La soledad crónica, una realidad cada vez más frecuente

La zaragozana Raquel del Moral ha investigado durante años la relación de la soledad con los problemas de salud, tanto mental como física sobre la población aragonesa.

Raquel del Moral (Zaragoza, 1980), doctora en Psicología y Sociología, lleva desde el año 2011 estudiando la influencia que la soledad crónica tiene sobre las personas mayores.
La soledad crónica, una realidad cada vez más frecuente
C. I.

En los últimos años se han extendido los estudios que han evidenciado la existencia de un fuerte vínculo entre la soledad crónica y los problemas de salud mental y física. Se trata de una realidad cada vez más frecuente y que afecta a nuestro desarrollo vital. Porque aquello de que los seres humanos somos sociales por naturaleza, parece que jamás había tenido tanto sentido como hoy, en un mundo en el que imperan las relaciones mediadas por pantallas de todos los tamaños.

La zaragozana Raquel del Moral (1980), doctora en Psicología y Sociología, lleva desde el año 2011 estudiando la influencia que la soledad crónica tiene sobre las personas mayores. Esta misma semana presentaba su tesis titulada ‘Sociotipo y políticas asistenciales. Un nuevo instrumento de evaluación de las intervenciones biomédicas y de sociabilización’.

La doctora ha formado parte de un equipo de investigación integrado en el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, concretamente en el grupo de bioinformación, que ha estudiado este fenómeno sobre más de 1.000 individuos de la capital aragonesa de entre 18 y 95 años. ¿La conclusión? “Hemos evidenciado cómo nuestra necesidad de conexión social se encuentra estrechamente relacionada con nuestra salud, y puede provocar un deterioro social cuando se trata de una soledad percibida y mantenida de forma crónica”, indica Del Moral.

El objetivo fue, gracias al desarrollo de un cuestionario, analizar la dotación social de los participantes, es decir, establecer el lugar que ocupaba cada uno de estos individuos dentro de su red social. “También estudiamos otros conceptos como el papel de la risa en la creación de lazos sociales y factores como la soledad, la angustia o el estrés psicológico, entre otros”, asegura.

En los últimos años, muchos expertos han hablado de ella, de la soledad, como la pandemia del siglo XXI.  Y es que vivimos más, con todo lo que el paso del tiempo implica, y sobre todo, nos relacionamos de maneras bien distintas generando un mayor número de relaciones pero también más rápidas y transitorias gracias al auge de las nuevas tecnologías. “Nuestra red social varía a lo largo de la vida, dependiendo del género y de las circunstancias personales. Cuando envejecemos vamos perdiendo amigos, familia, abandonamos forzosamente el círculo laboral y, en ocasiones, se producen cambios drásticos en nuestras vidas, como cuando nos llevamos al abuelo del pueblo para que no viva solo”, resume la socióloga.

“En estos casos, cuando perdemos nuestra red de relaciones, existen consecuencias negativas a nivel neurológico, inmunitario, cardiovascular y en cuanto a esperanza de vida, ésta se ve reducida”, indica. En todo esto, las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental, sobre todo en cuanto al uso que hacemos de ellas.

En su opinión, existen señales que nos alertan de que algo no está funcionando bien. “Sin duda es necesario que seamos conscientes de su repercusión. Hoy en día muchos niños quedan para conectarse cada uno desde su casa para jugar 'online' en lugar de disfrutar de ese contacto cara a cara. Estamos perdiendo algo importante”, afirma. Por eso, asegura que debemos de potenciar la sociabilidad humana y retomarnos los unos a los otros. “Es necesario que se fomenten más políticas de sociabilización entre las poblaciones más vulnerables, como son los mayores y las personas dependientes, y que se trabaje desde el ámbito de la educación”, asegura.

Soluciones contra la soledad

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en Zaragoza residen más de 114.000 mayores de 65 años, de los cuales unos 36.000 viven solos. Además, el pasado año se dieron varios casos de ancianos que fallecieron solos en sus hogares. “Cuando leo estos casos me pregunto. ¿De verdad nadie se ha dado cuenta? ¿Tan solos estaban?”, reflexiona Del Moral. Precisamente para acabar con esta realidad, a lo largo de los últimos años han puesto en marcha algunas experiencias, de la mano del Instituto Aragonés de Servicios Sociales (IASS) y la Oficina Técnica del Mayor del Ayuntamiento de Zaragoza, iniciativas como ‘Nos gusta hablar’.

“Estamos trabajando en varios centros de convivencia –Santa Isabel, El Terminillo y Salvador Allende- generando puntos de encuentro para que personas mayores simplemente dialoguen. Todos necesitamos conectar con alguien y poder hablar sobre nuestras cosas”, añade. En los últimos meses, esta iniciativa ha viajado hasta la residencia de mayores de Borja, también con excelentes resultados. “En la mayoría de los casos se trata de personas a las que vamos apartando socialmente mientras ellas se quieren seguir sintiendo útiles”, resume.

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