¿Cuál es el origen de la palabra morgue?

El término proviene del francés medieval y su significado literal era ‘mirar solemnemente’.

La morgue es el lugar en el que se depositan los cadáveres a la espera de ser identificados o realizarles la autopsia
La morgue es el lugar en el que se depositan los cadáveres a la espera de ser identificados o realizarles la autopsia
Juan Carlos Arcos.

Coloquialismos, meses del año, partes del cuerpo… El origen de muchas de las palabras que se emplean habitualmente suele despertar una gran curiosidad en numerosos sectores de la población, especialmente porque responde al contexto histórico en el que estas se acuñaron, el cual presenta considerables diferencias con el actual.

Así, los nombres tanto del popular café capuchino que tanta gente toma cada mañana como de los famosos monos que residen en el continente americano vienen de la palabra ‘capuccio’, que significa capucha, y cuya asociación se remonta al color marrón de los hábitos de los monjes capuchinos, cuya orden se fundó en el siglo XVI. Y la expresión ‘Irse por los cerros de Úbeda’ se debe a que Fernando III de Castilla, en plena Reconquista, le pidió a uno de sus subalternos que vigilase unos cerros próximos a esta localidad. Al llegar allí, el hombre quedó prendado de una mujer y no completó su misión. Cuando al rey le preguntaron por ello, contestó que se había extraviado por los cerros de Úbeda.

Los términos de otros ámbitos más delicados, como todo lo que rodea a la muerte, también tienen su explicación histórica. La morgue, por ejemplo, que es el lugar en el que se depositan los cadáveres a la espera de ser identificados o realizarles la autopsia y tiene su origen en París. La palabra proviene del francés medieval ‘morguer’ y su significado literal era ‘mirar solemnemente’. Esta referencia se debe a que en el siglo IX este vocablo no se empleaba para referirse al depósito, sino al lugar donde se encerraba a los delincuentes que habían sido arrestados por primera vez.

Cabe destacar que era una época en la que aún no existían los documentos de identificación ni las fichas policiales y, por tanto, los criminales eran exhibidos en una celda de la prisión a la que acudían algunos voluntariosos ciudadanos para indicar si conocían de algo al reo y de ese modo tenerlos identificados. La curiosidad al respecto fue creciendo y los visitantes miraban solemnemente a los presos de forma cada vez más frecuente, una circunstancia que llevó a que se acuñara el término.

Con el tiempo, las autoridades parisinas se dieron cuenta que esa fórmula de identificación de criminales también podía ser útil a la hora de descubrir la identidad de muchos de los fallecidos que aparecían en las calles de la ciudad (sobre todo en el fondo del rio Sena). Por ello, en los sótanos del Grand Châtelet de París (fortificación que a partir del siglo XIV sirvió de prisión, juzgados, comisaría de policía y depósito de cadáveres) se habilitó una sala donde se exhibían los cuerpos sin vida sin identificar y por el que iban desfilando los ciudadanos que debían ayudar a reconocerlos.

Como el modo de exhibir estos cuerpos se realizaba de una manera muy similar a como se había hecho con los presos, aquel depósito de cadáveres pasó a ser conocido con el mismo término: ‘morgue’.

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