Por
  • María Frisa

Gracias, Marta

A veces, la vida termina sin avisar
A veces, la vida termina sin avisar
oatsy40

No acostumbras a saber cuándo es la última vez que vas a estar con alguien, por eso nunca te esfuerzas en ser generoso, en decir las palabras que el otro desea escuchar o en expresar tus sentimientos. Siempre crees que habrá ocasiones posteriores. No las ha habido con Marta. Ella ha sido la primera de nosotras en morir. Ya no está y no consigo recordar de qué hablamos esa última vez. Supongo que de los niños, de su Juan y de su Ana, y de mis libros. En todo caso no le dije lo que su amistad significaba para mí.

Marta, los que la conocisteis lo sabéis, era mucha Marta. Pura vitalidad, alegría, inteligencia y tenacidad. Conmigo fue muy generosa. Desde el primer premio, desde la primera publicación, no solo me apoyó de forma incondicional, sino que practicó un proselitismo feroz. Fue mi mejor valedora, sin decaer jamás a lo largo de los años y de las numerosas publicaciones. Siempre orgullosa de mí y de mis logros.

Las gracias por ser tan buena amiga y por conseguir lo más difícil: que sintiera que siempre podría contar con ella, se las di a su ataúd cerrado. "¿Hay algo que pueda hacer?", le pregunté a Jesús, su marido. "Escribe, que es lo que a ella le gustaba". Y eso es lo que he hecho. Esta va por ti, Marta Revuelta. Va por ti y será lo primero que no vas a poder leer.

No acostumbras a saber cuándo será la última vez que vas a estar con alguien. Yo he intentado remediarlo con estas torpes palabras. Ustedes, no pierdan el tiempo y corran a abrazar a los suyos.