Aquellos que posean una piel grasa o mixta saben perfectamente en qué consiste lidiar con este tipo de cutis. Cada día, sigues una estricta rutina de higiene facial que no permite saltarse ni un solo paso. En caso de haberte maquillado, primero lo retiras con sumo cuidado con el cosmético indicado; después, te deshaces de los restos de grasa y suciedad con tu limpiador; a continuación, le sigue el tónico, ese gran aliado que refresca y limpia a partes iguales. Los más puntillosos, utilizarán una loción, para matificar o hidratar según convenga; por supuesto, todo queda sellado con tu fiel crema de cuidado facial, un producto que tratará imperfecciones u otras necesidades. Y por último, el contorno de ojos, diariamente, esa zona ha ser embadurnada con el producto definitivo que consiga borrar las ojeras y el irreversible paso del tiempo.

Sin embargo, y a pesar de lo disciplinada que sea esta puesta a punto, no te escapas de la mañana en la que te levantas de la cama con esa dichosa espinilla. Lo cierto es que batallar con una piel grasa resulta, en ocasiones, frustrante, pues las mejoras son modestas. Al contrario de lo que se piensa, este tipo de piel no es exclusiva de la adolescencia, pues puede presentarse durante la edad adulta y acompañarte durante toda la vida. Pero no sufras, porque este tipo de textura tiene sus ventajas, como que tardan más en crearse las arrugas.

En cuanto a su tratamiento, lo mejor es tener paciencia y constancia. Existen muchos productos naturales que pueden ser de gran utilidad y que apenas llevan ingredientes dañinos para el organismo. Este es el caso del aceite del árbol de té, una sustancia que, además de hacer lo propio con las espinillas y puntos negros, posee numerosas aplicaciones.

¿Por qué es querido y adorado en la cosmética?

Principalmente, porque se trata de un producto natural que puede tratar problemas tan diversos como la congestión nasal, los sarpullidos, algunas alergias e, incluso, evita la aparición de piojos. Asimismo, posee una intensa acción antiséptica, antibacteriana y antifúngida que elimina las espinillas ya existentes y que evita que se formen otras sin ser demasiado agresivo con la piel. Si eres reticente a aplicarlo directamente, puedes diluirlo con agua y aplicarlo con un algodón dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche.

Pero este no es el único ingrediente del que puedes valerte en tu lucha contra el acné y demás problemas. La madre naturaleza es generosa y entre su vasto imperio, posee verdaderas joyas de la cosmética. Este es el caso del aceite de jojoba, un ingrediente que destaca por ser de rápida absorción y por regular la producción sebácea. Se trata de una sustancia con un gran poder regenerador. Además, posee un alto contenido de vitaminas y minerales.

Otro aceite capaz de regular la producción sebácea es el de avena, un producto con una textura suave que permite una absorción rápida. Y, si además estás buscando un remedio que te permita relajarte, el de lavanda se convertirá en tu aliado en la recuperación de la piel dañada por las marcas de granos.