Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Pocketronic, la primera calculadora portátil

La exposición ‘Arqueología Electrónica. Las Primeras Calculadoras Electrónicas’ puede verse hasta el 30 de octubre en la Escuela Politécnica Superior de Huesca.

La Pocketronic, de Canon, una enorme 'miniaturización' (1969)
La Pocketronic, de Canon, una enorme 'miniaturización' (1969)

En julio del próximo año se cumplirán 50 años desde que Neil Armstrong, en 1969, pisó la luna por primera vez. Esta efemérides coincide con otra, casi desconocida, y es que, a finales de ese mismo año, se anunciaba la primera calculadora electrónica portátil de la historia: la Pocketronic, de Canon, que comercializaba un prototipo experimental de Texas Instruments del año 1966. Aunque pesaba casi 1 kg, se alimentaba mediante 12 baterías recargables y costaba el equivalente a 2.660 dólares de hoy en día, podía sostenerse con una mano y fue un éxito rotundo. Carecía de pantalla numérica y los datos, operandos y resultados se imprimían en una cinta de papel térmico.

Esta enorme ‘miniaturización’ para la época, fue posible gracias a la aparición de los primeros circuitos integrados a Gran Escala de Integración (LSI), que permitían embeber en un solo chip varios miles de transistores. Pocketronic incorporaba tres chips LSI con encapsulamiento cerámico y contactos de oro para realizar las funciones de cálculo, control de teclado y de ‘display'. El ordenador de a bordo del Apollo XI ya se encontraba entonces obsoleto, pues disponía de circuitos integrados de silicio que integraban tan solo... ¡6 componentes!). Comparado con los varios miles de millones que encontramos en la actualidad, puede parecer poco, pero fue una auténtica revolución que daría paso, pocos años después, a toda la microelectrónica que hoy conocemos.

Habría que esperar a 1972 para que apareciera la primera calculadora de bolsillo, de una empresa hoy desaparecida, Busicom. El modelo LE-120, fue posible gracias a la fabricación por Mostek de un chip único que aportaba toda la electrónica necesaria, ‘calculator on a chip’, y a la primera pantalla de segmentos LED.

La gran demanda de calculadoras motivó su fabricación masiva, por millones de unidades, y la reducción radical de precios;también atrajo la inversión y el talento innovador, posibilitando el rápido desarrollo de circuitos integrados cada vez más potentes. Las calculadoras electrónicas a mediados de los años setenta consumían el 95% de los circuitos integrados LSI fabricados en el mundo y fueron los primeros productos de consumo que los incorporaron, dando paso a los ordenadores personales. De hecho el primer chipset con la conocida arquitectura CPU, ROM y RAM, fue también un encargo de Busicom, para flexibilizar sus modelos de calculadoras de escritorio al entonces pequeño e incipiente fabricante de memoria, Intel.

Arqueología Electrónica

Estas y otras muchas calculadoras relevantes de la época, pueden verse, y utilizarse, en la exposición que se muestra hasta el 30 de octubre en la Escuela Politécnica Superior de Huesca: ‘Arqueología Electrónica. Las Primeras Calculadoras Electrónicas’. También incluye aquellas calculadoras mecánicas y electromecánicas que coexistieron con las electrónicas durante un breve tiempo, hasta que fueron bruscamente desplazadas por las más modernas.

Ricardo Aliod Universidad de Zaragoza

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