educación emocional

Cómo motivar a nuestros hijos para que estudien

Muchos niños y adolescentes muestran una apatía hacia los estudios y el colegio que no sabemos cómo combatir.

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Podemos explorar otras maneras de estudiar.
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Hay muchas razones por las que nuestros hijos pueden perder el interés hacia sus estudios: situaciones personales o del entorno complicadas, baja autoestima, falta de motivación... Proponemos algunas estrategias para trabajar la motivación con nuestros hijos.

Conocerse mejor

Para encontrar la motivación, primero, necesitan saber qué quieren y por qué; conocer sus intereses, capacidades y dificultades. Simplemente hablando con ellos sobre su día a día, sus emociones y pensamientos, les ayudamos a reflexionar sobre su identidad. Esto nos sirve también para ver si hay algún problema: una mala relación con los compañeros o un estrés excesivo ante una determinada asignatura.

Técnicas de estudio

Aunque cada uno tiene una forma preferente de procesar la información, podemos explorar otras maneras de estudiar. Además de esquemas y resúmenes, también pueden escuchar una explicación del tema grabada por ellos mismos o ver algún vídeo, estudiar escuchando música, prepararse preguntas y respuestas o cualquier otra acción que les facilite la comprensión del tema.

Ponerse metas

Deben pensar en la meta final y en los objetivos a medio y corto plazo. Hay que tener en cuenta la viabilidad de estas metas, por eso es necesario conocerse, para que sean adecuadas a los objetivos que persiguen y realistas en cuanto a su consecución. Es preferible poner objetivos que no sean ni muy fáciles, para que supongan un reto, ni excesivamente difíciles para que no se frustren ni abandonen si no los consiguen.

Cuidado con los refuerzo

Muchas veces recurrimos a regalos: "Si apruebas todo te compramos una bici". El truco funciona, a veces, pero no consigue la autonomía que necesitan. Con el tiempo pierde efectividad y cada vez exigen más. Son preferibles las recompensas inmateriales, como hacer alguna actividad en familia y los refuerzos verbales: palabras de cariño, ánimo y felicitaciones. Los refuerzos positivos, en comparación con los negativos (castigos) han mostrado una mayor efectividad para mantener y promover conductas positivas y menores efectos contraproducentes.

Apoyar todo el proceso

No solo vale el aprobado, todo el proceso de aprendizaje y de esfuerzo es importante. Durante todo el curso debemos hacer un seguimiento de cómo van los objetivos puestos y animarles a continuar. Aunque los resultados no sean todo lo buenos que esperábamos, el trabajo y esfuerzo realizado se debe tener en cuenta y reforzar los pasos positivos, así como analizar los errores y sus posibles soluciones.

Mostrar nuestro interés

Entusiasmarles con nuestro entusiasmo. Podemos hacer visitas culturales relacionadas con las materias o unir los temas con otros de su interés y de su vida cotidiana. Encontrarle un sentido tangible a lo que estudian facilita el aprendizaje.

No comparar

Compararlos puede dañar emocionalmente a los niños, especialmente cuando se les compara con personas cercanas. Esto va a reducir su motivación y autoestima, haciéndoles sentir inferiores y culpables. Cada persona y sus circunstancias es diferente, por lo que no se pueden comparar sus resultados.

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