¿Por qué duelen tanto los cortes con un papel?

La forma del filo explica los destrozos que provoca en el dedo el arañazo con una hoja.

FECYT
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Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología

No tienen ninguna importancia ni provocan mayores consecuencias, pero todos sentimos cierto repelús cuando pensamos en los microcortes que nos hacemos con una hoja de papel. Y aunque no pueden compararse con traumatismos más graves, llama la atención la intensidad del dolor que provoca una herida en principio tan superficial.

Esta semana, una foto colgada en Twitter por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (la imagen que ilustra esta noticia) ha despertado la curiosidad de los interneteros porque explica, en parte, este fenómeno.

El dolor del corte tiene que ver con la forma que tiene el papel, que es justo lo que muestra la foto. Aunque a simple vista parece una superficie muy lisa -por eso corta-, a nivel microcópico descubrimos que el filo de una hoja no es precisamente uniforme. Es rugoso e irregular, lleno de minúsculos filamentos que, sobre nuestra piel, tienen el mismo efecto que una sierra y causan un destrozo mucho mayor en las células y los nervios que si el corte fuera limpio.

De la misma manera, la composición química del papel incluye productos químicos y pequeñas fibras que irritan la herida, multiplicando la sensación de dolor.

Para colmo, los cortes con una hoja suelen producirse en manos, y sobre todo en los dedos, que están llenos de terminaciones nerviosas y poseen más nociceptores -los receptores diseñados específicamente para captar las señales de dolor- de todo el cuerpo. Con los dedos exploramos en mundo y por eso están especialmente preparados para detectar lo que nos hace daño y activar cuando antes las señales de alerta. Esto viene muy bien la mayoría de las veces, pero es un gran inconveniente cuando sufrimos el 'ataque' de una hoja de papel.

Otra de las peculiaridades de estas heridas es que son muy poco profundas y apenas sangran. Y esto supone que el proceso de cicatrización tarda en comenzar, con lo que los nervios dañados por el corte siguen lanzando señales de dolor al cerebro y la sensación de malestar dura más de lo que parecería razonable para un corte tan minúsculo.

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