad tienes que saber formularles la pregunta correcta". 

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