Saber leer

Demasiadas personas son incapaces de leer y comprender cabalmente un texto.

Saber leer es estar dispuesto a pensar, repensar, criticar...
Saber leer es estar dispuesto a pensar, repensar, criticar...
José Miguel Marco

Bastantes de mis alumnos en la universidad son incapaces de comprender un texto en toda su amplitud: con sus matices, con sus posos ideológicos, con su posible ironía, con sus guiños al lector, con sus mentiras presentadas como verdades, con sus juegos de palabras, con sus respetos a la norma, con sus voluntarias violaciones de esa misma norma, con sus intenciones ocultas, con su propia (in)coherencia como tal texto. Saber leer un texto no es simplemente comprender el significado de las palabras que lo configuran, lo tejen e incluso lo enmadejan. No es ir desvelando la vida oculta de cada palabra: es mucho más. Saber leer no es (solamente) diferenciar surtir de surgir, o adición de adicción, o erguir de erigir... Saber leer lleva su tiempo pero no es un galimatías, ni un laberinto, ni un guirigay, ni un embrollo. Es estar dispuesto a pensar, repensar, criticar, asumir, rechazar, dilucidar y contraatacar. ¿Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres? ¡Ya no hay verdades! Solo hay opiniones, sesgos, ángulos y perspectivas. Saber leer es hoy la única opción que nos queda para defendernos, clamar y lanzar al viento nuestro derecho al pataleo. El ‘pan y fútbol’ jamás fue buen compañero para aprender a leer. Cambian los tiempos y los enemigos se transforman: ‘pan y Fortnite’. Mal vamos. Nos quejamos de que la gente no sabe escribir, pero lo que sucede es que no sabe leer; aún peor, no lee. Como diría el loco: cuando las barbas de tu vecino veas cortar, amanece más temprano.