El estudio de cuatro yacimientos, uno de ellos de Tauste, revela cómo se vivía en el medievo en el norte peninsular

La investigación arroja información sobre la dieta y la movilidad de los habitantes en la Edad Media.

Imagen de archivo del yacimiento arqueológico en la atalaya medieval de La Cruceta, en Tauste.
El estudio de cuatro yacimientos, uno de ellos de Tauste, revela cómo se vivía en el medievo en el norte peninsular
Noeli Barceló

Un estudio de una investigadora de la Univeridad del País Vasco (UPV-EHU) sobre la dieta y la movilidad de los habitantes de la Edad Media en el norte de la Península Ibérica ha determinado que la movilidad de la población medieval era "limitada" ya que se han encontrado pocos individuos extranjeros y los datos isotópicos sugieren que "no son de zonas lejanas".

La investigación ha llevado a cabo un análisis isotópico y elemental de huesos y dientes humanos de los yacimientos de Tauste (Zaragoza), San Martín de Dulantzi (Álava), Las Gobas (Treviño) y San Juan de Momoitio (Vizcaya), entre los siglos VI y XI. A partir de los restos humanos de esos yacimientos, se ha podido entender diferentes aspectos de la vida de aquella época, como su paleodieta o la movilidad de los colectivos.

Según este estudio, llevado a cabo por la geóloga Iranzu Laura Guede Sagastizabal (Elorrio, 1989) en el departamento de Mineralogía y Petrología de la UPV/EHU, respecto a la dieta de esos habitantes, "los datos indican que las poblaciones rurales medievales se alimentaban de productos similares, principalmente, cereales, hortalizas y legumbres y pequeñas cantidades de proteína animal".

Asimismo, ha podido concluir que en las poblaciones musulmanas "las personas ingerían diferentes alimentos en función del sexo y de su edad, lo que pone de manifiesto las distintas dinámicas sociales que tenían las poblaciones cristianas y las musulmanas", ha señalado la investigadora.

El análisis de los huesos y dientes humanos encontrados en esos yacimientos, y su posterior comparación con otros análisis de la fauna, la vegetación, el suelo, el agua y otros materiales localizados en el mismo entorno ha aportado "abundante información sobre sociedades antiguas", ha indicado Iranzu Laura Guede.

Para la investigadora, "somos lo que comemos, y la composición isotópica de los alimentos que ingerimos pasa a nuestros huesos, dientes y tejidos, y queda registrada en ellos. Igualmente, los alimentos adquieren la composición isotópica del entorno, ya que en ellos influyen aspectos como el propio medio, la geología y la climatología", ha explicado.

Los análisis isotópicos y elementales se han centrado en el carbono, nitrógeno, oxígeno y estroncio en dientes y huesos en los cuatro yacimientos, tres de ellos cristianos (Dulantzi, Treviño y San Juan de Momoitio) y el cuarto musulmán, el zaragozano de Tauste.

Para estudiar la movilidad de cada individuo se han comparado las composiciones isotópicas del esmalte y la dentina de los dientes y de los huesos con composiciones de diversos materiales encontrados en el entorno del yacimiento.

De hecho, "el esmalte dental queda sellado tan pronto como se forma, y aporta información sobre el lugar de origen de la persona. Sin embargo, la composición de los huesos y la dentina va cambiando con el paso de la vida; por tanto, ponen de manifiesto las diferencias que producen los cambios de dieta o del lugar de residencia", ha explicado la geóloga.

Para el estudio de la movilidad se utilizan isótopos de oxígeno y de estroncio ya que "la composición de los isótopos de estroncio reflejan la región geológica del lugar de nacimiento de los individuos; el oxígeno, por su parte, limita la zona geográfica".

La dieta en la Edad Media en el norte de la Península Ibérica

En cuanto a la dieta, las relaciones isotópicas varían en función de los alimentos ingeridos por los individuos. Por ejemplo, "en el caso del nitrógeno, a medida que se asciende de nivel trófico se va enriqueciendo la relación isotópica del nitrógeno: una relación isotópica de nitrógeno más rica indica que la persona en cuestión se alimentó con más carne; sin embargo, cuando las relaciones son menores se puede pensar que su dieta fue más pobre en proteínas y más vegetariana", ha afirmado la investigadora.

Asimismo, también se miden las relaciones isotópicas del carbono y del nitrógeno en los huesos de otros animales encontrados en el yacimiento, "para saber cuáles son las bases de los valores de la dieta local".

La investigación es la base de la tesis doctoral llevada a cabo por Iranzu Laura Guede Sagastizabal, titulada 'Geochemical studies of paleodiet and mobility of medieval communities of north Iberian peninsula', y ha sido dirigida por los profesores de la UPV/EHU María Cruz Zuluaga y Luis Ángel Ortega.

En la investigación, han contado con la colaboración de la profesora Paola Iacumin de la Università degli Studi di Parma (Italia), Iñaki García Camino, del Museo de Arqueología de Bizkaia, y de la Asociación Cultural El Patiaz.

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