No hay nada de lo que estemos más pendientes todos los meses, pues de que llegue o no la nómina a las cuentas corrientes depende el día a día de la gran mayoría de los hogares, sin embargo no se le suele prestar atención a la información que contiene, pues nos solemos detener exclusivamente en que el importe final sea el que establece nuestro contrato laboral.

Aparte de los datos de la empresa y del trabajador, el documento va encabezado por el periodo de liquidación correspondiente, que en caso de ser una retribución mensual se establece en 30 días, aunque se trate de un mes de 28 o 31 días.

La parte central de la nómina desglosa los devengos o ingresos del trabajador, así como los descuentos. En el primer capítulo, se incluye el salario base, que es la remuneración total por el trabajo realizado, y los complementos salariales o aquellas cantidades extraordinarias que se conceden por antigüedad, tipo de puesto de trabajo, horas extras, etc.

A estos conceptos, suelen acompañar tablas para la estimación por periodos o unidades, así como por días, recogido en valor base.

En la parte de las deducciones, la de la Seguridad Social va destinada a cubrir una baja eventual por incapacidad, una enfermedad profesional, la futura pensión o el seguro de desempleo. Generalmente, esta aportación del trabajador también va desglosada en la nómina.

En caso del descuento del IRPF, la cantidad no es más que el adelanto que corresponde con la contribución a la Declaración de la Renta. Según el sueldo final, las circunstancias personales y familiares de cada trabajador y algún grado de discapacidad, este porcentaje de deducción variará.

Otros parámetros para tener en cuenta

En lo que respecta al grupo de cotización, que marca la base mínima y máxima de la cuota en función del puesto de trabajo que se desempeñe, el documento refleja el total de la remuneración más las cantidades correspondientes a las pagas extraordinarias o a otros incentivos inherentes al puesto.

Sobre este total, se calcula la aportación de la empresa a la Seguridad Social, que desde hace unos años, es obligatorio que conste en la nómina. Así, debe reflejarse la tasa destinada a contingencias comunes, accidentes en el trabajo, contratos indefinidos o temporales, así como la cotización para el Fondo de Garantía Salarial y la Formación Profesional.

Por último, cabe mencionar que es en la nómina de enero donde se verá reflejada una subida salarial, si ha habido suerte; una bajada, si las cosas han ido mal, o un importe casi igual al de diciembre, si se tiene el salario congelado.